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jueves, 10 de diciembre de 2009

ANTROPOLOGIA ECONOMICA: TECNOLOGÍA


TECNOLOGÍA

Entendemos por tecnología el proceso social que permite aplicar trabajo a la obtención de los medios de vida. Así, la obtención de recursos del medio serealiza a través de una organización social, de un conocimiento y de unos útiles. Por ejemplo, la simple recolección suele estar asociada a una división sexual del trabajo, el uso de sacos para el transporte y el conocimiento de las especies vegetales, su localización estacional y propiedades. En el extremo contrario, la fabricación de útiles de hierro suele significar la existencia de un cuerpo de especialistas que aplican a menudo un conocimiento esotérico y unas prescripciones rituales a estas actividades (Cf. Eliade, 1956).

En las sociedades de cazadores-recolectores y de agricultores primitivos el inventario de útiles suele ser muy limitado: palos de excavar, arcos y flechas, armas arrojadizas con o sin propulsor, cestos, redes, anzuelos, mazas, molinos de mano, etc. Sin embargo, este limitado inventario material no debe llevarnos a error: el conocimiento sobre el medio es extraordinario.
Las especies vegetales, sus propiedades y ciclos de floración, los animales, sus especies y costumbres, la geografía y el clima local, son objeto de un exhaustivo conocimiento. Si el conocimiento del medio es elaborado, también lo es la manera de obtener de él los recursos necesarios. Este conocimiento “técnico”, instrumental, presenta una serie de características.

En primer lugar, no existe una clara separación entre tecnología y ritual. No solamente el caso de lo herreros comentado hace un momento, sino que las labores agrícolas, la caza de un animal, la construcción de una canoa, están acompañadas de rituales de diferentes tipos. Para Tikopia, Firth (1939:107) distingue los rituales de producción de bienes, de conservación o incremento de recursos, de protección y, finalmente, de destrucción.

En segundo lugar, el saber está relativamente centralizado en personas mayores, las cuales son reconocidas como expertas o sabias. Estas personas transmiten su saber, bien en la experiencia cotidiana, bien en rituales de iniciación, en cuyo caso el conocimiento obtenido debe mantenerse en secreto. En ocasiones, el secreto se extiende a las mismas interpretaciones de canciones o fórmulas (Keen, 1994). En el caso de los baktaman, agricultores de rozas de Nueva Guinea, el conocimiento transmitido a lo varones se extiende por un largo período vital, el tiempo que duran los siete grados que ocupa el proceso iniciático (Barth, 1975). Sin embargo, en ausencia de rituales tan elaborados, el conocimiento necesario para los fines prácticos está ampliamente distribuido entre toda la población. Éste se obtiene mediante la socialización en el grupo de parentesco y en la experiencia diaria.

No existen, en tercer lugar, cofradías u organizaciones que se encarguen de transmitir un saber específico. En el caso de aprendizaje de alguna artesanía o habilidad, se puede recibir instrucción de un artesano experto y recibir un regalo a cambio, aunque no de manera formalizada. Veamos un ejemplo de pescadores malayos (Firth, 1966). Estos pescadores están normalmente capitaneados por un pescador experto que ha aprendido la técnica de un maestro. La pesca sólo es posible con el concurso de este pescador y con la realización de los rituales adecuados (como no nombrar a los peces por su nombre, agradarles con los adornos de las embarcaciones o evitar los días nefandos):

La técnica del experto consiste en hundirse en el agua, con una mano agarrada a la embarcación y escuchar el sonido de los peces. Ninguna red de alzado se lanza al azar, entre otras cosas porque es un pesado trabajo.
Además, la redes están preparadas para pescar determinados tipos de peces, por lo que la prospección es absolutamente necesaria. Estos ruidos son imitados por los expertos cuando hablan de ellos y se dice que se provocados por los movimientos de aletas y colas de los peces pelágicos. El entrenamiento de un experto acaba con un regalo hecho por este a su maestro. El conocimiento, aunque especializado, no es esotérico, y cualquiera puede acceder a él si es aceptado por un maestro.
Por último, señalar que este conocimiento ha sido bautizado recientemente con el nombre de “conocimiento indígena” (Ellen et. al., 2000) y al cual se le atribuyen las siguientes características:

Se trata de un conocimiento “local” (i), no generalizable, oralmente transmitido (ii). Este conocimiento es la consecuencia de la actividad práctica de la vida diaria y está constantemente reforzado por la experiencia, el ensayo-error y el experimento deliberado (iii). Es, por tanto, un conocimiento más empírico-hipotético que teórico en sentido estricto (iv).
La repetición forma parte constituyente de la tradición y por ende de la transmisión de este conocimiento (v). Esta tradición es constantemente renegociada por sus agentes (vi) y es compartida en un grado mucho mayor que otras formas de conocimiento, incluida la ciencia global. Este conocimiento está distribuido de forma fragmentaria, de forma que no ningún individuo lo dispone en su totalidad (viii). El conocimiento indígena es aplicado, en un saber hacer (ix). Por último, este conocimiento es holístico, integrador y situado en el seno de las tradiciones culturales, por lo que separar lo técnico de lo no-técnico, lo racional de lo no-racional es problemático (x).

10 Cf. “Etnografía de la produccion y la circulación. Qunta parte”,Valdés, op. cit.



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