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domingo, 27 de diciembre de 2009

CORRIENTE ANTIAUTORITARIA -24-


 En esta corriente, la clásica contradicción autoridad-libertad se resuelve tomando partido por la libertad, porque sus autores, estando menos preocupados por los métodos y los contenidos  que los de la escuela nueva, centran su interés fundamental en las actitudes del maestro y de la institución pedagógica con respecto al estudiante.

Los autores de esta corriente provienen del campo de la psicoterapia o de las teorías psicoterapéuticas, en concreto, la psicoanalítica y la no-directiva, en donde el paciente goza de un amplio margen de libertad. Esta procedencia genera otra característica: la educación deja de ser un proceso de transmisión de conocimientos y se convierte en una actividad “terapéutica” o al menos preventiva. Ello se acentúa más porque sus autores trabajan con “niños problema”.

A. S. Neill (1883.1973), al experimentar él mismo una educación represiva inglesa siendo pequeño, puso en marcha la experiencia de Summerhill, que algunos la ven como respuesta al sistema capitalista e industrial.

“El principal deber de esta escuela es el de producir esclavos asalariados y obedientes. Yo me paso la vida enseñándoles cosas que no tienen valor alguno. Os enseño grandes divisiones con cifras que representan dinero que puede ser contado. Mi tarea es la de procurar que aprendáis a leer y escribir de manera que paséis a manos de esos grandes maestros, los magnates, que son dueños de la prensa, para que vosotros aceptéis lo que ellos quieran. Aprenderéis a apreciar  el hecho de que un disparo en West End es de mucho más impacto que las condiciones en que se encuentra la clase trabajadora en la India. Mi cometido es el de disciplinaros para obligaros a que me respetéis, porque yo represento la autoridad y porque vosotros os pasaréis la vida obedeciendo a la autoridad. Al llamarme “señor” os estáis preparando para vuestra vida de inferioridad y de servilismo. Si os hablo sobre el imperio, lo hago con la esperanza de que llegaréis a ser buenos patriotas y de que moriréis gustosamente por proteger el gran imperio que está más allá de las paredes que vosotros tenéis siempre a la vista. En resumen, muchachos, de ustedes depende que nuestro sistema de clase capitalista, de ricos y pobres, de explotadores y explotados, continúe hacia un éxito mayor” (Maestros problema, 1975).

Planteado así el problema, Neill continúa: “la educación que la sociedad da a los niños es hija del sistema capitalista y está apoyada por él” ... “cualquier reforma no será más que una componenda en la que la clase será el factor limitante” (Maestros ...).

Según Neill, esta labor de destrucción se realiza a través del autoritarismo y la represión que ejerce la escuela y la familia, y que sirven de apoyo para la esclavitud política, ideológica y económica.

Al igual que en la sociedad, en la escuela se presenta la doble posibilidad de la disciplina o la libertad, de fascismo o la democracia; y como la escuela no puede ser curada radicalmente sin serlo antes la sociedad, lo que hace Neill es crear un modelo alternativo de pequeña sociedad en la cual la educación escape del engranaje del sistema.

La escuela de Summerhill es una escuela libre y se rige a partir de la base de autogobierno. La filosofía básica de Nelly es que, si un muchacho se siente amado y animado para hacer cuanto le place (con tal que no resulte peligroso para él ni molesto para los demás), se convertirá en un adulto más feliz y maduro.

Los principios de Summerhil son la confianza en la naturaleza del niño, la redefinición de la finalidad de la educación, la libertad individual y del grupo, la importancia dada a las emociones, el valor terapéutico de Summerhil y la forma en que la escuela afronta el problema de lo escolar.

Para Neill, el objetivo de la educación es que el niño debe vivir su vida, no la que le programen los padres y educadores; el fin de la vida es encontrar la felicidad y ser capaz de trabajar alegre y positivamente. La finalidad de la educación sería la de enseñar a la gente a cómo vivir, la de capacitar al niño para llevar una vida plena, la de proporcionar a los niños una vida equilibrada, la de preparar a los niños para una vida feliz.

La autorregulación es la síntesis de otros dos: la libertad y el autocontrol; es, al mismo tiempo, una derivación de la confianza de Neill en la naturaleza infantil. Es el niño el único que controla su comportamiento, generando de esta forma una serie de conductas autocontroladas cuya fuente no es sino su propia personalidad librada de toda coacción exterior. “Autorregulación quiere decir, comportarse por voluntad de uno mismo, no en virtud de una fuerza externa; el niño moldeado, por el contrario, carece de voluntad en sí mismo; es una réplica de sus padres” (Hablando sobre Summerhill, 1973). La autorregulación no puede ser enseñada: es un valor que el niño va desarrollando, como una capacidad más de su organismo, cuando se le da la posibilidad de crecer libremente.

Lo normal es que el niño esté rodeado de otros niños y crezca en constante interacción con ellos. El principio fundamental que regula esta vida es la libertad. Neill afirma: “no puede haber libertad si los niños no se sienten completamente libres para gobernar su vida social. Cuando hay un jefe no hay verdadera libertad, y esto se aplica aún más a un jefe benévolo que al autoritario; el niño de espíritu puede rebelarse contra el jefe duro, pero el jefe blando hace al niño impotentemente blando e inseguro de sus verdaderos sentimientos”  (Summerhill, 1974)

Neil cree que la escuela ha atendido solamente las cabezas, menospreciando los corazones de los niños; pues según él “la educación es, primordialmente, un asunto de emociones, sin que esto quiera decir que se intente educar las emociones. Lo menos que se puede hacer es crear un ambiente propicio en el que las emociones se desarrollen y se expresen. La única educación buena que el hogar y la escuela  pueden proporcionar es la de dejar las emociones en libertad” (Corazones, no sólo cabezas en la escuela, 1975).

El camino más rápido para dejar en libertad las emociones es la supresión del miedo; “el miedo debe ser eliminado por completo: el miedo a los adultos, al castigo, a la desaprobación, a Dios ... Lo único que puede prosperar en una atmósfera de miedo es el odio” (Corazones ... ).

Por ello la tarea del maestro es impedir que el niño  adquiera complejos. “Curar no es la función principal del educador. Su misión verdadera es la de educar a las nuevas generaciones, de tal manera que no requieran de cura alguna” (Corazones ...)

Neill despreciaba las asignaturas escolares porque, según él, carecían de valor utilitario; porque el tiempo dedicado a asimilarlas impedía al niño entregarse a actividades que le cautivaban, porque robaba a los niños el derecho de jugar sin descanso. Sostenía que los adultos y los niños aprenden constantemente; que el verdadero interés es espontáneo y hace al niño interesarse por las cosas sin necesidad de coerciones. Pues el nipón educado en una atmósfera de libertad no necesita que ningún maestro le diga lo que debe estudiar. Neill tiene confianza absoluta en  la autorregulación y, además, está convencido de que si se educan las emociones, el intelecto se cuidará sólo; por ello afirma: “cuando la emotividad es libre, el intelecto actúa por cuenta propia, y un niño que es libre emocionalmente, sabe escoger y escoge el tipo de estudio que a él más le conviene o le interesa” (Corazones ...)

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