La inducción es una generalización, por la cual se hace extensivo a una clase de objetos lo que se observó en un individuo o en algunos casos particulares. La filosofía clásica distingue cierta inducción rigurosa, llamada aristotélica, que reconoce ciertas características a los fenómenos observados (en principio, la totalidad de los casos), generalizándolos o resumiéndolos en una ley, y la inducción amplificadora (erróneamente denominada baconiana) o experimental, que, partiendo de un número determinado de hechos observados, generaliza aplicándolos a un número infinito de hechos posibles.
Aristóteles proporcionó un concepto suficientemente preciso de la inducción y lo introdujo como vocablo técnico para designar un determinado proceso de razonamiento, aunque no le dio un tratamiento único.
Sexto Empírico partió de la distinción entre inducción incompleta e inducción completa. La "completa" consiste en la observación de todos los casos particulares; no es un raciocinio, sino una enumeración. La inducción es matemática, pues, la conclusión de que una cierta fórmula, válida para n, vale asimismo para n + 1, se demuestra partiendo de la índole de la fórmula con el mismo rigor deductivo con que se prueba que vale para un número determinado; por tanto, en realidad es una deducción.
Mientras la deducción concluye lo particular de lo universal, o de la esencia de un objeto sus propiedades necesarias, la inducción intenta obtener (de los casos particulares observados) una ley general válida también para los no observados. Por ejemplo, una persona que ve a un mal estudiante de determinado centro educativo, "induciría" que todos los estudiantes de ese centro son malos estudiantes.
La verdadera inducción es la incompleta, que, de un número relativamente corto de casos observados saca una conclusión respecto a todos los casos semejantes. Este raciocinio encuentra su justificación en el principio de razón suficiente, el cual, excluyendo la casual semejanza de los casos sometidos a observación metódica, exige, en las condiciones observadas, cierta necesidad por parte del proceso estudiado.
Ahora bien, si éste es necesario en las condiciones dadas, se verificará siempre que se den condiciones semejantes. La inducción engendra auténtica certeza, aunque, evidentemente, no es absoluta, es certeza hipotética.
Francis Bacon (1561-1625) planteó con insistencia la cuestión del tipo de enumeración que debía considerarse como propio del proceso inductivo científico. Afirmó que "el hombre, ministro e intérprete de la naturaleza, hace y entiende en la medida en que haya observado el orden de la naturaleza, mediante la observación de la cosa o con la actividad de la mente" (Novum Organon). Entiende por método no sólo el retorno a la experiencia sino también el progreso positivo del pensamiento y las precauciones para poseerlo. "La verdad, escribe, sobrevive más fácilmente al error que a la confusión".
Entendió que la investigación no puede partir de la percepción de lo particular sino más bien "de las generalidades confusas del sentido común" para observar los casos particulares y volver en lo posible a otra generalidad, pero racional y ordenada. "Lejos de oponer inducción y deducción, que juegan un papel esencial en el método experimental", declara que "toda filosofía natural sólida y fructuosa emplea una doble escalera, a saber, la escalera ascendente y la escalera descendente; una que sube de la experiencia a los axiomas (principios), otra que desciende de los axiomas a los nuevos inventos" (Novum Organum).
Observando que en las ciencias se llega a formular proposiciones de carácter universal, partiendo de enumeraciones incompletas, en sus tablas de presencia y ausencia, formuló una serie de condiciones que permiten establecer inducciones legítimas. Denominó tablas a las coordinaciones de las instancias, esto es, de los conceptos particulares de un fenómeno y distinguió las tablas de:
a. Presencia, casos en que se presenta un fenómeno particular;
b. Ausencia, casos en que dicho fenómeno no se presenta;
c. Grados o comparativas, las diferentes maneras en que el fenómeno puede manifestarse en contextos diferentes; y, por último,
d. Las tablas exclusivas, las tablas ofrecen el esquema de toda investigación experimental (Novum Organum).
Bacon no fue un científico, sino un profeta que propagó la idea de una ciencia experimental y previó e inspiró la revolución industrial.
Se alega que no es justo contraponer la inducción baconiana a la inducción aristotélica, pues Aristóteles y autores antiguos y medievales no excluyeron las inducciones basadas en enumeraciones incompletas; sólo distinguieron entre enumeraciones completas y enumeraciones incompletas, agregando que si bien ambas son suficientes para producir inducciones legítimas, sólo las primeras exhiben claramente el mecanismo lógico del proceso inductivo.
La inducción no es un razonamiento riguroso (a diferencia de la deducción), pero es el principio de todos los descubrimientos. En el esquema clásico del método científico, expuesto por Juan Stuart Mill (1806-1873) autor de "Principios de Economía Política", la inducción corresponde al segundo momento de la investigación, o sea que sigue la "observación" y permite el tránsito de ésta a la enunciación de una "ley". El tercer momento de la investigación corresponde a la "verificación" experimental.
El sabio prueba el movimiento del pensamiento avanzando en el conocimiento; pero el filósofo pone en entredicho el valor de la ciencia. El conflicto entre el rigor y la fecundidad se amplía y hace nacer el problema del conocimiento y del valor de la ciencia.
Aún admitiendo la existencia de un punto débil en el descubrimiento científico, Jacques Lefebvre d'êtaples (1455-1536) se pregunta ¿puede considerarse absoluta la separación entre el rigor de la deducción y la fecundidad de la inducción? Según Aristóteles, el silogismo es un razonamiento cuyo término medio juega un papel esencial de mediación, de relación fundamental. Clasifica los objetos según las cualidades esenciales de la naturaleza. El juicio da un contenido de silogismo. Decir: Sócrates es un hombre, todos los hombres son mortales, luego Sócrates es mortal, es reconocer en Sócrates las cualidades de hombre y mortal.
Los razonamientos inductivos no son válidos o inválidos, pues estos términos se aplican a los razonamientos deductivos. Pero puede estimarse como mejores o peores los razonamientos inductivos, según el grado de verosimilitud o probabilidad que sus premisas confieran a sus conclusiones.
Según Franz Kutschera, puede distinguirse tres fases en el proceso de investigación inductiva:
1) El punto de partida es la observación de los fenómenos empíricos, describimos y clasificamos esos fenómenos y reunimos material de observación
2) Sobre la base del material de observación, anticipamos unas generalizaciones; reunimos esas observaciones en hipótesis, que explican los fenómenos.
3) Se exponen varias hipótesis, sin que de momento estén vinculadas entre sí. Pero queremos ponerlas en una conexión sistemática. Así que buscamos una hipótesis de tipo superior, que esté en condiciones de reunir y explicar las hipótesis de tipo inferior. Y así establecemos una teoría. (Teoría de la ciencia, 1972)
Los procedimientos inductivos van de lo particular hacia lo general para descubrir y establecer la ley científica en la siguiente secuencia:
Experimentación
Aristóteles proporcionó un concepto suficientemente preciso de la inducción y lo introdujo como vocablo técnico para designar un determinado proceso de razonamiento, aunque no le dio un tratamiento único.
Sexto Empírico partió de la distinción entre inducción incompleta e inducción completa. La "completa" consiste en la observación de todos los casos particulares; no es un raciocinio, sino una enumeración. La inducción es matemática, pues, la conclusión de que una cierta fórmula, válida para n, vale asimismo para n + 1, se demuestra partiendo de la índole de la fórmula con el mismo rigor deductivo con que se prueba que vale para un número determinado; por tanto, en realidad es una deducción.
Mientras la deducción concluye lo particular de lo universal, o de la esencia de un objeto sus propiedades necesarias, la inducción intenta obtener (de los casos particulares observados) una ley general válida también para los no observados. Por ejemplo, una persona que ve a un mal estudiante de determinado centro educativo, "induciría" que todos los estudiantes de ese centro son malos estudiantes.
La verdadera inducción es la incompleta, que, de un número relativamente corto de casos observados saca una conclusión respecto a todos los casos semejantes. Este raciocinio encuentra su justificación en el principio de razón suficiente, el cual, excluyendo la casual semejanza de los casos sometidos a observación metódica, exige, en las condiciones observadas, cierta necesidad por parte del proceso estudiado.
Ahora bien, si éste es necesario en las condiciones dadas, se verificará siempre que se den condiciones semejantes. La inducción engendra auténtica certeza, aunque, evidentemente, no es absoluta, es certeza hipotética.
Francis Bacon (1561-1625) planteó con insistencia la cuestión del tipo de enumeración que debía considerarse como propio del proceso inductivo científico. Afirmó que "el hombre, ministro e intérprete de la naturaleza, hace y entiende en la medida en que haya observado el orden de la naturaleza, mediante la observación de la cosa o con la actividad de la mente" (Novum Organon). Entiende por método no sólo el retorno a la experiencia sino también el progreso positivo del pensamiento y las precauciones para poseerlo. "La verdad, escribe, sobrevive más fácilmente al error que a la confusión".
Entendió que la investigación no puede partir de la percepción de lo particular sino más bien "de las generalidades confusas del sentido común" para observar los casos particulares y volver en lo posible a otra generalidad, pero racional y ordenada. "Lejos de oponer inducción y deducción, que juegan un papel esencial en el método experimental", declara que "toda filosofía natural sólida y fructuosa emplea una doble escalera, a saber, la escalera ascendente y la escalera descendente; una que sube de la experiencia a los axiomas (principios), otra que desciende de los axiomas a los nuevos inventos" (Novum Organum).
Observando que en las ciencias se llega a formular proposiciones de carácter universal, partiendo de enumeraciones incompletas, en sus tablas de presencia y ausencia, formuló una serie de condiciones que permiten establecer inducciones legítimas. Denominó tablas a las coordinaciones de las instancias, esto es, de los conceptos particulares de un fenómeno y distinguió las tablas de:
a. Presencia, casos en que se presenta un fenómeno particular;
b. Ausencia, casos en que dicho fenómeno no se presenta;
c. Grados o comparativas, las diferentes maneras en que el fenómeno puede manifestarse en contextos diferentes; y, por último,
d. Las tablas exclusivas, las tablas ofrecen el esquema de toda investigación experimental (Novum Organum).
Bacon no fue un científico, sino un profeta que propagó la idea de una ciencia experimental y previó e inspiró la revolución industrial.
Se alega que no es justo contraponer la inducción baconiana a la inducción aristotélica, pues Aristóteles y autores antiguos y medievales no excluyeron las inducciones basadas en enumeraciones incompletas; sólo distinguieron entre enumeraciones completas y enumeraciones incompletas, agregando que si bien ambas son suficientes para producir inducciones legítimas, sólo las primeras exhiben claramente el mecanismo lógico del proceso inductivo.
La inducción no es un razonamiento riguroso (a diferencia de la deducción), pero es el principio de todos los descubrimientos. En el esquema clásico del método científico, expuesto por Juan Stuart Mill (1806-1873) autor de "Principios de Economía Política", la inducción corresponde al segundo momento de la investigación, o sea que sigue la "observación" y permite el tránsito de ésta a la enunciación de una "ley". El tercer momento de la investigación corresponde a la "verificación" experimental.
El sabio prueba el movimiento del pensamiento avanzando en el conocimiento; pero el filósofo pone en entredicho el valor de la ciencia. El conflicto entre el rigor y la fecundidad se amplía y hace nacer el problema del conocimiento y del valor de la ciencia.
Aún admitiendo la existencia de un punto débil en el descubrimiento científico, Jacques Lefebvre d'êtaples (1455-1536) se pregunta ¿puede considerarse absoluta la separación entre el rigor de la deducción y la fecundidad de la inducción? Según Aristóteles, el silogismo es un razonamiento cuyo término medio juega un papel esencial de mediación, de relación fundamental. Clasifica los objetos según las cualidades esenciales de la naturaleza. El juicio da un contenido de silogismo. Decir: Sócrates es un hombre, todos los hombres son mortales, luego Sócrates es mortal, es reconocer en Sócrates las cualidades de hombre y mortal.
Los razonamientos inductivos no son válidos o inválidos, pues estos términos se aplican a los razonamientos deductivos. Pero puede estimarse como mejores o peores los razonamientos inductivos, según el grado de verosimilitud o probabilidad que sus premisas confieran a sus conclusiones.
Según Franz Kutschera, puede distinguirse tres fases en el proceso de investigación inductiva:
1) El punto de partida es la observación de los fenómenos empíricos, describimos y clasificamos esos fenómenos y reunimos material de observación
2) Sobre la base del material de observación, anticipamos unas generalizaciones; reunimos esas observaciones en hipótesis, que explican los fenómenos.
3) Se exponen varias hipótesis, sin que de momento estén vinculadas entre sí. Pero queremos ponerlas en una conexión sistemática. Así que buscamos una hipótesis de tipo superior, que esté en condiciones de reunir y explicar las hipótesis de tipo inferior. Y así establecemos una teoría. (Teoría de la ciencia, 1972)
Los procedimientos inductivos van de lo particular hacia lo general para descubrir y establecer la ley científica en la siguiente secuencia:
Experimentación
Además, debemos recordar los sub-procedimientos analíticos y sintéticos:
1. 1° Los analíticos: a) la división o separación de las partes constitutivas de un todo; b) la clasificación u ordenamiento por clases.
2. 2° Los sintéticos: a) la conclusión o consecuencia lógica de una argumentación; b) el resumen o condensación clara y ordenada de varios conceptos; c) la definición o delimitación breve, clara y completa de un concepto; d) la recapitulación o cierre total o parcial de aspectos fundamentales.
Concluimos este ítem acentuando que sólo de proposiciones puede predicarse la verdad o falsedad, nunca de razonamientos. Similarmente, las propiedades de validez o invalidez sólo pueden pertenecer a razonamientos deductivos, pero nunca a proposiciones. Existe una conexión entre la validez o no validez de un razonamiento y la verdad o falsedad de sus premisas y su conclusión, pero esta conexión no es de ninguna manera simple (Ramón Abarca en La Filosofía: Vida de la universidad, 1997).
Es dentro de este marco que analizaremos la llamada teoría educativa, y observaremos si por lo menos hay algo que resista el análisis, o simplemente son planteamientos que se van formulando y reformulando.
1. 1° Los analíticos: a) la división o separación de las partes constitutivas de un todo; b) la clasificación u ordenamiento por clases.
2. 2° Los sintéticos: a) la conclusión o consecuencia lógica de una argumentación; b) el resumen o condensación clara y ordenada de varios conceptos; c) la definición o delimitación breve, clara y completa de un concepto; d) la recapitulación o cierre total o parcial de aspectos fundamentales.
Concluimos este ítem acentuando que sólo de proposiciones puede predicarse la verdad o falsedad, nunca de razonamientos. Similarmente, las propiedades de validez o invalidez sólo pueden pertenecer a razonamientos deductivos, pero nunca a proposiciones. Existe una conexión entre la validez o no validez de un razonamiento y la verdad o falsedad de sus premisas y su conclusión, pero esta conexión no es de ninguna manera simple (Ramón Abarca en La Filosofía: Vida de la universidad, 1997).
Es dentro de este marco que analizaremos la llamada teoría educativa, y observaremos si por lo menos hay algo que resista el análisis, o simplemente son planteamientos que se van formulando y reformulando.
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