LOS ESENIOS
Si retomamos aquello que es conocido de los Esenios, es notable que Gomorra y Sodoma cuenten entre los lugares donde se establecieron sus colonias. Todos los testimonios que se han podido recoger en la literatura antigua a propósito de los sitios donde habitaron los Esenios han sido, hasta hoy día, copiosamente analizados y examinados. Así se expresa Jean Doresse en su capítulo: "Los Gnósticos y los sectarios de Qoumrân".
Muy poco ha interesado, sin embargo, el hecho de que Qoumrân según una identificación propuesta antaño por F. de Sauley, sería Gomorra. Por otro lado, según el testimonio de Sinesio de Cirene, Dion Crisóstomo, que vivió entre los años 42 y 125, "hace aún en alguna parte el elogio de los Esenios que constituyen toda una bienaventurada ciudad establecida cerca del Mar Muerto en la región media de Palestina, cerca de Sodoma".
Con los cuarenta y cuatro escritos encontrados en una jarra del Alto Egipto, son los manuscritos descubiertos cerca del Mar Muerto los que están a la orden del día entre los buscadores actuales.
En efecto, después de años de trabajo para traducir, clasificar, catalogar, etc., ya no son simplemente artículos de la gran prensa los que hacen mención de esos importantes descubrimientos, sino obras serias que vienen a dar el resultado de los trabajos y comentar esas interesantes búsquedas.
Es sin duda el artículo de Edmund Wilson "The Scrolls from the Dead Sea" (publicado en 1955 en The New Yorker) lo que despertó al gran público sobre ese interesante descubrimiento del Qoumrân.
Los hallazgos hechos en esas cuevas cerca del Mar Muerto, fueron rápidamente tema de grandes conversaciones que interesaron tanto a la gente de la calle como a los hombres de ciencia. Los descubrimientos arqueológicos son siempre fascinantes y atraen muy a menudo un interés considerable fuera inclusive de los especialistas y si esto es valedero en general, lo fue más particularmente aun en lo concerniente a esos famosos manuscritos que conmovieron sobre todo a la opinión cristiana.
Ya la cita de Wilson, sumergía al mundo cristiano en la perplejidad cuando anunciaba: "La ascensión del cristianismo debe ser en fin comprendida en general como un simple episodio de la historia humana, mucho más que ser propagada como un dogma y una revelación divina".
Krister Stendhal que acaba de editar "The Scrolls and the New Testament" (Harper Brothers, New York, 1957) planteó aquella cuestión que todo el mundo reconoce, las grandes similitudes entre el material del Qoumrân y el Nuevo Testamento, pero el modo en que no coinciden los argumentos y contra- argumentos indica que los paralelos en materia de religión tienen significaciones distintas para diferentes personas.
Él menciona igualmente que Wilson toma como símbolo de verdad e integridad a Ernesto Renan1. Siguiendo a Dupont-Sommer, se refiere a la famosa sentencia de Renan según la cual "la cristiandad es un Esenismo que ha triunfado ampliamente". Pero como según Renan es más que dudoso que la Cristiandad tenga una comunicación directa con el Esenismo, resulta que todo eso no es muy claro.
En "Historia del Pueblo de Israel", E. Renan habla de esas diferencias y hace el elogio del legalismo de los Esenios y después continua diciendo "para el Cristianismo, las ideas mesiánicas eran solamente la levadura para hacer subir la pasta. Una vez echado ese fermento, quedaba una Regla de Vida muy superior al Esenismo". Para Renan, la religión era fundamentalmente ética con supertonos religiosos y ese liberalismo ha hecho de él un historiador muy pobre, sobre ese punto (siempre siguiendo la opinión de Stendhal, en su "Introducción").
El gran argumento de los apologistas cristianos es que, para los Esenios, el Mesías debía venir aun, mientras que los Cristianos creían que él había venido ya, que había muerto y subido al cielo. Sin embargo, un estudio más profundo del Nuevo Testamento, revela claramente una actitud, desde los primeros cristianos, que se traduce por la esperanza y la espera: para una gran parte del cristianismo naciente, el Mesías no había venido aún.
El acuerdo es universal para reconocer que los manuscritos del Mar Muerto vienen a acrecentar sustancialmente nuestro conocimiento de la base judía de la Cristiandad. Se acepta ya que la literatura Paulina o Johanita puede ser comprendida justamente por esas bases judías.
Fue siempre reconocido que el Cristianismo emergió del Judaísmo y para la primera Iglesia, eso no era solamente un hecho histórico, sino una verdad teológica.
Muy significativo es el hecho de que el Nuevo Testamento no menciona el término Cristianismo. Esto se produce solamente en el segundo siglo (Ignatius), pero es cierto que aquellos que escribieron el Nuevo Testamento no sentían ninguna necesidad para tal abstracción.
Durante más de cincuenta años, el término "escatología" fue la palabra clave en los estudios bíblicos. Alberto Schweitzer se ha convertido en el símbolo para esa nueva forma de estudio, aunque la reorientación fue aportada más de una década antes por Jh. Weiss (Die Predigt Jesu von Reichte Gotte, 1892)2.
Pero, el descubrimiento de los rollos del Qoumrâm trajo una nueva luz a esas cuestiones. Estamos ahora, por primera vez, en condiciones de comparar la espera mesiánica de la secta judía llamada los Cristianos con la de otra otra secta judía, ya en escena en los tiempos de Jesús.
El término secta es empleado aquí a propósito, pero Josefo presenta a los Fariseos, Saduceos y Esenios como filosofías. Sin embargo, la estructura de los Fariseos y Saduceos difiere de la de los Esenios; los primeros pueden ser comprendidos como "partidos", ya que a pesar de sus diferencias de opinión ellos tendían a influir en la vida de los judíos. No había nada en la adhesión a esos partidos que diera a pensar en una significación teológica o escatológica. Por el contrario, eso era precisamente lo que pasaba entre los Esenios. Ellos no formaban un partido, sino una Comunidad del Nuevo Contrato, por la iniciación y la obediencia ellos eran los Elegidos. Es bajo esta forma que se encuentra la importancia de distinguir a la Comunidad Esenia como secta, pero muy superior a los partidos de Fariseos y Saduceos.
Desde entonces, una vez bien puesta esa distinción en el espíritu, es fácil, para cualquier lector del Nuevo Testamento, reconocer que la iglesia primitiva (cristiana) debe ser mirada como secta. Hay que señalar que los Cristianos se nombraban a si mismos, también, los Elegidos y que su bautismo era considerado como un acto iniciático.
El Serek ha-yahad (Manual de Disciplina, en el conjunto del Qoumrán) contiene dos columnas de reglamentos para la "disciplina en la iglesia" y demuestra que no se trata de una simple disciplina por razones educativas solamente. El castigo es descrito en términos de "exclusión de la Pureza" y, por eso mismo, exclusión de la comida en común. Las comidas no son arbitrariamente escogidas como el punto focal de la Santidad de la secta, sino como la anticipación del Banquete Mesiánico y por ese hecho aquel que no es digno es, en consecuencia, excluido del banquete como es al mismo tiempo excluido de su contraparte en la Comunidad.
El hecho simplemente de mentir, por ejemplo, excluye similarmente de la Pureza, por un año, a semejante pecador, y lo priva de un cuarto de su ración alimenticia cotidiana.
Llegado a ese punto, es tentador plantear la vieja cuestión a propósito de la significación de la palabra griega epiousios que se encuentra detrás de la traducción de la plegaria "Padrenuestro" (Pater noster): "danos hoy nuestro pan cotidiano". El Evangelio apócrifo a los Hebreos dice: "danos hoy nuestro pan para mañana", forma que está mucho más de acuerdo con la significación precisa de la palabra griega y puede ser sustentada así por la única demanda, en griego secular, donde ha sido encontrada (la ración concedida para el día siguiente).
Sin embargo, el texto de la plegaria "Padrenuestro" es fuertemente escatológico. Se trata fundamentalmente de una plegaria para la venida del Reino y la liberación del demonio de la impureza. En tal sitio original y a la luz de una estructura de anticipación del Qoumrâm, una plegaria por la participación de la comida paradisíaca, confiere inmediatamente un sentido perfecto a "Danos hoy nuestro pan para mañana".
En lo concerniente a Jesús, la cuestión no es tanto saber si él intentó ser un Educador, un Rabino (un Maestro) para el movimiento religioso en marcha en la época, o si él mismo creía ser el Mesías, el Hijo de Dios. Las dos alternativas reales están, desde ahora, totalmente en el marco de la Promesa y del Advenimiento. ¿Fue o no fue el Mesías o solamente el anunciador, el profeta que viene a anunciar que el Reino se encuentra al alcance de la mano? Es a la luz de esa alternativa que las ideas mesiánicas de los textos del Qoumrân, devienen en paralelos muy significativos.
En el "Comentario de Habakkuk" (pesher) (VII, i f.). El Maestro de la Rectitud parece ser el fundador de la secta del Qoumrân. El fue ciertamente mucho más que un Educador, era quien había recibido la autoridad para revelar "la fase final del Fin que no fue dada al mismo profeta Habakkuk".
La publicación de ciertos fragmentos de la Cueva IV, ha hecho resaltar claramente que ese Maestro, nombrado "el Intérprete de la Ley" en el Documento Damasco, (VI-7, VII-18) puede ser identificado con el Mesías sacerdotal que debe elevarse en los últimos días.
J. M. Allegro (en Further Messianic References in Qoumrân Literature) asegura que hay una posibilidad de que "el Intérprete de la Ley" sea identificado con el Profeta que debe venir con los dos Mesías. Así mismo, él permanece como una "figura mesiánica".
A pesar de todo ello, el carácter mesiánico de la Comunidad del Qoumrân es flagrante. Son ellos mismos los que deben recibir a los dos Mesías y al Profeta Mesiánico. Y K. Stendahl3 concluye: "Así pues, puesto que nosotros encontramos que los Mesías todavía están por venir, la secta del Qoumrân debe ser nombrada una comunidad mesiánica en un sentido mucho más específico de lo que al Judaísmo en general, se lo podría llamar también mesiánico. Los acontecimientos mesiánicos comienzan en forma de anticipación, la Comunidad es una manifestación del Nuevo-Contrato de la Edad por venir. El Maestro de la Rectitud no existía aun, pero debía volver a venir como un Mesías".
Sabíamos por las descripciones de Josefo y de Filón, que los Esenios tenían doctrinas secretas, pero ni E. Renan, quien tomó la posición de que el Cristianismo había nacido del Esenismo, ni Eduardo Schuré quien en los Grandes Iniciados sostiene la tesis de que Jesús fue iniciado por los Esenios, podían tener pruebas tangibles de lo que decían. En efecto, ellos ignoraban en su época, la existencia de esos textos reveladores encontrados hace solamente tres años.
Oscar Cullmann4 en su libro sobre los Pseudo-Clementinos, escritos judeocristianos cuyos elementos más antiguos (el "Kerygmata Petrou" preservan un material de una Cristiandad judía primitiva, defiende la tesis de que existe sobre el eje del Judaísmo, una especie de Gnosticismo Judío, que juzgado exteriormente debe ser considerado como la cuna del primer cristianismo.
La evolución que se supone generalmente, de un estrecho cristianismo judaico hacia un cristianismo helenístico universal, es un esquema artificial, que no corresponde en nada a la realidad histórica. Las dos tendencias existían en la iglesia primitiva y la historia del Cristianismo primitivo es la historia del inter-juego de esas dos tendencias, presentadas juntas desde los inicios en la iglesia Palestina. Según Cullmann, la cristiandad Palestina habría podido extraer elementos Helenísticos que habrían traspasado las fronteras nacionales del Judaísmo y esto era conocido mucho antes del descubrimiento de los nuevos textos. Pero, al presente, tenemos una confirmación clara y precisa. Ese autor agradece sobre todo a M. Lidzbarski quien hacia 1920 publicó sus trabajos sobre el re-descubrimiento de los textos llamados Mandeos y que nos hacen conocer un movimiento bautista Pre-Cristiano, que salió de Palestina y Siria, llegando a influir tanto a los discípulos de Juan Bautista como a los de Jesús. Además debía haber un lazo entre los primeros cristianos y la tardía literatura judía de Enoch.
Las críticas contra el Templo expresadas por Jesús en los Sinópticos (citadas por Juan en una forma aún más fuerte) corresponden a la actitud de los Esenios contra el Templo Judío, sobre todo en lo que concierne a los sacrificios. Escribe Filón, en Quod omnis probus liber. § 75, que los Esenios rechazaban los sacrificios de animales. Según un pasaje de los textos de Josefo (Ant. 18, 1, 5), enviaban dones al Templo pero no participaban ellos mismos en las ceremonias.
En fin, si los Esenios no están mencionados en el Nuevo Testamento, es precisamente por el hecho de sus estrechos contactos con los primeros cristianos y por eso mismo los discípulos de Jesús no tenían que combatirlos como a los Fariseos y Saduceos, mencionados numerosas veces. Es posible concebir que el Pensamiento Esenio, como la práctica, hayan entrado al inicio de la Cristiandad por intermedio de Juan Bautista. Sabemos ya por el Evangelio de Juan que los primeros discípulos de Jesús fueron en primer lugar discípulos de Juan Bautista. El mismo Jesús se presenta como siendo ante todo un discípulo de ese Bautista Juan (Mateo, XI: 11, 13, 14).
Saber que ha existido un lazo entre los Esenios y los discípulos de Juan, es saber al mismo tiempo que había un lazo entre los Esenios y los discípulos de Jesús. En el Evangelio de Lucas, leemos que Juan vivía en el desierto de Judá antes de comenzar a bautizar. Ese desierto estaba justamente en el lugar en el cual los Esenios tenían sus claustros y sus cuevas. Es imposible pensar que Juan pudo vivir ahí sin entrar en contacto con la Comunidad de los Esenios. Asimismo aun si no hubiese sido un miembro, debió por lo menos estar influenciado por ellos, aunque hubiera sido para fundar un movimiento mesiánico independiente. Por otra parte es preciso saber que Juan nació de una familia de sacerdotes. Cuando se sabe de la importancia de esa clase entre los Esenios y sobre todo del sistema de vida, se está en derecho de preguntar si Juan no habrá nacido simplemente, en el mismo seno del Esenismo, siendo inclusive hijo de miembros de la Comunidad.
R. Bultmann (en Die Bedeutung der neuerschlossenen mandaischen und manichaischen Quellen für das Verstandnis des Johannes-Evangeliums) expone que en muchos casos es fácil explicar la influencia indirecta del Esenismo en los inicios del Cristianismo. Para concluir, es preciso dar énfasis a un punto que puede devenir importante cuando se plantea otro: el de los contactos quizás más directos entre los Esenios y los Cristianos. Por un lado, hay un interés particular en el cuarto Evangelio, en Juan Bautista y su secta y, por otro lado, está el paralelismo entre esas concepciones y las de los Mandeos. Así, ese Evangelio es, posiblemente, un lazo en la secuencia: Qoumrân-Juan Bautista-primeros cristianos.
* * *
Durante nuestro viaje a Siria y Líbano estuvimos muy ansiosos por encontrar huellas o vestigios del Esenismo. En Damasco, aquello que animó nuestro interés, más que la gran Mezquita, fue las cuevas donde los primeros cristianos se reunían alrededor de Pablo.
F. A. Schilling ("Why did Paul go to Damascus?") en la "Revista Teológica Anglicana" (1934) hace resaltar que los Esenios se habían instalado en Damasco y que el mismo Pablo, después de su conversión, permaneció allí igualmente. Uno se pregunta si él no fue miembro también de la célebre secta.
Personalmente pensamos que los discípulos de Jesús, como los de Juan, fueron todos más o menos Esenios primeramente y que ellos no vieron ninguna objeción en predicar la nueva religión cristiana, creyeron en los principios universales de ese nuevo exoterismo esenio y permanecieron al mismo tiempo como adherentes a la doctrina esotérica.
Para Cullmann (en su artículo Los inicios de la Cristiandad) parece muy probable que se haya establecido un puente entre los Esenios y los primeros cristianos, por los Helenistas, que están mencionados en el Libro de los Hechos. Estos pertenecerían a la Iglesia original Palestina y fueron el resultado de la Diáspora. Ellos fueron, según este autor, los verdaderos fundadores de las misiones cristianas y fueron ellos aun quienes habrían comenzado a predicar el Evangelio en Samaria. La universalidad no fue introducida por Pablo primeramente, sino por los Helenistas y todo esto mucho antes del Apóstol. Los Helenistas, como los Esenios, rechazaban el culto del Templo y esa es la razón por la que fueron tempranamente expulsados de Jerusalén.
Según los Hechos, VI: 1, los "Helenistas" eran considerados simplemente como judíos que hablaban griego, mientras que los "Hebreos" eran judíos que hablaban arameo. Sin embargo, no hay otros documentos como prueba sobre la significación exacta de esa palabra. La palabra griega, de la cual se deriva "helenistas" (hellenizein), no quiere decir "hablar griego" sino "vivir según la manera griega". Además no está mencionado tampoco que ellos vengan de la Diáspora. Sea como sea, no se puede probar que el término "hebreos" se refiera al lenguaje hablado por las gentes designadas por esa palabra. Incluso se plantea la cuestión de saber si los Helenistas no serían judíos que se diferenciaban del Judaísmo oficial, mostrando tendencias más o menos esotéricas, de un origen sincrético.
En "The Early Church" (1956), Cullmann demuestra que el Evangelio de Juan estaba particularmente interesado en esos Helenistas y su trabajo de misioneros, pioneros en Samaria. En efecto, ese Evangelio ha emprendido la rehabilitación de los Helenistas. En el Evangelio de Juan (IV-38) Jesús dice que no son los Apóstoles sino otros "quienes comenzaron la misión en Samaria" y que entonces los Apóstoles solamente"entraron en" el resultado de su trabajo. Esto corresponde exactamente al relato de los Hechos VIII. Ese pasaje cuenta como la Misión en Samaria fue inaugurada por los Helenistas, especialmente por Felipe, uno de los SIETE (septenario que, entre los Helenistas, probablemente jugó el papel que los DOCE en la otra porción de la Comunidad).
Se ha notado que entre la Literatura de los primeros Cristianos, es justamente el Evangelio de Juan el que muestra la más estrecha relación con los textos del Qoumrân. K. G. Kuhn llegó a esa conclusión inmediatamente después de los primeros descubrimientos hechos cerca del Mar Muerto (Die in Palastina gefundenen hebraischen Texte und das Neue Testament, 1950).
H. Odeberg (The Fourth Gospel, 1929) había ya concluido en la relación entre los cuatro Evangelios y las Escrituras Esotéricas Judías, como por ejemplo las Odas de Salomón y los textos rabínicos de carácter místico.
Se puede concluir que, primeramente, hay relación entre los cuatro Evangelios y los Helenistas. En segundo lugar, una relación entre los cuatro Evangelios y la secta del Qoumrân.
Terminando su artículo sobre la "Significación de los textos del Qoumrân" (en el Diario de la Literatura Bíblica, 1955) O. Cullmann, asegura que no es suficiente que la Secta del Qoumrân tenga un Maestro de la Rectitud y escribe sobre el Espíritu: el Maestro y el Espíritu no dominan todo el pensamiento y la vida de la comunidad, como Jesús y el Espíritu que es dado a aquellos que creen en Él, dominan al Cristianismo. Ese impulso dinámico falta en la secta del Qoumrân, dice él, y es por esto que los Esenios han cesado de existir después de la guerra judía del año 70, mientras que el Cristianismo puede sobrevivir a esta crisis y a partir de ahí, extenderse sobre el mundo.
Ese autor habla no tanto de la desaparición de la secta del Qoumrân, sino más bien de su absorción en los Gnósticos judeocristianos, que fueron conocidos también como Pseudo-Clementinos.
Algunos han creído que los Esenios del Qoumrân se convirtieron en los Ebionitas pero, es mucho más probable que la Comunidad se haya dispersado y haya sido absorbida por los grupos judeocristianos del distrito Este del Jordán, degenerando poco a poco, para no formar más que una secta judía abierta a toda clase de influencias sincréticas.
Personalmente hemos constatado a menudo que reina una gran confusión a propósito de los Esenios, considerados casi siempre como una simple y pequeña secta judía, la cual no es, en realidad, sino el resto de esa famosa Comunidad que existía antes como Orden Iniciática. Por supuesto, su enseñanza esotérica ha debido perpetuarse en otros grupos. Todo ese problema nos es conocido por haberlo estudiado ya en nuestra serie de los "Grandes Mensajes", en particular en el Libro III, además de las menciones que ya hemos hecho igualmente en esta serie de "Propósitos". Es evidente que se poseen pocas huellas históricas sobre el origen mismo de los Esenios, sobre todo en tanto que vehículo de la Augusta Gran Fraternidad Universal. Como Preservadora de la Tradición (Orden Iniciática) se encuentran algunas marcas de su Misión Esotérica, pero para los Doctos Oficiales eso no es suficiente. Algunos han definido el Esenismo como una fusión de Budismo y Mazdeismo que contaba como fundador al Venerable Elkesai que quizás no era sino un jefe de la Comunidad en una cierta época. Todo ello es dar una forma bien tardía a los Esenios que por su nombre siríaco eran entonces los Aschaim.
"Aschai" es aquel "que bautiza" y entre esos "bautistas" viene al espíritu inmediatamente Juan-el-Bautista.
Ese asceta fue sin duda, en esa época, el Maestro de una comunidad esenia, aunque su género de vida parece indicar que él ya era independiente, al mismo título que más tarde Jesús, después de haber sido educado en un Santuario, "se nazareanizó" para llegar a estar, cual un "sannyassi" de la India, sin bienes y sin ataduras, ni siquiera con su Comunidad de Hermanos (ver en la Biblia, Números VI: de 1 a 9 ; Jueces, XIII: de 3 a 5 ; Amós II. 11 y otras citas para el Nazareato).
El "Nazarith" es un poco como el "Saddhu" en Oriente, es el Santo Hombre, que se emancipa de su clan. Los Esenios tenían así "Misionados" que se desataban de la Orden para ir a enseñar, profetizar, curar... Esa independencia no estaba en oposición a la Orden, sino que era simplemente un desate, una liberación de las disciplinas, de las obligaciones y las responsabilidades.
Nazareanizarse era pues alejarse de la comunidad de los Nazarenos sin por ello desatarse de sus principios; quizás era, al contrario, acercarse mucho más aun a la meta real del Nazarith (nazar = dedicado a Dios) que era justamente el abandonarlo todo para acercarse mejor a Dios.
Es en ese sentido también que Juan Bautista se aislaba en el desierto, con el fin de estar más cerca de la naturaleza y más cerca pues de lo Divino. Se pretende que él se alimentaba del insecto langosta y de la miel de las abejas. Sería preciso saber que la palabra fue mal interpretada, ya que en realidad se trataba del árbol-langosta, que es en realidad el algarrobo (de la familia de las Leguminosae), del árabe "kharrûbah", bien conocido en la cuenca mediterránea. Puesto que se trataba de los granos de ese árbol, uno se pregunta por qué no ha sido traducido por "desgrano" puesto que un pasaje del hijo pródigo relatado por San Lucas (Cáp. XV, vers. 16) dice: "El hubiera querido saciarse de las algarrobas que comían los cerdos, pero nadie se las daba".
En tanto que Esenio, Juan Bautista ciertamente no debía absorber carne animal; sin embargo en un interesante estudio sueco, Bo Reicke, discute ese aspecto igualmente: "Nytt ljus over Johannes doparens forkunnelse". Las langostas están clasificadas entre los alimentos propios (limpios), en la Biblia (Levítico XI -21).
El Ministerio de San Juan Bautista se ejercía en la parte salvaje de Judea, cerca de las montañas desoladas sobre la rivera oeste del Mar Muerto. ¿Qué hacia él en ese lugar? Es según su mismo testimonio que uno encuentra en el Evangelio de Juan (I-23) la respuesta: "Yo soy la vía* de aquel que grita en el desierto". "Allanad el camino del Señor".
Sepamos, no obstante, que ese territorio definido como "el desierto" de Judea está justamente ocupado por una serie de cuevas de donde provienen precisamente los famosos manuscritos del Mar Muerto, mejor conocidos como los rollos de Qoumrân, según el nombre del precipicio que corta transversalmente las secciones de los acantilados. Es ahí donde vivieron los Esenios, en cuevas (algunos vivían en tiendas y se trasladaban) y es en ese lugar también donde tenían un edificio al cual iban para estudiar, dar culto, meditar, bañarse, comer y vivir en pequeñas colectividades. (Un Santuario sobre las bases de los "Ashrams" en la India).
Su "Manual de Disciplina" traído a la luz por el descubrimiento de los famosos pergaminos, da la razón de aquello.
"Ellos se separarán de las aglomeraciones de los hombres perversos para ir a los sitios solitarios para preparar el camino del Señor, como está escrito: En la soledad preparad el camino del Señor. Nivelad en el desierto una gran ruta para nuestro Dios".
En el Serek ha-yahad (VIII: 13-16) está dicho que eso significa que es preciso estudiar la Ley que Él ha mandado a través de Moisés, así como todo aquello que ha sido revelado tiempo tras tiempo, de acuerdo con lo que los profetas han revelado por Su Espíritu Santo.
El señor Delcor en Diversas maneras de escribir el Tetragrama sagrado en los antiguos documentos hebraicos (1955, pág. 145-173) explica: "Para el escriba de ese documento, ni siquiera la palabra "Señor" podía ser escrita por Yahweh (corrupción que se da hoy día, a menudo, con el término Jehovah). En efecto, hay cuatro puntitos en lugar de las cuatro letras del Nombre Inefable. En la línea superior del manuscrito, en las marcas indirectas, existe una mención de sustituir por: H U H A".
Personalmente, hemos atraído la atención varias veces sobre esa imposibilidad de traducir palabras de lenguas-madre. Además, hemos analizado la manera de escribir ese Nombre Divino. El Tetragrama Sagrado: Yod-Hé-Vaw-Hé que se escribe a menudo Iévé latinizando el vocablo, es evidentemente tan inexacto como Yahweh, pues las cuatro letras hebraicas tienen una definición muy particular así como un valor excepcional. Se sabe ya que el Yod puede ser invariablemente comprendido como "i", "j", o "y"; en cuanto al Hé, corresponde tanto a la letra "e" como a la "h". El "Vaw" hebreo sustituye fácilmente al "o", o bien a "v", o aun a "w", aunque puede traducirse igualmente por "u", puesto que es considerado como la letra plástica por excelencia asimilable pues a nuestras vocales (el alfabeto hebraico está compuesto de 22 letras, todas consonantes).
Por otra parte hemos estudiado también el mecanismo que hace de Yod, la décima letra, una substitución esotérica del 'Aleph', primera letra.
Es eso lo que ha dado nacimiento al principio varonil "Yod" (transformado en "aleph"), ADAM y al principio femenino (Hé-Vaw-Hé) EVA. Es aquí que el nombre Divino: I E V E (Yod-hé-vaw-hé) toma todo su valor en la manifestación de esta primera cultura humana.
En cuanto a HUHA, o más bien AHUH (Aleph-Hé-Vaw-Hé en el sentido de la lectura en hebreo), es pues otro fenómeno esotérico por el mecanismo de la sustitución de Yod en 'A' y de Vaw, con el valor de la letra 'u'. Quedando el Hé con su valor, en su aceptación ordinaria, de "h", por las razones ya explicadas en nuestro Folleto No.II de esta serie de "Propósitos". Comentamos igualmente con amplitud esta cuestión en el número XIV en el cual hacemos sitio también a las explicaciones sobre la importante cuestión del desierto.
C. H. Kraeling (en "John the Baptist", 1951) explica que Juan Bautista creía igualmente que el camino debía ser preparado en el desierto y que el Mesías haría su aparición ahí. De todas maneras, él se sorprende de cómo ha podido vivir y por quién podía ser asistido o quién velaba sobre él... Ese prominente escolástico americano, ve ese detalle como "intrínsecamente improbable" y supone más bien que ese pasaje de las Escrituras (Luc. I: 80) ha servido ampliamente para reemplazar un "blanco" en un período de la vida de Juan Bautista.
Por nuestra parte, podríamos fácilmente aceptar que Juan recibió la hospitalidad precisamente de los Esenios (si no fue miembro activo, directamente), así como Jesús, en el período del cual no se hace mención en las Escrituras. Nosotros nos inclinaríamos a pensar que desde la edad de 12 años (última época mencionada en la vida de Cristo-Niño) hasta la edad de 30 años (época en la cual Jesús se presentó en el Jordán), Jesús habría vivido en un Santuario Esenio en el que recorrió como Nazareno las diversas regiones en las cuales se encontraban los Colegios Iniciáticos (existen huellas de su paso en Asia Central).
Josefo, el antiguo historiador judío, describe al principal grupo de los Esenios "desdeñan el matrimonio, pero adoptan a los hijos de los otros hombres considerándolos como su propia progenitura y los modelan según sus propios principios".
Sabemos por otra parte que existían Esenios casados y H. L. Ginsberg parece mencionar que los Esenios, solteros o no, pertenecían a la misma sociedad.
Es pues muy probable que, si Juan Bautista no era, incluso, producto de un matrimonio de Esenios, fue en todo caso educado y criado en una Comunidad que les pertenecía.
W. H. Brownlee5 en John the Baptist in the New Light of Ancient Scrolls, se inclina igualmente en ese sentido, con otros numerosos investigadores.
Él sustancialmente escribe: "No sabemos lo que ha podido decidir a sus padres a enviarlo entre los Esenios. Es posible que ellos mismos, aunque sin ser Esenios, hayan sido sin embargo simpatizantes, o incluso que, muertos los padres, el niño fuera adoptado por los Esenios. De todas maneras esa existencia entre los Esenios llenó un vacío inexplicable en la vida de Juan Bautista y se explicaría muy bien en particular por la forma de enseñanza por la cual optó a continuación".
En los textos del Qumrân, encontrados en la cueva I, el manuscrito presenta a los Esenios atribuyendo un gran lugar a los Sacerdotes. Es posible que Zacarías, el padre de Juan Bautista, pensara que había ahí un buen porvenir para su hijo. En un grupo en el cual se practicaba el celibato, los sacerdotes podrían llegar a ser escasos.
No todos los sacerdotes que oficiaban en Jerusalén eran Saduceos, sino que la religiosidad de algunos de ellos se inclinaba más hacia los Fariseos. Es a ese grupo piadoso que pertenecían Zacarías, Simón y, probablemente, todos aquellos que se convirtieron fácilmente a la fe cristiana.
Los Esenios creían en el arrepentimiento, pero también querían la completa separación de la Sociedad. En sus reuniones no aceptaban ni siquiera extranjeros. Por otro lado, una gran parte de su enseñanza se mantenía secreta y para unirse al grupo se necesitaba un período preparatorio de dos años, antes de la aprobación de la adhesión a la Comunidad.
Por ese hecho, resalta que muy ciertamente ellos se vieron obligados a tener un sistema con una Misión exotérica y de un Orden esotérico.
En realidad, ellos se preparaban mucho más para la llegada del Mesías que para una acción en beneficio de la nación. Recordemos que se trata de una época llamada "negativa": la Era Pisciana (la Edad de los Peces) que se acercaba. Los Colegios Arios (los Templos Iniciáticos de la Edad del Cordero) cerraban poco a poco sus puertas, así como hoy las Escuelas de Acuarius hacen su aparición un poco en todas partes, marcando así la Edad positiva del Acuario, la Nueva Era Acuariana (simbolizada en el Zodíaco por "El Aguador", el signo del Hijo del Hombre).
La atención de Juan Bautista fue atraída por la referencia a la "voz gritando en el desierto". El se fue, pues, de entre los Esenios para convertirse en "esa voz"... Lejos de aislarse, sin embargo, buscó una soledad relativa en la cual pudiera predicar a las gentes. Sus dos centros de actividad fueron: Betania, más allá del Jordán (Juan I: 28) y Aenón cerca de Salim (45 km. al Norte de Betania). Esas dos poblaciones eran puestos de comercio sobre importantes y grandes líneas de comunicación en las orillas del Jordán. Él encontró muchedumbres que iban a Jerusalén y se convirtió rápidamente en popular, como Profeta que anunciaba la llegada de la Edad Mesiánica.
La cuestión del Bautismo es muy debatida por todos los escolásticos que se inclinaban a creer que Juan tomó ese rito de algunos misteriosos cultos orientales.
Hay que señalar, sin embargo, que el bautismo proselitista era practicado en la Sinagoga: era un rito que fue introducido para "lavar" de la mancha que se creía adherida a aquel que no había sido judío previamente. La originalidad de Juan fue que ese rito habría sido aplicado no solamente a los prosélitos sino también a las personas que eran judías de nacimiento. Pero, esto habría implicado que toda la nación era apóstata y pecadora.
Esa importancia del elemento líquido es mencionada ya muchas veces en la Biblia (Levítico XIV: 1-9; XIV: 48-53; Números XIX, etc.).
Los Esenios hacían un uso abundante del agua, para diversas purificaciones, además de baños frecuentes. El Agua Sagrada preparada con cenizas era llamada "el agua para las impurezas" (es un poco el agua empleada en Magia ceremonial) y esa "agua" es mencionada más de una vez en los nuevos hallazgos del Manual de Disciplina Esenio.
Josefo escribía también esta descripción: "Cuando ellos envían a quienes son para dedicar a Dios al Templo, no ofrecen sacrificios, porque ellos mismos tienen muchas más lustraciones puras, es por esa razón también que están excluidos del patio común del Templo, pero ofrecen sus sacrificios divinos ellos mismos" (Antigüedades judías, XVIII: 1-5.).
Joseph M. Baumgarten ha notado que el "sacrificio" de los Esenios parece ser el equivalente de las "lustraciones más puras" y por ello piensa que cuando Josefo emplea el verbo "ofrecer sacrificios", es preciso tomarlo más simplemente como "rendir culto". Los Esenios ven "más puras" sus lustraciones a causa de la Ley que las especifica (Números XIX: 19), lo cual hace que un hombre, propiamente (en el sentido de "hombre puro") sea aquel que es ceremonialmente puro como miembro de su Orden.
Esa purificación por el agua (el agua lustral diríamos nosotros en Magia) está generalizada, con todo el valor que eso comporta. Se encuentra esa práctica en particular en la India, con los "Melas" en los bordes del Ganges y otras reuniones santas cerca de los ríos sagrados como lo hemos mencionado ya en nuestros escritos precedentes, tanto como en la Iglesia Católica actual.
Entre los maravillosos descubrimientos en el Khirbet Qoumrân hay un buen número de cisternas, hermosas y muy bien construidas; algunas están fuera del lugar sagrado, bajo la terraza, pero otras están al interior. Eran alimentadas por un acueducto que conducía el agua de lluvia desde la montaña arriba de la terraza hasta las cisternas en la Santa Comunidad. Los fundamentos de la secta para las abluciones rituales demuestran que la mayoría de aquellas eran utilizadas para los ritos del baño. Se ha podido ver catorce escaleras que descienden hacia el estanque. Se notará inmediatamente que ese es no solamente el múltiplo del número sagrado siete, sino que aun -lo hemos ya estudiado en el Propósito VII- es el símbolo de los elementos en juego en el Emblema de la Rosa y la Cruz (ver la ilustración en nuestro Propósito XIX): los diez círculos que forman el rosetón y los cuatro brazos de la cruz. Hay que notar también que en el Tarot egipcio, el 14 es el Arcano de las Dos-Urnas... Esa doble Ánfora parece precisar bien por una parte el estanque para los baños externos, y el otro, para la purificación interna: hay allí pues, un símbolo esotérico muy poderoso.
Si retomamos aquello que es conocido de los Esenios, es notable que Gomorra y Sodoma cuenten entre los lugares donde se establecieron sus colonias. Todos los testimonios que se han podido recoger en la literatura antigua a propósito de los sitios donde habitaron los Esenios han sido, hasta hoy día, copiosamente analizados y examinados. Así se expresa Jean Doresse en su capítulo: "Los Gnósticos y los sectarios de Qoumrân".
Muy poco ha interesado, sin embargo, el hecho de que Qoumrân según una identificación propuesta antaño por F. de Sauley, sería Gomorra. Por otro lado, según el testimonio de Sinesio de Cirene, Dion Crisóstomo, que vivió entre los años 42 y 125, "hace aún en alguna parte el elogio de los Esenios que constituyen toda una bienaventurada ciudad establecida cerca del Mar Muerto en la región media de Palestina, cerca de Sodoma".
Con los cuarenta y cuatro escritos encontrados en una jarra del Alto Egipto, son los manuscritos descubiertos cerca del Mar Muerto los que están a la orden del día entre los buscadores actuales.
En efecto, después de años de trabajo para traducir, clasificar, catalogar, etc., ya no son simplemente artículos de la gran prensa los que hacen mención de esos importantes descubrimientos, sino obras serias que vienen a dar el resultado de los trabajos y comentar esas interesantes búsquedas.
Es sin duda el artículo de Edmund Wilson "The Scrolls from the Dead Sea" (publicado en 1955 en The New Yorker) lo que despertó al gran público sobre ese interesante descubrimiento del Qoumrân.
Los hallazgos hechos en esas cuevas cerca del Mar Muerto, fueron rápidamente tema de grandes conversaciones que interesaron tanto a la gente de la calle como a los hombres de ciencia. Los descubrimientos arqueológicos son siempre fascinantes y atraen muy a menudo un interés considerable fuera inclusive de los especialistas y si esto es valedero en general, lo fue más particularmente aun en lo concerniente a esos famosos manuscritos que conmovieron sobre todo a la opinión cristiana.
Ya la cita de Wilson, sumergía al mundo cristiano en la perplejidad cuando anunciaba: "La ascensión del cristianismo debe ser en fin comprendida en general como un simple episodio de la historia humana, mucho más que ser propagada como un dogma y una revelación divina".
Krister Stendhal que acaba de editar "The Scrolls and the New Testament" (Harper Brothers, New York, 1957) planteó aquella cuestión que todo el mundo reconoce, las grandes similitudes entre el material del Qoumrân y el Nuevo Testamento, pero el modo en que no coinciden los argumentos y contra- argumentos indica que los paralelos en materia de religión tienen significaciones distintas para diferentes personas.
Él menciona igualmente que Wilson toma como símbolo de verdad e integridad a Ernesto Renan1. Siguiendo a Dupont-Sommer, se refiere a la famosa sentencia de Renan según la cual "la cristiandad es un Esenismo que ha triunfado ampliamente". Pero como según Renan es más que dudoso que la Cristiandad tenga una comunicación directa con el Esenismo, resulta que todo eso no es muy claro.
En "Historia del Pueblo de Israel", E. Renan habla de esas diferencias y hace el elogio del legalismo de los Esenios y después continua diciendo "para el Cristianismo, las ideas mesiánicas eran solamente la levadura para hacer subir la pasta. Una vez echado ese fermento, quedaba una Regla de Vida muy superior al Esenismo". Para Renan, la religión era fundamentalmente ética con supertonos religiosos y ese liberalismo ha hecho de él un historiador muy pobre, sobre ese punto (siempre siguiendo la opinión de Stendhal, en su "Introducción").
El gran argumento de los apologistas cristianos es que, para los Esenios, el Mesías debía venir aun, mientras que los Cristianos creían que él había venido ya, que había muerto y subido al cielo. Sin embargo, un estudio más profundo del Nuevo Testamento, revela claramente una actitud, desde los primeros cristianos, que se traduce por la esperanza y la espera: para una gran parte del cristianismo naciente, el Mesías no había venido aún.
El acuerdo es universal para reconocer que los manuscritos del Mar Muerto vienen a acrecentar sustancialmente nuestro conocimiento de la base judía de la Cristiandad. Se acepta ya que la literatura Paulina o Johanita puede ser comprendida justamente por esas bases judías.
Fue siempre reconocido que el Cristianismo emergió del Judaísmo y para la primera Iglesia, eso no era solamente un hecho histórico, sino una verdad teológica.
Muy significativo es el hecho de que el Nuevo Testamento no menciona el término Cristianismo. Esto se produce solamente en el segundo siglo (Ignatius), pero es cierto que aquellos que escribieron el Nuevo Testamento no sentían ninguna necesidad para tal abstracción.
Durante más de cincuenta años, el término "escatología" fue la palabra clave en los estudios bíblicos. Alberto Schweitzer se ha convertido en el símbolo para esa nueva forma de estudio, aunque la reorientación fue aportada más de una década antes por Jh. Weiss (Die Predigt Jesu von Reichte Gotte, 1892)2.
Pero, el descubrimiento de los rollos del Qoumrâm trajo una nueva luz a esas cuestiones. Estamos ahora, por primera vez, en condiciones de comparar la espera mesiánica de la secta judía llamada los Cristianos con la de otra otra secta judía, ya en escena en los tiempos de Jesús.
El término secta es empleado aquí a propósito, pero Josefo presenta a los Fariseos, Saduceos y Esenios como filosofías. Sin embargo, la estructura de los Fariseos y Saduceos difiere de la de los Esenios; los primeros pueden ser comprendidos como "partidos", ya que a pesar de sus diferencias de opinión ellos tendían a influir en la vida de los judíos. No había nada en la adhesión a esos partidos que diera a pensar en una significación teológica o escatológica. Por el contrario, eso era precisamente lo que pasaba entre los Esenios. Ellos no formaban un partido, sino una Comunidad del Nuevo Contrato, por la iniciación y la obediencia ellos eran los Elegidos. Es bajo esta forma que se encuentra la importancia de distinguir a la Comunidad Esenia como secta, pero muy superior a los partidos de Fariseos y Saduceos.
Desde entonces, una vez bien puesta esa distinción en el espíritu, es fácil, para cualquier lector del Nuevo Testamento, reconocer que la iglesia primitiva (cristiana) debe ser mirada como secta. Hay que señalar que los Cristianos se nombraban a si mismos, también, los Elegidos y que su bautismo era considerado como un acto iniciático.
El Serek ha-yahad (Manual de Disciplina, en el conjunto del Qoumrán) contiene dos columnas de reglamentos para la "disciplina en la iglesia" y demuestra que no se trata de una simple disciplina por razones educativas solamente. El castigo es descrito en términos de "exclusión de la Pureza" y, por eso mismo, exclusión de la comida en común. Las comidas no son arbitrariamente escogidas como el punto focal de la Santidad de la secta, sino como la anticipación del Banquete Mesiánico y por ese hecho aquel que no es digno es, en consecuencia, excluido del banquete como es al mismo tiempo excluido de su contraparte en la Comunidad.
El hecho simplemente de mentir, por ejemplo, excluye similarmente de la Pureza, por un año, a semejante pecador, y lo priva de un cuarto de su ración alimenticia cotidiana.
Llegado a ese punto, es tentador plantear la vieja cuestión a propósito de la significación de la palabra griega epiousios que se encuentra detrás de la traducción de la plegaria "Padrenuestro" (Pater noster): "danos hoy nuestro pan cotidiano". El Evangelio apócrifo a los Hebreos dice: "danos hoy nuestro pan para mañana", forma que está mucho más de acuerdo con la significación precisa de la palabra griega y puede ser sustentada así por la única demanda, en griego secular, donde ha sido encontrada (la ración concedida para el día siguiente).
Sin embargo, el texto de la plegaria "Padrenuestro" es fuertemente escatológico. Se trata fundamentalmente de una plegaria para la venida del Reino y la liberación del demonio de la impureza. En tal sitio original y a la luz de una estructura de anticipación del Qoumrâm, una plegaria por la participación de la comida paradisíaca, confiere inmediatamente un sentido perfecto a "Danos hoy nuestro pan para mañana".
En lo concerniente a Jesús, la cuestión no es tanto saber si él intentó ser un Educador, un Rabino (un Maestro) para el movimiento religioso en marcha en la época, o si él mismo creía ser el Mesías, el Hijo de Dios. Las dos alternativas reales están, desde ahora, totalmente en el marco de la Promesa y del Advenimiento. ¿Fue o no fue el Mesías o solamente el anunciador, el profeta que viene a anunciar que el Reino se encuentra al alcance de la mano? Es a la luz de esa alternativa que las ideas mesiánicas de los textos del Qoumrân, devienen en paralelos muy significativos.
En el "Comentario de Habakkuk" (pesher) (VII, i f.). El Maestro de la Rectitud parece ser el fundador de la secta del Qoumrân. El fue ciertamente mucho más que un Educador, era quien había recibido la autoridad para revelar "la fase final del Fin que no fue dada al mismo profeta Habakkuk".
La publicación de ciertos fragmentos de la Cueva IV, ha hecho resaltar claramente que ese Maestro, nombrado "el Intérprete de la Ley" en el Documento Damasco, (VI-7, VII-18) puede ser identificado con el Mesías sacerdotal que debe elevarse en los últimos días.
J. M. Allegro (en Further Messianic References in Qoumrân Literature) asegura que hay una posibilidad de que "el Intérprete de la Ley" sea identificado con el Profeta que debe venir con los dos Mesías. Así mismo, él permanece como una "figura mesiánica".
A pesar de todo ello, el carácter mesiánico de la Comunidad del Qoumrân es flagrante. Son ellos mismos los que deben recibir a los dos Mesías y al Profeta Mesiánico. Y K. Stendahl3 concluye: "Así pues, puesto que nosotros encontramos que los Mesías todavía están por venir, la secta del Qoumrân debe ser nombrada una comunidad mesiánica en un sentido mucho más específico de lo que al Judaísmo en general, se lo podría llamar también mesiánico. Los acontecimientos mesiánicos comienzan en forma de anticipación, la Comunidad es una manifestación del Nuevo-Contrato de la Edad por venir. El Maestro de la Rectitud no existía aun, pero debía volver a venir como un Mesías".
Sabíamos por las descripciones de Josefo y de Filón, que los Esenios tenían doctrinas secretas, pero ni E. Renan, quien tomó la posición de que el Cristianismo había nacido del Esenismo, ni Eduardo Schuré quien en los Grandes Iniciados sostiene la tesis de que Jesús fue iniciado por los Esenios, podían tener pruebas tangibles de lo que decían. En efecto, ellos ignoraban en su época, la existencia de esos textos reveladores encontrados hace solamente tres años.
Oscar Cullmann4 en su libro sobre los Pseudo-Clementinos, escritos judeocristianos cuyos elementos más antiguos (el "Kerygmata Petrou" preservan un material de una Cristiandad judía primitiva, defiende la tesis de que existe sobre el eje del Judaísmo, una especie de Gnosticismo Judío, que juzgado exteriormente debe ser considerado como la cuna del primer cristianismo.
La evolución que se supone generalmente, de un estrecho cristianismo judaico hacia un cristianismo helenístico universal, es un esquema artificial, que no corresponde en nada a la realidad histórica. Las dos tendencias existían en la iglesia primitiva y la historia del Cristianismo primitivo es la historia del inter-juego de esas dos tendencias, presentadas juntas desde los inicios en la iglesia Palestina. Según Cullmann, la cristiandad Palestina habría podido extraer elementos Helenísticos que habrían traspasado las fronteras nacionales del Judaísmo y esto era conocido mucho antes del descubrimiento de los nuevos textos. Pero, al presente, tenemos una confirmación clara y precisa. Ese autor agradece sobre todo a M. Lidzbarski quien hacia 1920 publicó sus trabajos sobre el re-descubrimiento de los textos llamados Mandeos y que nos hacen conocer un movimiento bautista Pre-Cristiano, que salió de Palestina y Siria, llegando a influir tanto a los discípulos de Juan Bautista como a los de Jesús. Además debía haber un lazo entre los primeros cristianos y la tardía literatura judía de Enoch.
Las críticas contra el Templo expresadas por Jesús en los Sinópticos (citadas por Juan en una forma aún más fuerte) corresponden a la actitud de los Esenios contra el Templo Judío, sobre todo en lo que concierne a los sacrificios. Escribe Filón, en Quod omnis probus liber. § 75, que los Esenios rechazaban los sacrificios de animales. Según un pasaje de los textos de Josefo (Ant. 18, 1, 5), enviaban dones al Templo pero no participaban ellos mismos en las ceremonias.
En fin, si los Esenios no están mencionados en el Nuevo Testamento, es precisamente por el hecho de sus estrechos contactos con los primeros cristianos y por eso mismo los discípulos de Jesús no tenían que combatirlos como a los Fariseos y Saduceos, mencionados numerosas veces. Es posible concebir que el Pensamiento Esenio, como la práctica, hayan entrado al inicio de la Cristiandad por intermedio de Juan Bautista. Sabemos ya por el Evangelio de Juan que los primeros discípulos de Jesús fueron en primer lugar discípulos de Juan Bautista. El mismo Jesús se presenta como siendo ante todo un discípulo de ese Bautista Juan (Mateo, XI: 11, 13, 14).
Saber que ha existido un lazo entre los Esenios y los discípulos de Juan, es saber al mismo tiempo que había un lazo entre los Esenios y los discípulos de Jesús. En el Evangelio de Lucas, leemos que Juan vivía en el desierto de Judá antes de comenzar a bautizar. Ese desierto estaba justamente en el lugar en el cual los Esenios tenían sus claustros y sus cuevas. Es imposible pensar que Juan pudo vivir ahí sin entrar en contacto con la Comunidad de los Esenios. Asimismo aun si no hubiese sido un miembro, debió por lo menos estar influenciado por ellos, aunque hubiera sido para fundar un movimiento mesiánico independiente. Por otra parte es preciso saber que Juan nació de una familia de sacerdotes. Cuando se sabe de la importancia de esa clase entre los Esenios y sobre todo del sistema de vida, se está en derecho de preguntar si Juan no habrá nacido simplemente, en el mismo seno del Esenismo, siendo inclusive hijo de miembros de la Comunidad.
R. Bultmann (en Die Bedeutung der neuerschlossenen mandaischen und manichaischen Quellen für das Verstandnis des Johannes-Evangeliums) expone que en muchos casos es fácil explicar la influencia indirecta del Esenismo en los inicios del Cristianismo. Para concluir, es preciso dar énfasis a un punto que puede devenir importante cuando se plantea otro: el de los contactos quizás más directos entre los Esenios y los Cristianos. Por un lado, hay un interés particular en el cuarto Evangelio, en Juan Bautista y su secta y, por otro lado, está el paralelismo entre esas concepciones y las de los Mandeos. Así, ese Evangelio es, posiblemente, un lazo en la secuencia: Qoumrân-Juan Bautista-primeros cristianos.
* * *
Durante nuestro viaje a Siria y Líbano estuvimos muy ansiosos por encontrar huellas o vestigios del Esenismo. En Damasco, aquello que animó nuestro interés, más que la gran Mezquita, fue las cuevas donde los primeros cristianos se reunían alrededor de Pablo.
F. A. Schilling ("Why did Paul go to Damascus?") en la "Revista Teológica Anglicana" (1934) hace resaltar que los Esenios se habían instalado en Damasco y que el mismo Pablo, después de su conversión, permaneció allí igualmente. Uno se pregunta si él no fue miembro también de la célebre secta.
Personalmente pensamos que los discípulos de Jesús, como los de Juan, fueron todos más o menos Esenios primeramente y que ellos no vieron ninguna objeción en predicar la nueva religión cristiana, creyeron en los principios universales de ese nuevo exoterismo esenio y permanecieron al mismo tiempo como adherentes a la doctrina esotérica.
Para Cullmann (en su artículo Los inicios de la Cristiandad) parece muy probable que se haya establecido un puente entre los Esenios y los primeros cristianos, por los Helenistas, que están mencionados en el Libro de los Hechos. Estos pertenecerían a la Iglesia original Palestina y fueron el resultado de la Diáspora. Ellos fueron, según este autor, los verdaderos fundadores de las misiones cristianas y fueron ellos aun quienes habrían comenzado a predicar el Evangelio en Samaria. La universalidad no fue introducida por Pablo primeramente, sino por los Helenistas y todo esto mucho antes del Apóstol. Los Helenistas, como los Esenios, rechazaban el culto del Templo y esa es la razón por la que fueron tempranamente expulsados de Jerusalén.
Según los Hechos, VI: 1, los "Helenistas" eran considerados simplemente como judíos que hablaban griego, mientras que los "Hebreos" eran judíos que hablaban arameo. Sin embargo, no hay otros documentos como prueba sobre la significación exacta de esa palabra. La palabra griega, de la cual se deriva "helenistas" (hellenizein), no quiere decir "hablar griego" sino "vivir según la manera griega". Además no está mencionado tampoco que ellos vengan de la Diáspora. Sea como sea, no se puede probar que el término "hebreos" se refiera al lenguaje hablado por las gentes designadas por esa palabra. Incluso se plantea la cuestión de saber si los Helenistas no serían judíos que se diferenciaban del Judaísmo oficial, mostrando tendencias más o menos esotéricas, de un origen sincrético.
En "The Early Church" (1956), Cullmann demuestra que el Evangelio de Juan estaba particularmente interesado en esos Helenistas y su trabajo de misioneros, pioneros en Samaria. En efecto, ese Evangelio ha emprendido la rehabilitación de los Helenistas. En el Evangelio de Juan (IV-38) Jesús dice que no son los Apóstoles sino otros "quienes comenzaron la misión en Samaria" y que entonces los Apóstoles solamente"entraron en" el resultado de su trabajo. Esto corresponde exactamente al relato de los Hechos VIII. Ese pasaje cuenta como la Misión en Samaria fue inaugurada por los Helenistas, especialmente por Felipe, uno de los SIETE (septenario que, entre los Helenistas, probablemente jugó el papel que los DOCE en la otra porción de la Comunidad).
Se ha notado que entre la Literatura de los primeros Cristianos, es justamente el Evangelio de Juan el que muestra la más estrecha relación con los textos del Qoumrân. K. G. Kuhn llegó a esa conclusión inmediatamente después de los primeros descubrimientos hechos cerca del Mar Muerto (Die in Palastina gefundenen hebraischen Texte und das Neue Testament, 1950).
H. Odeberg (The Fourth Gospel, 1929) había ya concluido en la relación entre los cuatro Evangelios y las Escrituras Esotéricas Judías, como por ejemplo las Odas de Salomón y los textos rabínicos de carácter místico.
Se puede concluir que, primeramente, hay relación entre los cuatro Evangelios y los Helenistas. En segundo lugar, una relación entre los cuatro Evangelios y la secta del Qoumrân.
Terminando su artículo sobre la "Significación de los textos del Qoumrân" (en el Diario de la Literatura Bíblica, 1955) O. Cullmann, asegura que no es suficiente que la Secta del Qoumrân tenga un Maestro de la Rectitud y escribe sobre el Espíritu: el Maestro y el Espíritu no dominan todo el pensamiento y la vida de la comunidad, como Jesús y el Espíritu que es dado a aquellos que creen en Él, dominan al Cristianismo. Ese impulso dinámico falta en la secta del Qoumrân, dice él, y es por esto que los Esenios han cesado de existir después de la guerra judía del año 70, mientras que el Cristianismo puede sobrevivir a esta crisis y a partir de ahí, extenderse sobre el mundo.
Ese autor habla no tanto de la desaparición de la secta del Qoumrân, sino más bien de su absorción en los Gnósticos judeocristianos, que fueron conocidos también como Pseudo-Clementinos.
Algunos han creído que los Esenios del Qoumrân se convirtieron en los Ebionitas pero, es mucho más probable que la Comunidad se haya dispersado y haya sido absorbida por los grupos judeocristianos del distrito Este del Jordán, degenerando poco a poco, para no formar más que una secta judía abierta a toda clase de influencias sincréticas.
Personalmente hemos constatado a menudo que reina una gran confusión a propósito de los Esenios, considerados casi siempre como una simple y pequeña secta judía, la cual no es, en realidad, sino el resto de esa famosa Comunidad que existía antes como Orden Iniciática. Por supuesto, su enseñanza esotérica ha debido perpetuarse en otros grupos. Todo ese problema nos es conocido por haberlo estudiado ya en nuestra serie de los "Grandes Mensajes", en particular en el Libro III, además de las menciones que ya hemos hecho igualmente en esta serie de "Propósitos". Es evidente que se poseen pocas huellas históricas sobre el origen mismo de los Esenios, sobre todo en tanto que vehículo de la Augusta Gran Fraternidad Universal. Como Preservadora de la Tradición (Orden Iniciática) se encuentran algunas marcas de su Misión Esotérica, pero para los Doctos Oficiales eso no es suficiente. Algunos han definido el Esenismo como una fusión de Budismo y Mazdeismo que contaba como fundador al Venerable Elkesai que quizás no era sino un jefe de la Comunidad en una cierta época. Todo ello es dar una forma bien tardía a los Esenios que por su nombre siríaco eran entonces los Aschaim.
"Aschai" es aquel "que bautiza" y entre esos "bautistas" viene al espíritu inmediatamente Juan-el-Bautista.
Ese asceta fue sin duda, en esa época, el Maestro de una comunidad esenia, aunque su género de vida parece indicar que él ya era independiente, al mismo título que más tarde Jesús, después de haber sido educado en un Santuario, "se nazareanizó" para llegar a estar, cual un "sannyassi" de la India, sin bienes y sin ataduras, ni siquiera con su Comunidad de Hermanos (ver en la Biblia, Números VI: de 1 a 9 ; Jueces, XIII: de 3 a 5 ; Amós II. 11 y otras citas para el Nazareato).
El "Nazarith" es un poco como el "Saddhu" en Oriente, es el Santo Hombre, que se emancipa de su clan. Los Esenios tenían así "Misionados" que se desataban de la Orden para ir a enseñar, profetizar, curar... Esa independencia no estaba en oposición a la Orden, sino que era simplemente un desate, una liberación de las disciplinas, de las obligaciones y las responsabilidades.
Nazareanizarse era pues alejarse de la comunidad de los Nazarenos sin por ello desatarse de sus principios; quizás era, al contrario, acercarse mucho más aun a la meta real del Nazarith (nazar = dedicado a Dios) que era justamente el abandonarlo todo para acercarse mejor a Dios.
Es en ese sentido también que Juan Bautista se aislaba en el desierto, con el fin de estar más cerca de la naturaleza y más cerca pues de lo Divino. Se pretende que él se alimentaba del insecto langosta y de la miel de las abejas. Sería preciso saber que la palabra fue mal interpretada, ya que en realidad se trataba del árbol-langosta, que es en realidad el algarrobo (de la familia de las Leguminosae), del árabe "kharrûbah", bien conocido en la cuenca mediterránea. Puesto que se trataba de los granos de ese árbol, uno se pregunta por qué no ha sido traducido por "desgrano" puesto que un pasaje del hijo pródigo relatado por San Lucas (Cáp. XV, vers. 16) dice: "El hubiera querido saciarse de las algarrobas que comían los cerdos, pero nadie se las daba".
En tanto que Esenio, Juan Bautista ciertamente no debía absorber carne animal; sin embargo en un interesante estudio sueco, Bo Reicke, discute ese aspecto igualmente: "Nytt ljus over Johannes doparens forkunnelse". Las langostas están clasificadas entre los alimentos propios (limpios), en la Biblia (Levítico XI -21).
El Ministerio de San Juan Bautista se ejercía en la parte salvaje de Judea, cerca de las montañas desoladas sobre la rivera oeste del Mar Muerto. ¿Qué hacia él en ese lugar? Es según su mismo testimonio que uno encuentra en el Evangelio de Juan (I-23) la respuesta: "Yo soy la vía* de aquel que grita en el desierto". "Allanad el camino del Señor".
Sepamos, no obstante, que ese territorio definido como "el desierto" de Judea está justamente ocupado por una serie de cuevas de donde provienen precisamente los famosos manuscritos del Mar Muerto, mejor conocidos como los rollos de Qoumrân, según el nombre del precipicio que corta transversalmente las secciones de los acantilados. Es ahí donde vivieron los Esenios, en cuevas (algunos vivían en tiendas y se trasladaban) y es en ese lugar también donde tenían un edificio al cual iban para estudiar, dar culto, meditar, bañarse, comer y vivir en pequeñas colectividades. (Un Santuario sobre las bases de los "Ashrams" en la India).
Su "Manual de Disciplina" traído a la luz por el descubrimiento de los famosos pergaminos, da la razón de aquello.
"Ellos se separarán de las aglomeraciones de los hombres perversos para ir a los sitios solitarios para preparar el camino del Señor, como está escrito: En la soledad preparad el camino del Señor. Nivelad en el desierto una gran ruta para nuestro Dios".
En el Serek ha-yahad (VIII: 13-16) está dicho que eso significa que es preciso estudiar la Ley que Él ha mandado a través de Moisés, así como todo aquello que ha sido revelado tiempo tras tiempo, de acuerdo con lo que los profetas han revelado por Su Espíritu Santo.
El señor Delcor en Diversas maneras de escribir el Tetragrama sagrado en los antiguos documentos hebraicos (1955, pág. 145-173) explica: "Para el escriba de ese documento, ni siquiera la palabra "Señor" podía ser escrita por Yahweh (corrupción que se da hoy día, a menudo, con el término Jehovah). En efecto, hay cuatro puntitos en lugar de las cuatro letras del Nombre Inefable. En la línea superior del manuscrito, en las marcas indirectas, existe una mención de sustituir por: H U H A".
Personalmente, hemos atraído la atención varias veces sobre esa imposibilidad de traducir palabras de lenguas-madre. Además, hemos analizado la manera de escribir ese Nombre Divino. El Tetragrama Sagrado: Yod-Hé-Vaw-Hé que se escribe a menudo Iévé latinizando el vocablo, es evidentemente tan inexacto como Yahweh, pues las cuatro letras hebraicas tienen una definición muy particular así como un valor excepcional. Se sabe ya que el Yod puede ser invariablemente comprendido como "i", "j", o "y"; en cuanto al Hé, corresponde tanto a la letra "e" como a la "h". El "Vaw" hebreo sustituye fácilmente al "o", o bien a "v", o aun a "w", aunque puede traducirse igualmente por "u", puesto que es considerado como la letra plástica por excelencia asimilable pues a nuestras vocales (el alfabeto hebraico está compuesto de 22 letras, todas consonantes).
Por otra parte hemos estudiado también el mecanismo que hace de Yod, la décima letra, una substitución esotérica del 'Aleph', primera letra.
Es eso lo que ha dado nacimiento al principio varonil "Yod" (transformado en "aleph"), ADAM y al principio femenino (Hé-Vaw-Hé) EVA. Es aquí que el nombre Divino: I E V E (Yod-hé-vaw-hé) toma todo su valor en la manifestación de esta primera cultura humana.
En cuanto a HUHA, o más bien AHUH (Aleph-Hé-Vaw-Hé en el sentido de la lectura en hebreo), es pues otro fenómeno esotérico por el mecanismo de la sustitución de Yod en 'A' y de Vaw, con el valor de la letra 'u'. Quedando el Hé con su valor, en su aceptación ordinaria, de "h", por las razones ya explicadas en nuestro Folleto No.II de esta serie de "Propósitos". Comentamos igualmente con amplitud esta cuestión en el número XIV en el cual hacemos sitio también a las explicaciones sobre la importante cuestión del desierto.
C. H. Kraeling (en "John the Baptist", 1951) explica que Juan Bautista creía igualmente que el camino debía ser preparado en el desierto y que el Mesías haría su aparición ahí. De todas maneras, él se sorprende de cómo ha podido vivir y por quién podía ser asistido o quién velaba sobre él... Ese prominente escolástico americano, ve ese detalle como "intrínsecamente improbable" y supone más bien que ese pasaje de las Escrituras (Luc. I: 80) ha servido ampliamente para reemplazar un "blanco" en un período de la vida de Juan Bautista.
Por nuestra parte, podríamos fácilmente aceptar que Juan recibió la hospitalidad precisamente de los Esenios (si no fue miembro activo, directamente), así como Jesús, en el período del cual no se hace mención en las Escrituras. Nosotros nos inclinaríamos a pensar que desde la edad de 12 años (última época mencionada en la vida de Cristo-Niño) hasta la edad de 30 años (época en la cual Jesús se presentó en el Jordán), Jesús habría vivido en un Santuario Esenio en el que recorrió como Nazareno las diversas regiones en las cuales se encontraban los Colegios Iniciáticos (existen huellas de su paso en Asia Central).
Josefo, el antiguo historiador judío, describe al principal grupo de los Esenios "desdeñan el matrimonio, pero adoptan a los hijos de los otros hombres considerándolos como su propia progenitura y los modelan según sus propios principios".
Sabemos por otra parte que existían Esenios casados y H. L. Ginsberg parece mencionar que los Esenios, solteros o no, pertenecían a la misma sociedad.
Es pues muy probable que, si Juan Bautista no era, incluso, producto de un matrimonio de Esenios, fue en todo caso educado y criado en una Comunidad que les pertenecía.
W. H. Brownlee5 en John the Baptist in the New Light of Ancient Scrolls, se inclina igualmente en ese sentido, con otros numerosos investigadores.
Él sustancialmente escribe: "No sabemos lo que ha podido decidir a sus padres a enviarlo entre los Esenios. Es posible que ellos mismos, aunque sin ser Esenios, hayan sido sin embargo simpatizantes, o incluso que, muertos los padres, el niño fuera adoptado por los Esenios. De todas maneras esa existencia entre los Esenios llenó un vacío inexplicable en la vida de Juan Bautista y se explicaría muy bien en particular por la forma de enseñanza por la cual optó a continuación".
En los textos del Qumrân, encontrados en la cueva I, el manuscrito presenta a los Esenios atribuyendo un gran lugar a los Sacerdotes. Es posible que Zacarías, el padre de Juan Bautista, pensara que había ahí un buen porvenir para su hijo. En un grupo en el cual se practicaba el celibato, los sacerdotes podrían llegar a ser escasos.
No todos los sacerdotes que oficiaban en Jerusalén eran Saduceos, sino que la religiosidad de algunos de ellos se inclinaba más hacia los Fariseos. Es a ese grupo piadoso que pertenecían Zacarías, Simón y, probablemente, todos aquellos que se convirtieron fácilmente a la fe cristiana.
Los Esenios creían en el arrepentimiento, pero también querían la completa separación de la Sociedad. En sus reuniones no aceptaban ni siquiera extranjeros. Por otro lado, una gran parte de su enseñanza se mantenía secreta y para unirse al grupo se necesitaba un período preparatorio de dos años, antes de la aprobación de la adhesión a la Comunidad.
Por ese hecho, resalta que muy ciertamente ellos se vieron obligados a tener un sistema con una Misión exotérica y de un Orden esotérico.
En realidad, ellos se preparaban mucho más para la llegada del Mesías que para una acción en beneficio de la nación. Recordemos que se trata de una época llamada "negativa": la Era Pisciana (la Edad de los Peces) que se acercaba. Los Colegios Arios (los Templos Iniciáticos de la Edad del Cordero) cerraban poco a poco sus puertas, así como hoy las Escuelas de Acuarius hacen su aparición un poco en todas partes, marcando así la Edad positiva del Acuario, la Nueva Era Acuariana (simbolizada en el Zodíaco por "El Aguador", el signo del Hijo del Hombre).
La atención de Juan Bautista fue atraída por la referencia a la "voz gritando en el desierto". El se fue, pues, de entre los Esenios para convertirse en "esa voz"... Lejos de aislarse, sin embargo, buscó una soledad relativa en la cual pudiera predicar a las gentes. Sus dos centros de actividad fueron: Betania, más allá del Jordán (Juan I: 28) y Aenón cerca de Salim (45 km. al Norte de Betania). Esas dos poblaciones eran puestos de comercio sobre importantes y grandes líneas de comunicación en las orillas del Jordán. Él encontró muchedumbres que iban a Jerusalén y se convirtió rápidamente en popular, como Profeta que anunciaba la llegada de la Edad Mesiánica.
La cuestión del Bautismo es muy debatida por todos los escolásticos que se inclinaban a creer que Juan tomó ese rito de algunos misteriosos cultos orientales.
Hay que señalar, sin embargo, que el bautismo proselitista era practicado en la Sinagoga: era un rito que fue introducido para "lavar" de la mancha que se creía adherida a aquel que no había sido judío previamente. La originalidad de Juan fue que ese rito habría sido aplicado no solamente a los prosélitos sino también a las personas que eran judías de nacimiento. Pero, esto habría implicado que toda la nación era apóstata y pecadora.
Esa importancia del elemento líquido es mencionada ya muchas veces en la Biblia (Levítico XIV: 1-9; XIV: 48-53; Números XIX, etc.).
Los Esenios hacían un uso abundante del agua, para diversas purificaciones, además de baños frecuentes. El Agua Sagrada preparada con cenizas era llamada "el agua para las impurezas" (es un poco el agua empleada en Magia ceremonial) y esa "agua" es mencionada más de una vez en los nuevos hallazgos del Manual de Disciplina Esenio.
Josefo escribía también esta descripción: "Cuando ellos envían a quienes son para dedicar a Dios al Templo, no ofrecen sacrificios, porque ellos mismos tienen muchas más lustraciones puras, es por esa razón también que están excluidos del patio común del Templo, pero ofrecen sus sacrificios divinos ellos mismos" (Antigüedades judías, XVIII: 1-5.).
Joseph M. Baumgarten ha notado que el "sacrificio" de los Esenios parece ser el equivalente de las "lustraciones más puras" y por ello piensa que cuando Josefo emplea el verbo "ofrecer sacrificios", es preciso tomarlo más simplemente como "rendir culto". Los Esenios ven "más puras" sus lustraciones a causa de la Ley que las especifica (Números XIX: 19), lo cual hace que un hombre, propiamente (en el sentido de "hombre puro") sea aquel que es ceremonialmente puro como miembro de su Orden.
Esa purificación por el agua (el agua lustral diríamos nosotros en Magia) está generalizada, con todo el valor que eso comporta. Se encuentra esa práctica en particular en la India, con los "Melas" en los bordes del Ganges y otras reuniones santas cerca de los ríos sagrados como lo hemos mencionado ya en nuestros escritos precedentes, tanto como en la Iglesia Católica actual.
Entre los maravillosos descubrimientos en el Khirbet Qoumrân hay un buen número de cisternas, hermosas y muy bien construidas; algunas están fuera del lugar sagrado, bajo la terraza, pero otras están al interior. Eran alimentadas por un acueducto que conducía el agua de lluvia desde la montaña arriba de la terraza hasta las cisternas en la Santa Comunidad. Los fundamentos de la secta para las abluciones rituales demuestran que la mayoría de aquellas eran utilizadas para los ritos del baño. Se ha podido ver catorce escaleras que descienden hacia el estanque. Se notará inmediatamente que ese es no solamente el múltiplo del número sagrado siete, sino que aun -lo hemos ya estudiado en el Propósito VII- es el símbolo de los elementos en juego en el Emblema de la Rosa y la Cruz (ver la ilustración en nuestro Propósito XIX): los diez círculos que forman el rosetón y los cuatro brazos de la cruz. Hay que notar también que en el Tarot egipcio, el 14 es el Arcano de las Dos-Urnas... Esa doble Ánfora parece precisar bien por una parte el estanque para los baños externos, y el otro, para la purificación interna: hay allí pues, un símbolo esotérico muy poderoso.
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