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jueves, 17 de diciembre de 2009

TEORIAS HUMANISTAS Y EXPERIENCIALES TEORIAS Y SISTEMAS PSICOLOGICOS La Muerte.


La muerte ha sido un tema inevitable en el estudio de Grof, con un interés que pervive en sus actuales investigaciones. Grof se lamenta de que la espiritualidad haya sido también una de las víctimas del progreso rápido de la ciencia materialista, por lo que reivindica el conocimiento antiguo de la muerte, cuya relación nos empuja a darnos cuenta de la deshumanización y alienación que el desarrollo tecnológico ha producido en Occidente. Las creencias en una vida posterior forman parte de nuestra tradición religiosa, pero es sobre todo en las culturas no occidentales donde se conserva el poder de las cosmogonías, sistemas religiosos y filosofías en las que la muerte no se considera como fin sino como transición o transfiguración. El occidental instruido, afirma Urof, tiende a considerar la creencia en la consciencia después de la muerte y el viaje póstumo del alma como manifestaciones de los temores primitivos y de la confianza que las personas a quienes se les ha negado el privilegio del conocimiento científico tienen en la magia. La idea de consciencia después de la muerte es incompatible con la ciencia materialista, afirma con rotundidad Grof.

Sobre la muerte hay numerosas investigaciones en la actualidad. Grof recalca los trabajos de la psiquiatra norteamericana de origen suizo Elisabeth Kúbler-Ross. O los estudios de Heim, presentados en 1892 en el Club Alpino Suizo, afirmando que las experiencias subjetivas al borde de la muerte se asemejaban en el noventa y cinco por ciento, estableciendo ciertas fases que comienzan con una intensificación y aceleración de la actividad mental, claridad sorprendente en la previsión y percepción de acontecimientos, enorme dilatación del tiempo con exactitud en el examen de la realidad. A esta fase le seguía un examen rápido de la vida, culminando esta experiencia en una sensación de paz transcendental, celestial.

Karli Osis (1961), analizando más de seiscientos cuestionarios explicatorios de las experiencias de pacientes moribundos, afinnó que una gran proporción -un diez por ciento de los pacientes que estaban conscientes antes de morir- tuvo visiones impresionantes. Osis señaló la similitud de estas experiencias con la mitología escandinava y también con el fenómeno producido por la mescalina o el LSD.

En 1971, Ruselí Noyes, catedrático de psiquiatría, también realizó un estudio sobre una gran cantidad de personas. Destacó un primer momento de resistencia donde se detectaba el peligro, el miedo a la muerte. A éste le seguía el análisis de la vida, acabando en un estado de consciencia mística, religiosa o cósmica.

Grof presenta un relato para aclarar estos procesos. De él selecciono un párrafo, clave de las sensaciones vividas por la persona que sufrió un accidente automovilístico. A mi juicio se trata de una experiencia de iluminación, muy semejante a la experiencia de Laura que Richard Moss presenta en La mariposa negra:

«Empecé a fundirme con todo lo que me rodeaba: los policías, los restos del coche, los trabajadores que intentaban liberarme con palancas, la ambulancia, las flores del seto que había cerca y las cámaras de televisión... Me sentí feliz y exuberante, incluso en medio de la catástrofe que me rodeaba...».

También en este estudio sobre la muerte, Grof destaca el archiconocido Raymond Moody, recalcando de sus informes que estos acontecimientos subjetivos fueran inenarrables y el lenguaje en sí un medio insuficiente para comunicar la naturaleza de estas vivencias. Los procesos del túnel oscuro, el reconocimiento de amigos y familiares el «ser de luz», que le «hace evaluar su vida», etc., como sabemos se han convertido en tópicos muy respetables en las explicaciones sobre el fenómeno de la muerte. Por nuestra parte destaquemos que Maguy Lebrun forma parte de todo este proceso, sobre todo en el sentido práctico de ayuda humanitaria, como Elisabeth Kúbler-Ross. El viaje póstumo del alma, según el estudio de Grof sobre diversas culturas, explica por una parte que los fallecidos tengan que superar una serie de aventuras antes de llegar a su destino final. En otras, el paisaje del Más Allá tiene que ver muy poco con la tierra. Al parecer el juicio divino es un tema particularmente común. No podemos olvidar que sobre la muerte son los egipcios y los tibetanos los que han mostrado un interés particular, con el Libro de los muertos como biblia de la muerte, tanto en el mundo egipcio como en el tibetano. En el mundo egipcio, para los seguidores del dios Sol, la meta a alcanzar en la otra vida era unirse a la tripulación solar y acompañar al sol en su viaje eterno, Para los de Osiris, la falúa solar no era más que un medio de transporte hacia Sekhet Aaru, el territorio del dios-rey Osiris. En la primera parte del Bardo-Thodol, llamada Chikhai Bardo, describe la experiencia de disolución en el momento de la muerte. En el Chonyid Bardo o «Bardo de la experiencia de la realidad», los difuntos se encuentran con una serie de dioses:

las deidades pacíficas, las deidades coléricas, las deidades cancerberas, las deidades que poseen el conocimiento y las yoguinis de los cuatro puntos cardinales. Si el difunto pierde las oportunides de liberación ofrecidas en los dos primeros Bardos, accede a Sidpa Bardo, «Bardo de la búsqueda del renacimiento», experiencia que será positiva o negativa según el karma del individuo.

En Europa, en la Edad Media, se difundían muchos manuales denominados Ars moriendi oEl arte de morir, explicando el proceso. Son descripciones que han de tomarse en serio, afirma Grof, pues es esencial administrar al moribundo la disposición y actividad correcta, no crear falsa esperanza de curación y sí apoyos para ayudarle a afrontar y aceptar la muerte. Es primordial enfrentar la muerte con valor; las resistencias y el intento de evitar rendirse se consideran dos de los mayores peligros a que se expone el individuo. Describiendo los encuentros rituales con la muerte, tan difundidos en la época medieval, Grof destaca los fenómenos chamánicos y sus pruebas de iniciación. Es la «enfermedad de iniciación» ya explicada en capítulos anteriores. El futuro chamán permanece de tres a siete días tumbado en su tienda, o en cualquier lugar solitario, en un estado cercano a la muerte. Durante este período realiza un viaje al otro mundo, donde recibe los ataques de demonios y espíritus ancestrales, estando expuesto a torturas extremas. Las pruebas consisten en desmembramientos, eliminación de flujos corporales, desgarramiento de la carne y vaciado de las cuencas de los ojos. Una vez que el chamán novicio ha quedado reducido al esqueleto, los espíritus de las diferentes enfermedades se reparten los trozos de su cuerpo. El aspirante recibe entonces carne y sangre nuevas y especialmente un vuelo de ascensión magico hacia las regiones celestiales, de manera que simboliza la imagen de un héroe devorado por un monstruo terrorífico y posteriormente resucitado. Muchos ritos tradicionales expresan estos pasajes, siendo en sí cultos de fuerte transformación, generalmente llevados a cabo en momentos de transición biológica: nacimiento, pubertad, matrimonio, la segunda madurez y la muerte.

Van Gennep, según Grof, los descubrió como rito de separación, apartamiento y aislamiento dé los iniciados de su matriz social durante un tiempo. En la segunda fase, de transición, se utilizan técnicas muy poderosas para alterar la mente, proporcionando una transformación. La tercera fase sería de incorporación, reintegrando a la comunidad al individuo transformado con una nueva misión.

Muchos pacientes relatan sus experiencias de muerte y renacimiento unidas a la destrucción y restablecimiento del mundo. Todo ello, critica Grof, ha inspirado a los científicos occidentales a trasladar las creencias religiosas desde la categoría de la superstición antigua al área de la psicopatología, al mismo tiemPO que se han precipitado en su juicio sobre el pensamiento antiguo y no occidental, y sobre las prácticas espirituales.

La respiración holotrópica. Estaría dentro de las nuevas perspectivas terapéuticas. Los Urof desarrollan este proceso en el que, más que las técnicas, es básico el desarrollo de la consciencia del propio terapeuta, su autoconocimiento, capacidad de participar sin temor en experiencias intensas y extraordinarias de otras personas, estando dispuesto a enfrentarse a nuevas observaciones y situaciones. En esta terapia experiencial, el objetivo básico es activar el inconsciente, desbloquear la energía en un ambiente de buena relación y de confianza, trabajando en gran parte con abreacción y catarsis. El principio básico consiste en estimular al paciente a que se someta plenamente a las sensaciones y emociones emergentes y halle formas apropiadas de expresarlas en sonidos, posturas, movimientos, etc. Su enfoque está basado en una combinación intensa y una orientación retrospectiva, respiraciones (hiperventilación) para liberar la coraza muscular, unidas a músicas evocativas, siendo todo ello expresado posteriormente en mandalas. La experiencia de la consciencia marca la manifestación del potencial intrínseco en la naturaleza, que no constituye en si misma ninguna patología, más bien todo lo contrario: una poderosa experiencia perinatal o transpersonal que lleva a una apertura espiritual, puerta para la crisis global de nuestro tiempo. En este momento trepein (ir hacia o moverse en la dirección de), holos (íntegro, completo, todo), el «moverse hacia la totalidad» alcanza toda su significación superando la fragmentación interior y el sentido de aislamiento del mundo. Este es el viaje holotrópico, basado en las experiencias de estados no ordinarios de consciencia, vivencias que deben dejar de lado los juicios, las interpretaciones y los análisis para que se produzcan con toda su intensidad.

La terapia holotrópica busca, desde esa totalidad, la unidad interior a través de un formidable potencial de transformación de los estados modificados de consciencia.

Acostados sobre colchones, con los ojos tapados, y envueltos en una música evocativa cuidadosamente programada, se comienza con la hiperventilación, entrando poco a poco, como remando, en la profundidad del inconsciente, en lo desconocido de uno mismo. Así se penetra en zonas difícilmente accesibles desde la consciencia ordinaria. Se viven y se reviven experiencias perinatales, biográficas y transpersonales, con cambios radicales y benéficos para la existencia.

Los Grof recorren el mundo ofreciendo conferencias y cursos, tienen su escuela en Pocket Ranch, California, realizando un organizado programa de formación. La base del trabajo tendería a través de lo transpersonal a redescubrir el estado no ordinario de consciencia para incorporarlo a la visión de Occidente, donde lo holotrópico puede realizarse como rito de pasaje y profundización. Es decir que son procesos intensos de iniciación donde la emoción descargada define la importancia de la emergencia; no es el intelecto selectivo, mental y verbal el que realiza la elección. Un punto crucial en el trabajo holotrópico es dejar que la sabiduría interior del organismo dirija la experiencia. El terapeuta ha de ir con mucho sigilo en su intervención, que ha de contar con la aceptación de la persona que pasa por la experiencia de chamanización de la terapia, en que no son las técnicas sino la previa transformación del terapeuta lo que será requisito imprescindible para la transformación del cliente.

El Holotropic Breathwork lleva una organización pedagógica dividida en módulos; unos son obligatorios y otros opcionales, con la necesidad de completar un cómputo de créditos para obtener la certificación de la escuela del matrimonio Grof. Entre los módulos obligatorios están:

El estudio de los estados no ordinarios de consciencia, la arquitectura de la psicopatología, la práctica de la respiración holotrópica y las emergencias espirituales. En los opcionales suelen contar con otras personas conocidas, como Jack Kornfield, en un curso sobre el poder de la mirada interior y la respiración, etc. Otros tratan sobre la frontera de la ciencia y el juego cósmico, nacimiento-muerte y trascendencia en psicoterapia, etc. En cuanto a módulos opcionales hay donde escoger. Al mismo tiempo se necesitan unos requisitos de salud para participar en los trabajos, que en razón de su importancia podrán ser superados con el conocimiento y la vigilancia de los terapeutas.

La respiración holotrópica nos puede llevar más allá del campo mágico de los arquetipos, de ese campo de asteroides, de «aliados», donde existe un vacío inmenso, de emoción pura, donde aparecen a ráfagas figuras divinas, más que mágicas. El Amor Universal se funde con el Vacío, por ser de la misma naturaleza; y en ese reino la Luz no tiene molde lingúístico.



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