Búsqueda personalizada

TRADUCTOR

viernes, 22 de enero de 2010

Marvin Harris: jefes, cabecillas y abusones -2-


Richar Lee nos cuenta cómo se percató de esteaspecto de la reciprocidad a través de un incidente muy revelador. Para complace a los !kung, decidió comprar un buey de gran tamaño y sacrificarlo como presente. Después de pasar varios días buscanddo por las aldeas rurales bantúes el buey más grande y hermoso de la región, adquirió uno que le parecía un espécimen perfecto. Pero sus amigos le llevaron aparte y le aseguraron que se había dejado engañar al comprar un animal sin valor alguno. "Por supuesto que vamos a comerlo", le dijeron, "pero no nos vas a saciar, comeremos y regresaremos a nuestras casas con rugir de tripas". Pero cuando sacrificaron la res de Lee, resultó estar cubierta de una gruesa capa de grasa. Más tarde sus amigos le explicaron la razón por la cual habían manifestado menosprecio por su regalo, aun cuando sabían mejor que él lo que había bajo el pellejo del animal.

Si, cuando un hombre joven sacrifica mucha carne llega a creerse un gran jefe o un gran hombre, y se imagina al resto de nosotros como servidores o inferiores suyos. No podemos aceptar esto, rechazamos al que alardea, pues algún día su orgullo le llevará a matar a alguien. Por esto siempre decimos que su carne no vale nada. De esta manera atemperamos su corazón y hacemos de él un hombre pacífico.

Lee observó a grupos de hombres y mujeres regresar a casa todas las tardes con los animales y las frutas y las plantas silvestres que habían cazado y recolectado. Lo compartían todo por igual, incluso con los que sehabían quedado en el campamento o habían pasado el día durmiendo o reparando sus armas o erramientas.

No sólo juntan las familias la producción del día, sino que todo el campamento, tanto reincidentes, como visitantes, participan a partes iguales del total de comida disponible. La cena de todas las familia se compone de porciones de comida de cada una de las familias residentes. Los alimentos se distribuyen crudos o son preparados por los recolectores y repartidos después. Hay un trasiego  constante de nueces, bayas, raíces y melones de un hogar a otro hasta que cada habitante ha recibido una porción equitativa. Al día siguiente son otros los que salen en busca de comida, y cuando regresan al campamento al final del día, se repite la distribución de alimentos.

Lo que Hobbes no comprendió fue que en las sociedades pequeñas y preestatales redundaba en interés de todos mantener abierto a todo el mundo el acceso  al habitat natural. Supongamos que un !kung con un ansia de poder como la descrita por Hobbes se levantara algún día y le dijera al campamento: "A partir de ahora, todas estas tierras y todo lo que hay en ellas es mío. Os dejaré usarlo, pero sólo con mi permiso y a condición de que yo reciba lo más selecto de todo lo que capturéis, recolectéis o cultivéis." Sus compañeros, pensando que seguramente se habría vuelto loco, rcogerían sus escasas pertenencias, se pondrían en camino y,cuarenta o cincuenta kilómetros más allá, eregirían un nuevo campamento para reanudar su vida habitual de reciprocidad igualitaria, dejando al hombre que quería ser rey ejercer su inútil soberanía a solas.

Si en las simples sociedades del nivel de las bandas y las aldeas existe algún tipo de liderazgo político, éste es ejercido por individuos llamados cabecillas que carecen de poder para obligar a otros a obedecer sus órdenes. Pero, ¿puede un líder carecer de poder y aun así dirigir?                                                                                                                                             

No hay comentarios:

Publicar un comentario