El famoso jefe y brujo sioux toro Sentado fue conocido por poseer poderes insólitos. Practicaba la proyección astral con regularidad, al igual que desplegaba todos los demás talentos que uno adscribiría a un médium.
En el momento de la batalla en Little Big Horn, Toro Sentado se hallaba en realidad a una gran distancia, 'practicaba la medicina', pero lo que le hizo alcanzar los más altos honores fue el hecho de que predijera el transcurso de la batalla hasta en sus menores detalles. Durante los años que siguieron, Toro Sentado sólo habló con sus principales jefes tribales acerca del incidente que le sucedió con Custer. De ellos hemos obtenido los datos tan fascinantes sobre cómo este gran místico indio acudió en la oscuridad al lugar de la batalla para practicar la medicina junto al cuerpo caído de Custer. Fue entonces cuando se le manifestó el espíritu del general fallecido y ambos intercambiaron unas palabras durante un breve espacio de tiempo.
Custer advirtió a Toro Sentado que al cabo de quince años un hombre blanco cometería contra él un acto traicionero. El no tendría ningún conocimiento previo de dicho acto, y no podría practicar ninguna clase de medicina para prevenirlo. Aquella conversación fue como la obertura de un drama que aún se tenía que representar.
'El hombre blanco cubrirá la tierra y ni tú, ni yo, ni el propio Gran Espíritu podrán detener su infiltración y el derramamiento de sangre que seguirá. Nosotros no somos más que un acto en el drama, y hemos hecho lo que se nos ha dicho. En menos de quince años, ambos estaremos del mismo lado. El hombre blanco sólo ve blanco y llegará el día en que intentará extinguir de la faz de la tierra a todos aquellos hombres que no sean blancos. Debes saber que digo la verdad, pues tú y yo fuimos amigos en otro tiempo, y volveremos a serlo. Alíviate de tu carga, pues el hombre es como un lobo hambriento que acecha a su presa desde el principio hasta el final de los tiempos, aunque tú y yo somos más que hombres, tal y como los hombres conocen a los hombres. Vete ahora con tu pueblo. Te necesitan ahora más que nunca. Estaré contigo muchas veces cuando enciendas tu pipa por la noche, y también estaré contigo en tu hora final, del mismo modo que tú estás aquí conmigo.'
Una vez terminada la conversación, Toro Sentado cubrió el rostro del general muerto con el pañuelo de seda que el propio Custer le había regalado en cierta ocasión.
Durante los días siguientes, Toro Sentado recordó la noche pasada con el general Custer y en varias ocasiones habló de ella a sus más íntimos jefes tribales: Catorce años y siete meses después, esta extraña profecía se cumplió cuando Toro Sentado fue asesinado por agentes del gobierno en Standing Rock.
Tres días después de haber sido asesinado mientras dormía pacíficamente en su tienda, un grupo de indios sioux que regresaba de una reunión social le vio aparecer en las colinas, de un modo muy similar a como se produjo la reaparición de Jesús.
Este extraño incidente no es ni más ni menos folklórico que los millones de páginas escritas a lo largo y ancho del mundo, y en las que se habla de incidentes similares. Se ha informado sobre las apariciones de espíritus desde el principio de los tiempos, en todas las naciones e indiscriminadamente en todas partes del globo. El hombre escucha voces, recibe mensajes, ve formas espirituales y, en algunos casos, incluso experimenta contactos con sus vidas anteriores.
El autor de este artículo, Martin Schulman, eminente astrólogo, cuenta respecto de este relato:
“Mientras se estaba escribiendo esta página, toda la habitación se llenó con el espíritu de Toro Sentado. Caí en trance durante más de una hora, mientras él me comunicaba telepáticamente las palabras exactas que le fueron comunicadas hace un siglo.'
Queremos de esta manera y a través de determinadas culturas, producir cada día más el ecumenismo universal de la verdad que siempre duerme en cada raza, en cada hombre y en cada latitud geográfica, siendo ayer, hoy e incluso mañana la misma realidad que el ser humano se encarga de distorsionar.
Incluso los indios americanos que se ha tratado por todos los medios culturales de presentarlos como demonios rojos violentos y vengadores también tenían espíritu y sensibilidad como lo ha demostrado el artículo precedente.
En el momento de la batalla en Little Big Horn, Toro Sentado se hallaba en realidad a una gran distancia, 'practicaba la medicina', pero lo que le hizo alcanzar los más altos honores fue el hecho de que predijera el transcurso de la batalla hasta en sus menores detalles. Durante los años que siguieron, Toro Sentado sólo habló con sus principales jefes tribales acerca del incidente que le sucedió con Custer. De ellos hemos obtenido los datos tan fascinantes sobre cómo este gran místico indio acudió en la oscuridad al lugar de la batalla para practicar la medicina junto al cuerpo caído de Custer. Fue entonces cuando se le manifestó el espíritu del general fallecido y ambos intercambiaron unas palabras durante un breve espacio de tiempo.
Custer advirtió a Toro Sentado que al cabo de quince años un hombre blanco cometería contra él un acto traicionero. El no tendría ningún conocimiento previo de dicho acto, y no podría practicar ninguna clase de medicina para prevenirlo. Aquella conversación fue como la obertura de un drama que aún se tenía que representar.
'El hombre blanco cubrirá la tierra y ni tú, ni yo, ni el propio Gran Espíritu podrán detener su infiltración y el derramamiento de sangre que seguirá. Nosotros no somos más que un acto en el drama, y hemos hecho lo que se nos ha dicho. En menos de quince años, ambos estaremos del mismo lado. El hombre blanco sólo ve blanco y llegará el día en que intentará extinguir de la faz de la tierra a todos aquellos hombres que no sean blancos. Debes saber que digo la verdad, pues tú y yo fuimos amigos en otro tiempo, y volveremos a serlo. Alíviate de tu carga, pues el hombre es como un lobo hambriento que acecha a su presa desde el principio hasta el final de los tiempos, aunque tú y yo somos más que hombres, tal y como los hombres conocen a los hombres. Vete ahora con tu pueblo. Te necesitan ahora más que nunca. Estaré contigo muchas veces cuando enciendas tu pipa por la noche, y también estaré contigo en tu hora final, del mismo modo que tú estás aquí conmigo.'
Una vez terminada la conversación, Toro Sentado cubrió el rostro del general muerto con el pañuelo de seda que el propio Custer le había regalado en cierta ocasión.
Durante los días siguientes, Toro Sentado recordó la noche pasada con el general Custer y en varias ocasiones habló de ella a sus más íntimos jefes tribales: Catorce años y siete meses después, esta extraña profecía se cumplió cuando Toro Sentado fue asesinado por agentes del gobierno en Standing Rock.
Tres días después de haber sido asesinado mientras dormía pacíficamente en su tienda, un grupo de indios sioux que regresaba de una reunión social le vio aparecer en las colinas, de un modo muy similar a como se produjo la reaparición de Jesús.
Este extraño incidente no es ni más ni menos folklórico que los millones de páginas escritas a lo largo y ancho del mundo, y en las que se habla de incidentes similares. Se ha informado sobre las apariciones de espíritus desde el principio de los tiempos, en todas las naciones e indiscriminadamente en todas partes del globo. El hombre escucha voces, recibe mensajes, ve formas espirituales y, en algunos casos, incluso experimenta contactos con sus vidas anteriores.
El autor de este artículo, Martin Schulman, eminente astrólogo, cuenta respecto de este relato:
“Mientras se estaba escribiendo esta página, toda la habitación se llenó con el espíritu de Toro Sentado. Caí en trance durante más de una hora, mientras él me comunicaba telepáticamente las palabras exactas que le fueron comunicadas hace un siglo.'
Queremos de esta manera y a través de determinadas culturas, producir cada día más el ecumenismo universal de la verdad que siempre duerme en cada raza, en cada hombre y en cada latitud geográfica, siendo ayer, hoy e incluso mañana la misma realidad que el ser humano se encarga de distorsionar.
Incluso los indios americanos que se ha tratado por todos los medios culturales de presentarlos como demonios rojos violentos y vengadores también tenían espíritu y sensibilidad como lo ha demostrado el artículo precedente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario