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martes, 23 de febrero de 2010

LUDWIG WITTGENSTEIN -Parte 1. 501 a 580.

501. «La finalidad del lenguaje es expresar pensamientos.»  —  Así, pues, la finalidad de cada oración sería expresar un pensamiento. ¿Qué pensamiento expresa, por ejemplo, la oración «Llueve»?
502.    La pregunta por el sentido. Compárese:«Esta oración tiene sentido.»  —  «¿Cuál?»
«Esta serie de palabras es una oración.»  —  «¿Cuál?»
503. Cuando le doy una orden a alguien, es completamente suficiente para mí hacerle signos. Y yo no diría nunca: esto sólo son palabras, tengo que traspasar las palabras. Asimismo, cuando yo le pregunto algo a alguien y me da una respuesta (o sea, un signo), estoy satisfecho —  esto era lo que yo esperaba  —   y no objeto: Esto no es sino una mera respuesta.
504. Pero si se dice: «Cómo he de saber qué quiere decir él, si sólo veo sus signos», entonces contesto: «Cómo ha de saber él qué quiere decir, si también él tiene solamente sus signos».
505. ¿Tengo que entender una orden antes de poder actuar de acuerdo con ella?  —  Claro; de lo contrario, no sabrías lo que tienes que hacer.  —  ¡Pero del saber al hacer hay de nuevo un salto!  — 
506. El distraído, que a la orden «¡A la derecha!» se da vuelta a la izquierda, y después, dándose un golpe en la frente, dice «¡Ah!, a la derecha» y se da vuelta a la derecha.  —  ¿Qué se le ha ocurrido? ¿Una interpretación?
507. «No sólo digo esto, también quiero decir algo con ello.»  —  Cuando reflexionamos sobre lo que pasa en nosotros cuando queremos decir algo con las palabras (y no sólo las decimos), nos parece como si algo estuviera acoplado a esas palabras, que de lo contrario marcharían en el vacío.  —  Escomo si nos penetraran.
508. Digo una oración: «Hace buen tiempo»; pero sabemos que las palabras son signos arbitrarios —  pongamos pues en su lugar éstas: «a b c». Pero ahora, cuando leo esto, no les puedo asociar sin más el sentido anterior.  —  No estoy acostumbrado, podría decir, a decir «a» en vez de «hace»,«b» en vez de «buen», etc. Pero con ello no quiero decir que no estoy acostumbrado a asociar a «a» la palabra «hace»,sino que no estoy acostumbrado a usar «a» en lugar de«hace» —  o sea, con el significado de «hace». (No domino este lenguaje.)
(No estoy acostumbrado a medir la temperatura en grados Fahrenheit. Por eso, una indicación tal de temperatura no me 'dice' nada.)
509. ¿Qué tal si preguntáramos a alguien «¿En qué medida son estas palabras una descripción de lo que ves?» —  y él respondiera: «Con estas palabras quiero decir esto»? (Supongamos que estaba contemplando un paisaje.) ¿Por qué esta respuesta«quiero decir esto...» no es una respuesta en absoluto?
¿Cómo significa uno con palabras lo que ve ante sí?
supón que digo «a b c» y con ello significo: hace buen tiempo. Es decir, al pronunciar estos signos tuve la vivencia que normalmente sólo tendría quien año tras año hubiera usado «a» con el significado de «hace», «b» con el de «buen», etc.  —  ¿Dice entonces «a b c»: hace buen tiempo?
¿Cuál ha de ser el criterio para decidir que yo he tenido esta vivencia?
510. Haz este experimento: Di «Aquí hace frío» y significa «Aquí hace calor». ¿Lo puedes hacer?  —  ¿Y qué haces cuando lo haces? ¿Y hay sólo una manera de hacerlo?
511. ¿Qué significa, «descubrir que un enunciado no tiene ningún sentido»?  —  Y, ¿qué significa esto:  «Si significo algo con él, debe tener sentido»?  —  ¿Si quiero decir algo con él?  —  ¡¿Si significo qué con él?!  —  Queremos decir: la oración con sentido es aquella que no sólo podemos decir, sino también pensar.
512. Parece como si pudiéramos decir: «El lenguaje verbal admite combinaciones de palabras sin sentido, en cambio, el lenguaje de la imaginación no admite imágenes sin sentido».  —  Entonces, ¿el lenguaje del dibujo tampoco admite dibujos sin sentido? supón que se tratara de dibujos, de acuerdo con los cuales hubiera que modelar cuerpos. Entonces, algunos dibujos tendrían sentido, otros no.  —  ¿Qué tal si me imagino combinaciones de palabras sin sentido?
513. Considera esta forma de expresión: «El número de páginas de mi libro es el mismo que una solución de la ecuación x3 + 2x - 3 = 0». O bien: «El número de mis amigos es n y n2 + 2n + 2 = 0». ¿Tiene sentido esta oración? No se puede ver inmediatamente. Con este ejemplo se puede observar lo que puede ocurrir cuando algo parece una oración que entendemos, pero que no tiene ningún sentido.
(Esto arroja luz sobre los conceptos de 'entender' y 'significar'.)
514. Un filósofo dice que él entiende la proposición «Estoy aquí», que significa algo con ella, que piensa algo —  incluso si no se acuerda en absoluto de cómo, en qué ocasiones, se emplea esta oración. Y cuando digo «La rosa también es roja en la oscuridad», tú ves realmente ante ti esa rojez en la oscuridad.
Dos 515. figuras de la rosa en la oscuridad. Una de ellas es completamente negra; pues la rosa es invisible. En la otra está pintada con todo detalle y rodeada de negro. ¿Es una de ellas correcta y la otra falsa? ¿Acaso no hablamos de una rosa blanca en la oscuridad y de una rosa roja en la oscuridad? ¿Y acaso no decimos, sin embargo, que no se pueden distinguir en la oscuridad?
516. Parece claro: entendemos lo que significa la pregunta «¿Ocurre la serie de cifras 7777 en el desarrollo de p?» Es una proposición del castellano; puede mostrarse lo que quiere decir que 415 ocurre en el desarrollo de p; y cosas parecidas. Ahora bien, en la medida en que basten estas
explicaciones, en esta medida, puede decirse, se entiende aquella pregunta.
517.     Nos preguntamos: ¿Acaso no nos podemos equivocar al creer que entendemos una pregunta?
Pues algunas pruebas matemáticas nos conducen precisamente a decir que no nos podemos imaginar lo que creíamos podernos imaginar. (Por ejemplo, la construcción del heptágono.) Nos lleva a revisar lo que considerábamos el dominio de lo imaginable.
518.     Sócrates a Teeteto: «Y quien imagina, ¿no debe imaginarse algo?»  —  T.: «Necesariamente».  —  S.: «Y si alguien imagina algo, ¿no debe imaginarse algo real?»  —  T.: «Así parece».
Y quien pinta, ¿no debería pintar algo? —  y si alguien pinta algo, ¿no debe ser algo real?  —  Bueno, ¿cuál es el objeto del pintar: la figura de un hombre (por ejemplo) o el hombre al que representa la figura?
519. Queremos decir: una orden es una figura de la acción que fue ejecutada de acuerdo con ella; pero también, una figura de la acción que debe ser ejecutada de acuerdo con ella.
520. «Incluso si una proposición se concibe como una figura de un posible estado de cosas y decimos que muestra la posibilidad de ese estado de cosas, con todo, la proposición sólo puede hacer, en el mejor de los casos, lo que hace una figura pintada o plástica, o también una película; y por lo tanto, en ningún caso puede representar lo que no es el caso. ¿O sea que depende enteramente de nuestra gramática a qué se llama (lógicamente) posible y a qué no —  a saber, precisamente lo que ésta admite?»  —  ¡Pero esto es arbitrario!  —  ¿Es arbitrario?  —  No con toda construcción preposicional sabemos qué hacer, no toda técnica tiene un empleo en nuestra vida, y cuando en la filosofía estamos tentados a contar entre las proposiciones algo completamente inútil, esto sucede a menudo porque no hemos reflexionado lo suficiente sobre su aplicación.
521. Compárese 'lógicamente posible' con 'químicamente posible'. Se podría denominar químicamente posible a una combinación para la que hubiera una fórmula estructural con las valencias correctas (por ejemplo, H-O-O-O-H).Naturalmente, una combinación tal no tiene por qué existir; pero incluso a una fórmula como HO2 no le puede corresponder en la realidad algo menos que simplemente el hecho de que no haya ninguna combinación así.
522.     Cuando comparamos la proposición con una figura, debemos tener en cuenta si la comparamos con un retrato(una representación histórica) o con una pintura de género. Y ambas comparaciones tienen sentido.
Cuando contemplo una pintura de género me 'dice' algo, aunque ni por un instante yo crea (me imagine) que las personas que veo allí son reales o que haya habido personas reales en esa situación. Pues, qué tal si yo preguntara: «¿Qué me dice entonces?»
523. «La figura me dice lo que es ella misma» —  quisiera decir. Esto es, el hecho de que me diga algo consiste en su propia estructura, en sus formas y colores. (¿Qué significaría que alguien dijera «El tema musical me dice lo que es él mismo»?)
524. No lo tomes como evidente, sino como un hecho curioso el que las figuras y las narraciones inventadas nos proporcionen placer; que ocupen nuestro espíritu.
(«No lo tomes como evidente» —  esto significa: asómbrate sobre esto al igual que sobre lo demás que te inquieta. Entonces desaparecerá lo problemático, cuando aceptes un hecho lo mismo que el otro.)
((Transición de un sinsentido evidente a uno no-evidente.))
525. «Después de haber dicho esto, la dejó como en el día anterior.»  —  ¿Entiendo esta oración? ¿La entiendo al igual que si la hubiera oído en el curso de una narración? Si aparece ahí aislada, entonces yo diría que no sé de qué trata. No obstante, yo sabría cómo se podría usar esta oración; yo mismo podría inventar un contexto para ella.
(Toda una serie de caminos bien conocidos conducen de estas palabras hacia todas las direcciones.)
526.     ¿Qué significa entender una figura, un dibujo? También aquí hay entender y no entender. Y también aquí podrían significar estas expresiones cosas distintas. Supóngase que la figura es una naturaleza muerta; pero una parte de la misma no la entiendo: no soy capaz de ver allí cuerpos, sino que sólo veo manchas de colores sobre el lienzo.  —  O bien veo que todo son cuerpos, pero se trata de objetos que no conozco (parecen aparatos, pero no conozco su uso).  —  Pero quizás conozco los objetos, pero, en otro sentido, no entiendo su ordenación.
527. Entender una oración del lenguaje se parece mucho más de lo que se cree a entender un tema en música. Pero con ello quiero decir lo siguiente: que entender una oración lingüística se acerca más de lo que se cree a lo que usualmente se llama entender un tema musical. ¿Por qué tienen que desarrollarse justamente de esta manera la intensidad y el ritmo? Quisiéramos decir: «Porque sé lo que significa todo esto». ¿Pero qué significa? No sabría decirlo. Para 'explicarlo' podría compararlo con otra cosa que tuviera el mismo ritmo (quiero decir, el mismo desarrollo). (Decimos:«¿No ves? Es como si sacáramos una conclusión», o bien:«Esto es como un paréntesis», etc. ¿Cómo se justifican tales comparaciones?  —  Hay justificaciones de muy diversos tipos.)
528. Uno podría imaginarse seres humanos que poseyeran algo no del todo diferente a un lenguaje: gruñidos, sin vocabulario o gramática. ('Hablar con la lengua'.)
529. «Pero, ¿qué sería aquí el significado de los sonidos?»  —  ¿Cuál es éste en la música? Aunque no quiero decir en absoluto que este lenguaje de gruñidos debiera compararse con la música.
530. Podría haber también un lenguaje en cuyo empleo el 'alma' de las palabras no jugara ningún papel. En el que, por ejemplo, no nos importara sustituir una palabra cualquiera por otra inventada libremente.
531. Hablamos de entender una oración en el sentido en que ésta puede ser sustituida por otra que diga lo mismo; pero también en el sentido en que no puede ser sustituida por ninguna otra. (Como tampoco un tema musical se puede sustituir por otro.)
En el primer caso es el pensamiento de la proposición lo que es común a diversas proposiciones; en el segundo, se trata de algo que sólo esas palabras, en esa posición, pueden expresar. (Entender un poema.)
532.     Así, pues, ¿«entender» tiene aquí dos significados distintos?  —  Prefiero decir que estas especies de uso de «entender» constituyen su significado, mi concepto de entender.
Pues quiero aplicar «entender» a todo eso.
533.     ¿Pero cómo se puede explicar, en el segundo caso, la expresión, cómo se puede transmitir la comprensión? Pregúntate: ¿Cómo hacemos que alguien entienda un poema o un tema musical? La respuesta a esto dice cómo se explica aquí el sentido.
534.     Oír una palabra con este significado particular. ¡Qué extraño que exista algo así!
Así construida, así acentuada, así oída resulta ser una proposición el principio de una transición a esas proposiciones, figuras, acciones.
((Toda una serie de caminos bien conocidos conduce de estas palabras hacia todas las direcciones.))
535. ¿Qué ocurre cuando aprendemos a sentir como final el final de un modo de música religiosa?
536. Digo: «Este rostro (que da la impresión de timidez)también me lo puedo imaginar como valeroso». Con esto no queremos decir que me puedo imaginar que alguien con ese rostro puede, por ejemplo, salvarle la vida a otra persona(naturalmente, nos podemos imaginar esto con cualquier rostro). Me refiero más bien a un aspecto del rostro mismo. Lo que quiero decir tampoco es que yo me podría imaginar que esa persona puede transformar su rostro en uno valeroso en el sentido habitual; pero sí que puede convertirse en un rostro así de una manera muy determinada. La reinterpretación de la expresión de un rostro puede compararse a la reinterpretación de un acorde en música, cuando lo sentimos a veces como transición a una tonalidad y a veces como transición a otra.
537. Puede decirse «Leo la timidez en este rostro», pero en todo caso no parece que esté la timidez meramente asociada, conectada externamente con el rostro; sino que el temor vive en los rasgos del rostro. Cuando los rasgos cambian un poco, podemos hablar de un cambio correspondiente en el temor. Si se nos preguntara: «¿Puedes imaginarte este rostro también como la expresión del valor?» —  no sabríamos, por así decir, cómo alojar el valor en esos rasgos. Entonces quizá diga: «No sé lo que podría significar decir que este rostro es un rostro valeroso». ¿Pero cómo se resolvería esta cuestión? Podríamos decir quizás: «Ah, ahora lo entiendo: el rostro es por así decir indiferente frente al mundo exterior». Hemos interpretado el valor en él. Se podría decir que el valor vuelve a encajar ahora con el rostro. ¿Pero qué es lo que encaja aquí con qué?
538. Un caso relacionado (aunque quizá no lo parezca)es aquel en que, por ejemplo, nos extrañamos de que, en francés, el adjetivo predicativo concuerde con el sustantivo en el género y nos lo explicamos así: quieren decir «el hombre es un [hombre] bueno».N.T. 8
539. Veo una figura que representa una cabeza sonriente. ¿Qué hago cuando concibo la sonrisa unas veces como amistosa y otras como malévola? ¿No me la imagino muchas veces en un entorno espacial y temporal que es amistoso o malévolo? Así. podría imaginarme ante la figura que quien sonríe lo hace contemplando a un niño que juega, o bien contemplando el sufrimiento de un enemigo.
No cambia nada en lo dicho por el hecho de que, mediante un entorno distinto, yo pueda interpretar de manera distinta una situación que a primera vista parecía amable.  —  Si ninguna circunstancia especial hace cambiar mi interpretación, concebiré una cierta sonrisa como amistosa, la llamaré «amistosa», reaccionaré de manera correspondiente.
((Probabilidad, frecuencia.))
540. «¿Acaso no es peculiar que yo no deba poder pensar que pronto dejará de llover —  incluso sin la institución del lenguaje y todo su entorno?»  —  ¿Quieres decir que es raro que no debas poder decir esas palabras y querer decir algo con ellas sin ese entorno?.
Supón que alguien grita, señalando al cielo, una serie de palabras incomprensibles. Cuando le preguntamos qué quiere decir, nos dice que eso significa «Gracias a Dios, pronto dejará de llover». Incluso nos explica lo que significa cada una de las palabras.  —  Supongo ahora que él despierta de repente y dice que esa proposición fue un sin sentido completo, pero que en el momento de proferirla le pareció que era una proposición de una lengua por él conocida. (Incluso una cita bien conocida.)  —  ¿Qué debo decir en tal caso? ¿Entendió o no esa proposición cuando la profirió? ¿No estaba todo el significado contenido en la proposición?
541.     ¿Pero en qué consistían su comprensión y el significado? Acaso profirió esa serie de sonidos en tono alegre, mientras señalaba al cielo, cuando todavía llovía pero ya estaba aclarando; después estableció una conexión entre sus palabras y las palabras castellanas.
542. «Pero él sentía sus palabras como si fueran las palabras de una lengua que él conocía bien.»  —  Sí; un criterio para ello es que él dijo eso luego. Y ahora no se te ocurra decir: «A las palabras de una lengua familiar las sentimos de modo muy determinado». (¿Cuál es la expresión de este sentimiento?)
543. ¿Acaso no puedo decir: el grito, la risa, están llenos de significado?
Y esto significa más o menos: Se podrían inferir muchas cosas de ellos.
544.     Cuando la nostalgia me hace exclamar «¡Ojalá viniera!», el sentimiento da 'significado' a las palabras. ¿Pero les da su significado a cada una de las palabras?
Pero aquí también se podría decir: el sentimiento les da verdad a las palabras. Y aquí ves cómo los conceptos fluyen los unos en los otros. (Esto recuerda la pregunta: ¿Cuál es el sentido de una proposición matemática.)
545.     Pero cuando se dice «Espero que venga» —  ¿acaso no da el sentimiento su significado a la palabra «esperar»?(¿Y qué pasa con la oración «Ya no espero que venga»?) El sentimiento le da a la palabra «esperar» quizás su especial acento; es decir, tiene su expresión en el acento.  —  Si el sentimiento le da a la palabra su significado, entonces «significado» quiere decir aquí: lo que importa. ¿Pero por qué importa el sentimiento?
¿Es la esperanza un sentimiento? (Características.)
546. Así están, quisiera yo decir, las palabras «¡Ojalá venga!» cargadas de mi deseo. Y las palabras se nos pueden escapar —  como un grito. Las palabras pueden ser difíciles de proferir: por ejemplo, aquellas con las que uno renuncia a algo, o con las que se confiesa una debilidad. (Las palabras también son actos.)
547. Negar: una 'actividad mental'. ¡Niega algo y observalo que haces!  —  ¿Acaso mueves la cabeza interiormente? Y si es así —  ¿es este proceso más digno de nuestro interés que, por ejemplo, el de escribir un signo de negación en una oración? ¿Conoces ahora la esencia de la negación?
548. ¿Cuál es la diferencia entre los dos procesos: desear que algo ocurra —  y desear que lo mismo no ocurra? Si uno se lo quiere representar figurativamente, emprenderá cosas distintas con la figura del suceso: tacharla, separarla con un trazo y cosas parecidas. Pero nos parece que éste es un método crudo de expresión. En el lenguaje verbal usamos el signo «no». Éste es como un auxilio torpe. Queremos decir: en realidad en el pensamiento ocurre de otro modo.
549. «¡¿Cómo puede negar la palabra 'no'?!»  —  «El signo 'no' indica que tienes que concebir negativamente lo que sigue». Quisiéramos decir: El signo de negación invita a hacer algo —  posiblemente algo muy complicado. Es como si el signo de negación nos invitara a algo. ¿Pero a qué? Esto no se dice. Es como si sólo requiriera una alusión; como si ya lo supiéramos. Como si una explicación fuera innecesaria, porque ya conocemos la cuestión de todos modos.
550. La negación, podría decirse, es un gesto excluyente, rechazante. ¡Pero ese gesto lo usamos en casos muy diversos!
551. «¿Se trata de la misma negación en 'El hierro no se funde a 100 grados C ' y en '2 por 2 no es 5'?» ¿Hay que decidir esto por introspección, intentando ver lo que pensamos ante ambas proposiciones?
552. Qué tal si yo preguntara: ¿Se nos muestra claramente, mientras proferimos las oraciones «Este palo tiene 1 m de largo» y «Aquí hay 1 soldado», que con «1» queremos decir cosas distintas, que «1» tiene distintos significados?  —  No se nos muestra en absoluto.  —  Di, por ejemplo, una oración como «A cada metro hay un soldado, o sea que a cada 2 metros hay 2 soldados». Si se nos pregunta «¿Quieres decir lo mismo con ambos unos?», contestaremos más o menos esto: «Claro que quiero decir lo mismo: uno». (Y quizás alzaremos un dedo.)
553. ¿Tiene el «1» un significado distinto cuando se usa como medida que cuando se usa como número? Si la pregunta se plantea así, se la contestará afirmativamente.
554. Es fácil imaginarse seres humanos con una lógica 'más primitiva', en la que sólo para determinadas oraciones hubiera algo análogo a nuestra negación; por ejemplo, para las que todavía no contuvieran ninguna negación. Se podría negar la oración «Él se va a casa», pero la negación de la oración negativa carecería de sentido, o bien sólo valdría como la repetición de la negación. Imagínate otros medios, distintos de los nuestros, para expresar una negación: por ejemplo, mediante el tono de voz con que se profiere la oración. ¿Cómo sería aquí la doble negación?.j
555. La cuestión de si la negación tiene para estos hombres el mismo significado que para nosotros sería análoga a la de si la cifra «5» significaría lo mismo para gente cuya serie numérica terminara con 5 que para nosotros.
556. Imagínate un lenguaje con dos palabras diferentes para la negación, una es «X», la otra «Y». Una doble «X» da lugar a una afirmación, mientras que una doble «Y» da lugar a una negación reforzada. Por lo demás, las dos palabras se usan igual.  —  ¿Tienen entonces «X» e «Y» el mismo significado cuando aparecen no repetidas en una oración?  —  A ello se podría responder de diversas maneras.
Ambas palabras tienen un uso distinto. Por tanto, un significado distinto. Sin embargo, aquellas proposiciones en las que aparecen sin repetición y que por lo demás son iguales tienen el mismo sentido.
Ambas palabras tienen la misma función en los juegos de lenguaje, con una única diferencia debida a una cuestión insignificante acerca de su origen. El uso de ambas palabras se aprende de la misma manera, a través de las mismas acciones, gestos, figuras, etc.; y la diferencia en su modo de uso se añade a la explicación de las palabras como algo secundario, como uno de los caprichos del lenguaje. Por ello diremos que «X» e «Y» tienen el mismo significado.
c) Con ambas negaciones asociamos imágenes diversas. «X» es como si le diera una vuelta de 180 grados al sentido. Y por eso dos negaciones de este tipo conducen el sentido a su antigua posición. «Y» es como sacudir la cabeza. Y así como una sacudida de cabeza no se elimina con otra, así tampoco se puede eliminar una «Y» con otra. Y así pues, aunque las oraciones con una u otra de las negaciones llevan prácticamente a lo mismo, no obstante, «X» e «Y» expresan ideas distintas.
557. Ahora bien, cuando proferí la doble negación, ¿en qué puede haber consistido el hecho de que me refería con ella a la negación reforzada y no a la afirmación? No existe ninguna respuesta del tipo: «Consistió en que...». En vez de decir «Esta duplicación se refería al refuerzo», la puedo proferir bajo ciertas circunstancias como refuerzo. En vez de decir «La duplicación de la negación se refiere a su cancelación», puedo poner paréntesis, por ejemplo.  —  «Sí, pero estos paréntesis también pueden jugar distintos papeles; pues ¿quién nos asegura que deban concebirse como paréntesis?»Nadie nos lo asegura. Y tú también has explicado tu concepción mediante palabras. Lo que significan los paréntesis radica en la técnica de su aplicación. La cuestión es: ¿Bajo qué circunstancias tiene sentido decir «Me refería a...», y qué circunstancias justifican que diga «Él se refería a...»?
558. ¿Qué quiere decir que en la proposición «La rosa es roja» el «es» tiene un significado distinto al que tiene en«dos por dos es cuatro»? Si se responde que eso quiere decir que valen reglas distintas para ambas palabras, hay que decir que aquí sólo tenemos una palabra. Y si sólo tomo en consideración las reglas gramaticales, éstas precisamente permiten el uso de la palabra «es» en ambos contextos.  —  Pero la regla que muestra que la palabra «es» tiene un significado distinto en esas oraciones es la que permite sustituir en la segunda oración la palabra «es» por el signo de igualdad, y en cambio prohíbe esta sustitución en la primera oración.
559. Quisiéramos hablar de la función de una palabra en esta oración. Como si la proposición fuera un mecanismo en el que la palabra tiene una determinada función. ¿Pero en qué consiste esa función? ¿Cómo se hace patente? Pues no hay nada oculto; ¡de hecho vemos la proposición entera! La función debe mostrarse en el transcurso del cálculo. ((Cuerpo de significados.))
560. «El significado de una palabra es lo que la explicación del significado explica.» Es decir: si quieres entender el uso de la palabra «significado», averigua lo que se llama«explicación del significado».
561. ¿No es curioso que yo diga que la palabra «es» se usa con dos significados distintos (como cópula y como signo de igualdad) y en cambio no quiera decir que su significado es su uso: a saber, su uso como cópula y como signo de igualdad?
Quisiéramos decir que esas dos especies de uso no dan un significado; la unión personal a través de la misma palabra es una casualidad inesencial.
562. ¿Pero cómo puedo decidir si un rasgo de la notación es esencial o bien inesencial, casual? ¿Existe acaso una realidad detrás de la notación, a la cual se atiene su gramática?
Consideremos un caso análogo en un juego: en el juego de damas se caracteriza una reina poniendo dos piezas una encima de la otra. ¿Acaso no se dirá que es inesencial para el juego que una reina consista en dos piezas?
563. Digamos: el significado de una ficha (de una figura)es su papel en el juego.  —  Supongamos ahora que siempre antes de empezar una partida de ajedrez se decide por suertes cuál de los jugadores lleva las blancas. A este fin, uno delos dos guarda en cada una de sus manos cerradas uno delos reyes y el otro escoge al azar una de las dos manos. ¿Se dirá ahora que es parte del papel que juega el rey en el ajedrez el hecho de que se use de esta forma para echar suertes?
564. Tiendo, pues, a distinguir también en el juego entre reglas esenciales e inesenciales. El juego, quisiéramos decir, no sólo tiene reglas, sino también un quid.
565. ¿Para qué la misma palabra? ¡En el cálculo no hacemos ningún uso de esta igualdad!  —  ¿Por qué se usan para dos propósitos distintos las mismas piezas de juego?  —  ¿Pero qué significa aquí «hacer uso de la igualdad»? ¿Acaso no es un uso el hacer uso de la misma palabra?
566. Aquí parece como si el uso de la misma palabra, dela misma pieza, tuviera un propósito —  si la igualdad no es casual, inesencial. Y como si el propósito fuera que se pudiera reconocer la pieza y saber cómo hay que jugar.  —  ¿Se habla aquí de una posibilidad física o de una lógica? Si se trata delo último, entonces es que la igualdad de las piezas forma parte del juego.
567 ¡Pero el juego tiene que estar determinado por las reglas! Así, pues, si una regla del juego prescribe que para echar suertes antes de empezar la partida de ajedrez hay que emplear los reyes, entonces esto forma parte, esencialmente, del juego. ¿Qué se podría objetar a esto? Que no se le ve el quid a esta prescripción. Así como tampoco se vería el quid de una regla que obligara a darle tres giros a cualquier pieza antes de hacer una jugada con ella. Si encontráramos esta regla en un juego de mesa, nos extrañaríamos y haríamos suposiciones sobre el propósito de la regla. («¿Se intenta con esta prescripción evitar que uno haga jugadas sin reflexionar?»)
568. Si entiendo bien el carácter del juego —  podría yo decir  —  , entonces esto no forma parte esencial de él.
((El significado, una fisonomía.))
569. El lenguaje es un instrumento. Sus conceptos son instrumentos. Creemos entonces que no puede tener mucha importancia qué conceptos empleemos. Como, en definitiva, podemos hacer física con pies y pulgadas al igual que con metros y centímetros; se trata sólo de una diferencia en la comodidad. Pero tampoco esto es cierto cuando, por ejemplo, los cálculos hechos en un cierto sistema de medidas exigen más tiempo y esfuerzo del que podemos dedicarles.
570 Los conceptos nos conducen a investigaciones. Son la expresión de nuestro interés, y guían nuestro interés.
571. Paralelismo desorientador: la psicología trata de los procesos en la esfera psíquica como la física en la esfera física.
Ver, oír, pensar, sentir, querer, no son objetos de la psicología en el mismo sentido en que los movimientos de los cuerpos, los fenómenos eléctricos, etc., son objetos de la física. Esto lo ves en que el físico ve, oye estos fenómenos, reflexiona sobre ellos, nos los comunica, mientras que el psicólogo observa las manifestaciones (el comportamiento) del sujeto.
572. La espera es, gramaticalmente, un estado, como: ser de una opinión, tener una esperanza, saber algo, poder hacer algo. Pero para entender la gramática de estos estados hay que preguntar: «¿Cuál es el criterio para saber que alguien se encuentra en este estado?». (Estado de dureza, de peso, de ajuste.)
573. Tener una opinión es un estado.  —  ¿Un estado de quién? ¿Del alma? ¿De la mente? Bueno, ¿de quién se dice que tiene una opinión? Del señor ?. ?., por ejemplo. Y ésta es la respuesta correcta.
No hay por qué esperar ninguna aclaración de esta respuesta a la pregunta. Las preguntas que penetran más profundamente son: ¿Qué consideramos en casos particulares como criterios de que alguien tenga tal o cual opinión? ¿Cuándo decimos: en aquella época llegó a tener esta opinión? ¿Cuándo: ha cambiado de opinión? Etc. La figura que nos dan las respuestas a estas preguntas muestra lo que aquí se trata gramaticalmente como estado.
574. Una proposición, y por tanto en otro sentido un pensamiento, puede ser 'expresión' de la creencia, de la esperanza, de la espera, etc. Pero creer no es pensar. (Una anotación gramatical.) Los conceptos de creencia, espera, esperanza son menos ajenos entre sí que respecto del concepto de pensar.
575. Cuando me senté en esta silla creí naturalmente que me sostendría. No pensé que se rompería.
Pero: «A pesar de todo lo que hizo, me mantuve firme en la creencia...» Aquí se piensa, y se trata por ejemplo de luchar constantemente por una determinada actitud.
576. Miro la llama de la mecha, sigo con la máxima tensión el progreso de la llama y cómo se acerca al explosivo. Quizá no pienso nada en absoluto, o una serie de pensamientos inconexos. Esto es ciertamente un caso de espera.
577. Decimos «Lo espero» cuando creemos que va a llegar, pero su llegar no nos ocupa. («Lo espero» significaría aquí «Me sorprendería que no llegara» —  y a esto no se le llamará la descripción de un estado anímico.) Pero también decimos «Lo espero», cuando esto quiere decir: lo aguardo. Nos podríamos imaginar un lenguaje que en estos casos usara consecuentemente distintos verbos. Y también más de un verbo en los casos en que hablamos de 'creer', 'tener una esperanza', etc. Los conceptos de este lenguaje serían quizás más apropiados para una comprensión de la psicología que los conceptos de nuestro lenguaje.
578. Pregúntate: ¿Qué significa creer en el teorema de Goldbach? ¿En qué consiste esta creencia? ¿En un sentimiento de seguridad cuando proferimos, oímos o pensamos el teorema? (Esto no nos interesaba.) ¿Y cuáles son las características de este sentimiento? Tampoco sé hasta qué punto el sentimiento pudo haber sido producido por el teorema mismo.
¿Debo decir que la creencia es un matiz del pensamiento? ¿De dónde viene esta idea? Bueno, hay un tono de la creencia, como lo hay de la duda.
Quisiera preguntar: ¿Cómo interviene esta creencia en ese teorema? Examinemos qué consecuencias tiene esta creencia, adonde nos lleva. «Me lleva a buscar una prueba de este teorema.»  —  Bien; ahora examinemos también en qué consiste realmente tu búsqueda. Entonces sabremos en qué consiste la creencia en ese teorema.
579.    El sentimiento de confianza. ¿Cómo se manifiesta en el comportamiento?
580. Un 'proceso interno'  necesita criterios externos.

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