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jueves, 4 de marzo de 2010

La ciencia confirma la profecía Maya

El cumplimiento de las detalladas predicciones que la antigua cultura maya hizo para el período que media entre los años 1992 y 2012 de nuestro calendario plantea un profundo misterio y una pregunta inquietante: ¿nos encontramos realmente viviendo el final de una era cósmica y veremos dentro de siete años el amanecer de una con signo muy distinto?

Los científicos no saben qué está sucediendo con el Sol. El 30 de enero de este año una sorpresiva tormenta solar alcanzó la Tierra con su máximo de radiación sólo 15 minutos después de iniciarse la serie de explosiones cuando lo habitual son 2 horas. Según Richard Mewaldt del California Institute of Technologyfue la más violenta en los últimos 50 años. También ha sido la más misteriosa.
Los científicos creían que dichas tormentas se producían en la corona solar por las ondas de choque asociadas a eyecciones de plasma. Sin embargo en este caso parece haberse originado extrañamente en el interior del astro reysegún afirmó el profesor Robert Linde la universidad de California.
Los astrónomos expresaron su perplejidad. El profesor Lin -principal investigador del satélite Reuven Ramaty High Energy Solar Spectroscopic Imager (RHESSI)- concluyó su declaración con una frase muy significativa: «Esto significa que realmente no sabemos cómo funciona el Sol».
En resumen: el insólito fenómeno del 30 de enero ha pulverizado los modelos predictivos de nuestra ciencia.
Pero además¿por qué se produce una actividad tan intensa y anómala en este momento? El pico de máxima actividad de nuestra estrella -en su ciclo principal de 11 años- tuvo lugar en el año 2000.
En 2004 los físicos solares observaron una ausencia total de manchas algo que siempre anuncia la proximidad de un mínimo de actividad.
Dicho mínimo debía producirse entre 2005 y 2006unos 4 años antes del nuevo máximo previsto para el año 2010 ó 2011precisamente en vísperas de la fecha para la cual los antiguos mayas profetizaron el final de la era correspondiente al «Quinto Sol» y el comienzo de otro ciclo cósmico llamado «Sexto Sol».
¿Sabían algo los mayas que nuestra ciencia actual ignora? ¿Podrían ayudar sus textos sagrados a los científicos desconcertados por el extraño e inquietante comportamiento del astro rey?
Y sobre todo: ¿por qué motivo prestó aquella antigua cultura tanta atención a la actividad solar de nuestros días en tiempos tan remotos?
El calendario maya finaliza abruptamente el sábado 23 de diciembre de 20125.125 años despúes de iniciarse la era del «Quinto Sol».
Según sus profecíasla causa física desencadenante es que el Sol recibiría un rayo proveniente del centro de la galaxia y emitiría una inmensa «llamarada radiante» que transmitiría esa radiación a la Tierra y al resto del sistema solar. Este evento precedería al comienzo de un nuevo ciclo cósmico.
Según su cómputohabrían tenido lugar ya 5 ciclos de 5.125 años completando una serie de 25.625 años período muy próximo al de «la precesión de los equinoccios»conocido como «Año Platónico» o «Gran Año Egipcio»correspondie nte a un ciclo completo formado por las 12 eras astrológicas (25.920 años).
Según los mayas en la Tierra cada ciclo de 5.125 años habría sido el escenario de la aventura de una Humanidad -«una raza» en su concepto- y habría acabado con su destrucción seguida por la regeneración que trae el siguiente ciclo o «Sol». Al comienzo de éste se produce una sincronizació n de la «respiración» de todas las estrellas, planetas y seres.

El 11 de agosto de 3.113 a .C. los mayas fijaron el nacimiento del «Quinto Sol» -la era actual- cuyo final llegaría en 2012. La Era del Agua habría acabado con el Diluvio la posterior a ésta con un diluvio de fuego y la nuestra llamada «del Movimiento»finalizarí a con violentos terremotos, erupciones volcánicas y huracanes devastadores.
La mitología de las culturas antiguas más diversas recoge la memoria de inundaciones catastróficas que tuvieron lugar hace unos 12.000 años y de misteriosas lluvias de fuego hace algo más de 5.000 añosque investigadores como Maurice Cotterell asocian a un gran cometa que rozó la atmósfera terrestre.
La predicción maya también describe los 20 años anteriores al primer día del «Sexto Sol» con cierto detalle. Este ciclo menor que ellos denominaban Katumya ha consumido casi dos tercios de su duración total. Ello nos permite verificar hasta qué punto se han cumplido sus profecías hasta este momento yen consecuenciadecidir si su nivel de aciertos merece suficiente credibilidad como para prestarles atención.
El último Katum -denominado por ellos «el tiempo del no tiempo»- habría empezado en el año 1992 de nuestro calendariodespué s de un eclipse de Sol que esta cultura pronosticó para el 11 de julio de 1991 y que se cumplió puntualmente. En el concepto maya se trataría de un periodo de transición caracterizado por profundos cambios cósmicostelúricos e históricos.
Es curioso observar que en septiembre de 1994 se produjeron fuertes perturbaciones en el magnetismo terrestre con alteraciones importantes en la orientación de las aves migratorias y cetáceo se incluso en el funcionamiento de la aviación.
En 1996la sonda espacial Soho descubrió que el Sol no presentaba ya polos magnéticos sino un único campo homogeneizado. En 1997 se produjeron violentas tormentas magnéticas en el Sol. Y en 1998la NASA detectó la emisión de un potente flujo de energía proveniente del centro de la galaxia que nadie supo explicar.
Otra fecha importante de las profecías mayas fue el eclipse total de Sol del 11 de agosto de 1999que también se verificó puntualmente. Según el Chilam Balam -un libro sagrado maya-siete años después del inicio del último Katum (1999) comenzaría una era de oscuridad y las convulsiones de la Tierra -seísmoshuracaneseru pciones volcánicas- aumentarían sensiblemente.
El 11 de septiembre de 1999sólo un mes después del mencionado eclipseuna misteriosa explosión proveniente del espacio eclipsó durante horas el brillo de algunas estrellas.Las radiaciones de ondas radiorayos gamma y rayos X multiplicaron su intensidad por 120. Astrónomos como Richard Berendzen y Bob Hjellmingdel Observatorio Radioastronómico de Nuevo México (EE UU)calificaron este fenómeno como un enigma «digno de una investigación detectivesca» .

El rayo y la llamarada radiante
Ante estos hechos objetivos cabe preguntarse: ¿podría ser esa misteriosa e inexplicada radiación de 1999 el rayo proveniente del centro de la galaxia quesegún los mayasalcanzarí a al Sol antes del año 2012cuando se dispararan los fenómenos sísmicos? ¿No resulta también evocador de «la llamarada radiante» quesegún los mayas emitiría el Sol después de recibir ese «rayo»la igualmente enigmática y anómala explosión solar del 30 de enero de 2005que ha dejado perplejos y sin respuestas a los científicos?

El eclipse del 11 de agosto de 1999 que precedió a la fuerte radiación proveniente del espacio del 15 de septiembre de 2005 inauguró un período de cataclismos naturales.
El día 7 de ese mismo mes se produjo un terremoto de 59º (escala Richter) en Greciacon 218 muertosel 8inundaciones catastróficas en Chinacon miles de muertosel 17un terremoto de 74º en Turquíacon 15.000 muertosel 20un terremoto de 76º en Taiwancon 2.000 muertosel 22una cadena de terremotos menos destructivos -entre 2º y 52º- en todo el planetael 30un terremoto en Oaxaca (México)seguido de grandes incendios debidos a explosiones de gas con más de 100 muertosy el 10 de octubre las lluvias produjeron 300 muertos y 500.000 damnificados en México.
No se trata de una lista exhaustiva de catástrofes ni mucho menos sino sólo de una muestra de algunos fenómenos muy destructivosocurrid os tan sólo en los dos meses que siguieron al eclipse de agosto. Incluir los conflictos humanos que estallaron en esos dos meses y otras catástrofes naturales requeriría un abultado volumen.
En este mismo número se recogen otros datos sobre el aumento espectacular de los seísmos, erupciones volcánicas y meteoros violentos. La comparación de la intensidad y la cantidad que estos fenómenos tuvieron en los últimos años con periodos anteriores revela que experimentaron un incremento espectacular en este periodo que los mayas denominaron «el tiempo del no tiempo».
Después de la potente y anómala radiación emitida por el Sol el 20 de enero de este año se han disparado las erupciones volcánicasque ya habían experimentado un incremento notable después del eclipe de 1999. En todo 2004 se registraron 31 erupciones significativas.
Sólo entre enero y abril de 2005se han detectado 21. Y si sumamos los informes sobre nueva actividad de los volcanes que experimentaron erupciones significativas desde 1999la cifra asciende a 43 para los 4 meses iniciales de este año.

A esta confirmación de las predicciones mayas debemos añadir otras.
Según dichas profecíasa partir del eclipse de 1999 se incrementarían las guerras y la destrucción.
El cono de sombra de este eclipse se proyectó precisamente sobre Medio OrienteIrakIrá nAfganistá nPaquistán e India señalando un área sacudida por los conflictos más sangrientos y la amenaza permanente de una confrontación entre Paquistán e Indiaambos con arsenal nuclear.
Al acercarse el 2012 una ola de calor aumentaría la temperatura del planeta produciendo cambios climáticosgeoló gicos y sociales sin precedentescon una rapidez asombrosa. Estamos inmersos en dicha dinámica. El acelerado derretimiento de los glaciares en todo el mundo y la aparición de zonas verdes en la Antártida es ya un hecho confirmado científicamente. También anunciaron los cambios inesperados de la actividad del Sol que los científicos están verificando.

Las profecías mayas pronostican la aparición de un cometacon alta probabilidad de un impacto contra la Tierra. Curiosamentetambié n en el Apocalipsis de San Juan se predice la llegada de este cometa llamado «Ajenjo» como signo del «Final de los Tiempos».
Otra coincidencia llamativa es que el 11 de agosto de 1999 no sólo tuvo lugar el último eclipse total del mileniosino la formación de una configuración astrológica muy rara: la Gran Cruz Cósmica formada en los signos de Tauro, Leo, Escorpio y Acuario por el Sol, la Luna y tres planetas (AÑO/CERO102) .
Esta Cruz también nos remite al Apocalipsis porque evoca a «los cuatro vivientes custodios del Trono».
El primero es descrito como «semejante a un león» (Leo)el segundo «semejante a un toro» (Tauro)el tercero «con semblante humano» (Acuarioel Aguador) y el cuarto semejante a un águila (Escorpio).
Estamos ante un simbolismo complejo que encaja con las profecías mayas del comienzo del «Sexto Sol»: una nueva era quesegún su predicciónsupondrá «el final del tiempo del miedo» y una Humanidad renovada cósmicamenteque construirá una civilización superior a la actual.
Esta convergencia de expectativasindepen dientes unas de otrasque avalan las profecías mayas es otro hecho a tener en cuenta.
Resulta inevitable recordar a maestros como Sri Aurobindo que junto a su compañera Madre y su discípulo Satprem promovieron una transformació n fisiológica convencidos de que en un ser humano superior debería producirse «el despertar» del cuerpo a nivel celular e incluso de los átomos.
Aurobindo enseñó que se produciría «un descenso de la luz superior a las partes más bajas de la naturaleza»que favorecería el acceso del ser humano a un nivel de conciencia más elevado que el actual.
¿Podría este cambio ser activado o favorecido por ese gran evento cósmico que anunciaron las profecías mayas? ¿Podría ese salto vibracional del Universo transmitido por el Universo al Sol y por éste a la Tierra estar impulsando «la gran transformació n» que según los mayas llegará definitivamente a nuestro planeta el sábado 23 de diciembre de 2012?
En cualquier casotodas estas profecías son muy elocuentes respecto a dicho salto cualitativo en la evolución de la conciencia.
El cambio cósmico crea las condiciones pero la transmutación interior sólo puede ser el resultado de una decisión libre y de un trabajo interior individual.
En este final del último Katum del calendario maya el Cielo nos pone ante una encrucijada: autodestrucció n o transformació n. Nos hallamospor tantoen una especie de «tierra de nadie»: una fase definitiva que ya no pertenece a la vieja erapero tampoco a la que amanecerá dentro de siete años cuando se abra «la puerta» cósmica de un tiempo renovado.
En cualquier caso nos parece evidente que los hechos corroboran las profecías mayas lo suficiente como para tomarlas en serio y examinarlas sin prejuicios a la luz de lo que sabemos del mundo. ¿La evolución biológica y psicoespiritual responde a una programación cósmica inteligente?
Este es sin duda el gran misterio que se nos plantea.

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