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domingo, 20 de junio de 2010

Exitación y recuperación espontánea en las investigaciones pavlovianas

LA EXTINCIÓN Y LA RECUPERACIÓN ESPONTÁNEA

Anteriormente dijimos que el reflejo de orientación es fundamental para el aprendizaje. Si el sujeto no presta atención al EC ni al EI, será imposible que se produzca el condicionamiento. Así, la primera etapa de todo proceso de aprendizaje consiste realmente en la aparición del reflejo de orientación (RO) y la habituación del sujeto a éste. Después de ello, si se aparea varias veces el EC con el EI, el estímulo condicionado será capaz de suscitar el reflejo o respuesta condicionada (RC). Ahora bien, si después se presenta varias veces seguidas el EC sin que lo siga el EI, la respuesta condicionada desaparece, es decir, se extingue.

La extinción se produce cuando se termina la asociación existente entre los estímulos condicionado e incondicionado, es decir, cuando el estímulo condicionado se presenta repetidas veces sin el estímulo incondicionado. Así, puede explicarse, por ejemplo, la pérdida de salivación a la vista de un helado en una persona que ha trabajado cierto tiempo en una heladería o la pérdida de la excitación sexual a la vista de un cuerpo desnudo, luego de haber estado de vacaciones en un campo nudista. (Swenson, 1991).

Extinción: Debilitamiento y, por último, desaparición de una respuesta condicionada.

Hay ocasiones en que una respuesta condicionada vuelve a aparecer después de haberse extinguido, lo que ocurre, por ejemplo, después de un período de descanso. Este fenómeno se conoce con el nombre de recuperación espontánea que consiste en la reaparición de una respuesta previamente extinguida después de un período en el cual no se ha tenido contacto con el estímulo condicionado.

GENERALIZACIÓN Y DISCRIMINACIÓN

Pavlov pudo darse cuenta de un fenómeno bastante singular: A menudo, sus perros salivaban no sólo ante el sonido del diapasón, sino también ante el sonido de una campana o de un zumbador.
Este comportamiento se debe al proceso conocido como generalización de estímulos. La generalización tiene lugar cuando la respuesta condicionada se presenta ante un estímulo parecido al estímulo condicionado original. Cuanto más parecido sea el nuevo estímulo al estímulo original, más probabilidades habrá de que se produzca una generalización. Swenson da el siguiente ejemplo de generalización: Si alguien a quien una persona ama siempre dice en voz suave “eh, tú” (EC) antes de hacer algo (EI) que siempre hace sonrojarse (RI) a esa persona, finalmente ésta se sonrojará al oír “eh, tú”. Si estas palabras son sustituidas por “hola, tú”, la misma persona también se sonrojará, aunque no tanto” (Swenson, 1991)
La discriminación de estímulos nos permite diferenciar diversos estímulos, restringiendo la respuesta a uno de ellos en particular (Pavlov prefería llamar este fenómeno diferenciación). Así hemos aprendido por ejemplo a pasar un semáforo con nuestro vehículo cuando la luz está en verde y no cuando está en rojo.

EL SEGUNDO SISTEMA DE SEÑALES

Uno de los puntos de conflicto más grandes entre los teóricos del condicionamiento y otros psicólogos, como por ejemplo los seguidores de la teoría de la Gestalt , consiste en la aplicación a los seres humanos de los principios del aprendizaje examinados en animales. Parece obvio que la conducta humana es mucho más compleja que una serie de simples conexiones entre estímulos y respuestas y frecuentemente los humanos piensan antes de actuar. Pavlov explicó que los pensamientos verbales y el habla manifiesta constituyen un segundo sistema de señales que actúa de forma muy parecida a como lo hacen las señales provenientes del ambiente, que serían el primer sistema de señales. Es decir, que tal como la visión de un jugoso bistec puede provocar en nosotros una respuesta de salivación, también una conversación acerca de bistecs jugosos y tiernos, también provocará la misma respuesta salivatoria.

En los seres humanos, entonces, el significado de las palabras puede ser condicionado por los estímulos incondicionados ambientales y adquirir así la capacidad de suscitar a su vez reflejos. En el hombre existe, por tanto, no sólo un segundo sistema de señales (las señales verbales), sino también un segundo sistema de reflejos (las palabras y el pensamiento). Pavlov planteaba que las reglas y operaciones básicas eran las mismas para ambos sistemas (Swenson, 1991).

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