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sábado, 3 de julio de 2010

El otro lado de la realidad -3-

TÚ ERES TU LIBERTAD.

No queda otra alternativa que la de pensar una vez más en la libertad. ¿Es libre el ser hunmano, o no lo es ? Si no Io es, esa debe ser la meta de la lucha de esta vida: alcanzar en algún momento la libertad absoluta. Aunque tal vez eso no se consiga nunca porque sea irrealizable. De hecho, nada en este universo es intrínsecamente libre. Nadie nos ha preguntado —ni a nosotros, ni a los árboles, ni a los animales, ni a las piedras, ni a los astros, ni a los átomos, ni a la energía, ni al universo mismo— dónde, cuándo, cómo ni en qué forma queremos nacer, queremos vivir, queremos desarrollarnos. "Caminante, no hay camino; se hace camino al andar." Sí, esto parece ser cierto. Pero nos marcan de entrada la parcela de terreno en la que nos dejan andar. Y aparte de que no la hemos podido elegir nosotros —y si nos gusta fabuloso y si no, ahí nos las compongamos—, cualquiera que sea esa parcela está plagada de infinidad de elementos y circunstancias —visibles y por lo tano evitables unas y ocultas y por consiguiente prácticamente inevitables otras— que irán condicionando nuestros pasos en ese camino que hacemos al andar en nuestra engañosa libertad.
La lucha debe concentrarse por ende en aproximarnos lo máximo que nos dejen a la libertad ideal. A zafarnos de la mayor cantidad posible de trampas y de cadenas que la vida nos tiende. Las visibles son las que pueden limitar nuestra libertad física. Son menos graves. Porque en cualquier circunstancia en que nos hallemos, libres o presos, sanos o enfermos, móviles o paralizados, videntes o ciegos, siempre podemos conservar nuestra libertad mental, nuestra intimidad energética que nos pone en contacto inmediato con cualquier punto del universo, por llamarle de alguna forma. Las trampas y cadenas invisibles son las que realmente matan nuestra libertad intima, esencial. Las cadenas y trampas que quieren adueñarse de nuestra mente y nuestra voluntad. Las formas, los conductos y las plasmaciones de estas cadenas y de estas trampas son numerosas y sutiles. Grave es reconocer que a medida que avanzamos en el conocimiento de las posibilidades de nuestra mente, se van abriendo paralelamente posibilidades de anulación de nuestra voluntad. Quiero ir más lejos aún y advertir de algo más grave: que nadie deje que jueguen con su mente, ni desde aquí, ni desde fuera. Han estado jugando con nosotros durante siglos, durante milenios, pero cuidado, que estamos empezando a sospechar que se ríen de nosotros. Que nadie es dueño de nadie. Que nadie debe ser esclavo de ningún señor, sea este señor un congénere humano o pertenezca a otro plano.
Por esa meta vale la pena luchar con todas nuestras fuerzas, porque si perdemos esa batalla perderemos con ella la única libertad que nos queda. Que cada cual sea duera —única, pero totalmente— de su mente. Porque la libertad mental es la que más nos permite aproximarnos al ideal de libertad.

NO ES ASÍ.

De aquí nace la idea de este libro. De la conveniencia de aportar al lector elementos variados que, en distintas áreas de nuestra historia, pueden tener una lectura bien diferente de la que el Poder nos ha propuesto e impuesto. Sirvan estos pocos ejemplos de aliciente para que, después de leidas, el lector piense con espíritu critico y extrapole esta forma de ver las cosas a otras áreas de su propio interés.
Se trata de 15 artículos que dan que pensar. Presentan manipulaciones que ya vengo denunciando desde hace holgados 20 años en doce libros editados, en 77 números publicados de la revista 'Mundo Desconocido', en decenas y decenas de programas radiofónicos, en muchísimas entrevistas en radio, prensa y TV, en conferencias y artículos. Sigo insistiendo aquí en la necesidad de aportar documentación que incite a la duda, al raciocinio y por ende a las conclusiones propias de cada lector. Estos quince artículos resumen en cierto modo más de 30 años de estudios, de investigación, de búsqueda y de reflexión. Resultado : las cosas no son nos dicen. Queda mucho por descubrir no ya en la inmensidad del universo, sino en este planeta y dentro de nosotros mismos.
La necesidad de volver, a publicar —recogidos en un volumen— estos artículos, nace del hecho de que algunos de ellos han sido publicados originalmente de forma incompleta e incluso en alguna medida distorsionada. Pues si bien aparentemente la censura ha desaparecido a nivel oficial, se sigue practicando a nivel de grupos de presión y de medios de comunicación. El mismo medio que te publica es el que en muchas ocasiones ejerce una autocensura. Tal y como aparecen en este volumen, los artículos originales no han sido recortados ni se han cambiado conceptos ni expresiones de su redacción original. Valga tener en cuenta, para su lectura, que algunas datos que aparecerían como anacránicos si el artículo se escribiese hoy en día, figuran —precisamente por respetar el original— tal y como fueron escritos en su momento, que puede remontarse hasta a 20 años atrás. Piensa que es importante, para comprender la trayectoria de la obra de un autor y de la labor de un investigador, saber cuándo dijo determinadas cosas públicamente por vez primera.

LOS PRIMEROS CONTACTADOS.

Siempre han habido seres humanos que se relacionaban con seres inteligentes descendidos del cielo
En prácticamente todos los legados de los orígenes de los primeros pueblos del planeta, se pueden hallar vestigios de seres inteligentes, superiores, descendidos de los cielos, que contactan directamente con los humanos. Dando inicio con ello, indefectiblemente, a las respectivas creencias religiosas de los pueblos afectados.
En todas las épocas ha habido además personajes singulares que han influido directamente en la marcha de la historia de la humanidad, después de haber sido contactados por entes no humanos.
Puede hablarse de personajes contactados o "elegidos", como puede también hablarse de pueblos enteros, contactados o elegidos por entidades no humanas.
Ante la imposibilidad de referirme a todos ellos en este artículo, me limitaré a los más importantes personajes que en los tiempos antiguos representan a la élite visible de los contactados.

LOS PRIMEROS FORMADOS.

Antes de hablar de los primeros contactados, cabría hablar de los primeros formados, aquellos que fueron puestos por seres superiores sobre la superficie del planeta Tierra, programados para engendrar allí a una nueva raza de seres inteligentes: nosotros.
De ello nos hablan las referencias bíblicas a Adán y Eva, en que un ser superior crea a los primeros padres de la especie humana; los relatos del Popol Vuh, el libro sagrado de los quichés, de la gran familia maya, según el cual los poderosos del cielo deciden crear sobre la superficie terrestre a un muñeco de inteligencia restringida -nosotros-; el relato conocido por el "Espejo de Izanami", con el que los japoneses explican el descenso, en tiempos remotos, de una pareja celeste que procrea sobre el planeta Tierra y deja en él a sus hijos —varón y hembra— para que crezcan y se desarrollen hasta llegar a formar la nación nipona; y las pinturas rupestres conocidas por "wandjinas", que son, en los montes Kimberley australianos, las únicas pinturas no trazadas por mano humana, sino directamente por los dioses que en épocas remotas descendieron para proporcionar alimento a los nativos —¿los "primeros contactados" en sentido estricto?—, antes de transformarse en serpientes míticas, ascender al cielo y moverse allí en forma de luces que pueden verse a gran altura —¿los primeros "Objetos Volantes No Identificados" en sentido estricto?—; etc.

LOS PRIMEROS CONTACTADORES.

Entre los primeros rollos recuperados en 1947 de las cuevas de Qumran, junto al Mar Muerto, nos llama la atención el del Génesis Apocrifon, denominado Manuscrito de Lamech antes de haber sido desenrollado. En él se cuenta cómo Lamech, padre de Noé, vuelto a casa tras larga ausencia, se encuentra con la sorpresa de que su mujer, Bathenosh, había dado a luz a un niño que no acababa de cuadrar en la familia. Su mujer le asegura que el niño no es hijo de ningún extraño ni de ninguno de los "Hijos del Cielo", como nos lo relata el propio Lamech de acuerdo con el texto del Libro de Enoch: "Yo he puesto en el mundo a un hijo, diferente a los otros; no es como los hombres, sino que parece un hijo de los mensajeros del cielo." Esta comparación que hace Lamech parece indicar que él, o incluso la gente de la época, estaban familiarizados con las características o peculiaridades que presentaban estos "hijos de los mensajeros del cielo", que por lo tanto habrían efectuado frecuentes visitas a los humanos de la época, que podríamos entonces considerar como de los primeros humanos contactados por seres superiores descendidos de las alturas.

PRODUCTO DE LAS PRIMERAS CONTACTACIONES: LOS GIGANTES.

En otro pasaje de su legado, Enoch nos habla ya de la unión de los celestes con las hijas de los hombres: "Y los mensajeros, hijos de los cielos, se dijeron entre ellos: 'Vamos, escojamos mujeres entre los hijos de los hombres y engendremos hijos.'" De estas uniones —siempre de acuerdo con el Libro de Enoch— las hijas de los hombres, que podemos considerar primeras contactadas íntimas, "concibieron y pusieron en el mundo grandes gigantes". Este relato —que queda confirmado por otros pasajes del Génesis—, tiene sus similitudes con las narraciones tradicionales de los orígenes de otros muchos pueblos del planeta. En todos los casos, los varones de estos coitos cósmicos son de origen extraterrestre, mientras que las hembras que dan a luz a los gigantes o "seres diferentes" son humanas, terrestres, contactadas.

EL CONTACTADO LOT.

Bien conocido es el pasaje bíblico que refiere la destrucción de Sodoma y Gomorra, circunstancia que convierte al patriarca Lot en uno de los primeros contactados con nombre conocido. Se conjugan en este pasaje los factores de venganza por parte de los "contactadores" o emisarios descendidos de las alturas, de protección a una familia concreta, de aviso previo del inminente arrasamiento total, de ataque aéreo y hasta de una posible cuenta atrás, ya que Lot y su familia disponen de un plazo muy breve e improrrogable para abandonar la ciudad a fin de salvar sus vidas.
Pero vayamos al texto bíblico: "Cuando los dos emisarios llegaron por la tarde a Sodoma, Lot estaba sentado a la puerta de la población. En cuanto los vio, se levantó para salir a su encuentro, se prosternó de cara al suelo y dijo: 'Por favor, señores míos, venid a casa de vuestro siervo para pasar la noche y lavaros los pies..'" Los dos emisarios en un primer momento se niegan aduciendo que dormirán en la plaza, pero a los ruegos insistentes de Lot aceptan y entran en su casa. Al poco rato los hombres de Sodoma llaman a Lot y le exigen que les entregue a los dos forasteros. Lot se niega a ello, ofreciéndoles a cambio a sus dos hijas, que aún no conocieron varón. Ante el enojo del gentío, intervienen los dos misteriosos emisarios, asiendo a Lot y metiéndolo en casa, al tiempo que "hirieron de ceguera a los hombres que habían permanecido fuera de la entrada de la casa, de forma que no pudieron llegar a hallar la entrada. Los hombres" —obsérvese que es éste uno de los casos en que el texto bíblico denota que los emisarios o ángeles que proceden de las alturas pueden ser absolutamente semejantes a nosotros, ya que sin más los llaman 'hombres'— "dijeron a Lot: 'Vamos a destruir este lugar: grande es el clamor contra sus habitantes en la presencia de Yahveh, y Yahveh nos ha enviado para exterminarlos.'" (...) "Al despuntar el alba, y dado que Lot se hacía el remolón, los dos hombres lo tomaron de la mano, así como también a su mujer y a sus dos hijas, y por compasión de Yahveh hacia él, le hicieron salir y lo dejaron fuera de la ciudad. Mientras lo sacaban, dijeron: "¡Sálvate, por tu vida! No se te ocurra mirar atrás ni te entretengas en ningún lugar de la llanura. ¡Sálvate en la montaña, no fuera caso de que murieras!" Poco después, "Yahveh hizo llover sobre Sodoma y Gomorra azufre y fuego que venían de Yahveh desde el cielo. Y destruyó estas ciudades y toda la llanura con todos los habitantes de las ciudades y las plantas de la tierra. La mujer de Lot miró hacia atrás, y se convirtió en una estatua de sal." (Esta circunstancia hizo apuntar a algunos estudiosos la hipótesis de que se produjo allí una auténtica explosión nuclear.) "Abraham fue muy de mañana al lugar en que había estado en presencia de Yahveh. Miró hacia Sodoma y Gomorra y toda la llanura, y vio la humareda de la tierra que subía como la humareda de un horno."

EL CONTACTADO MOISES.

El libro del Éxodo nos ofrece uno de los casos de contacto extraterrestre más decisivos para la marcha de la Humanidad. El contactador, Yahveh, se desplazaba a voluntad en un vehículo aéreo: "Yahveh iba delante de ellos, de día en una columna de nube para mostrarles el camino, y de noche en una columna de fuego que los iluminaba, para que pudieran caminar día y noche." Inmediatamente se hace patente la intervención de Yahveh —que por su carácter marcadamente sanguinario jamás puede ser identificable con la noción de Dios— en defensa de los hijos de Israel (con la finalidad de que le admiren, teman y estén, por ende, a su servicio), masacrando implacablemente a los egipcios. Y queda patente el contacto directo de este desconocido vengador celeste con el caudillo de los israelitas, Moisés, al decirle Yahveh: "Extiende la mano sobre el mar, que las aguas vuelvan sobre los egipcios, sobre sus carros y sobre sus conductores." Moisés extendió la mano sobre el mar, y hacia la mañana el mar regresó a su lugar, y las aguas sorprendieron —aquí el ensañamiento de Yahveh llega a sus cotas máximas— a los egipcios que huían.
El que Moisés fue —en el siglo XVI antes de JC— un hombre-contacto, queda claramente confirmado en el siguiente pasaje bíblico: "Yahveh les dijo acto seguido a Moisés, a Aharon y a María: 'Acudid los tres a la entrada del oráculo'. Y los tres fueron. Entonces Yahveh descendió en la columna de nube, se colocó a la entrada de la tienda y llamó a Aharon y a María. Y los dos salieron. Y les dijo: 'Escuchad mis palabras: si entre vosotros dos hubiera un profeta de Yahveh, me mostraría a él en visión, le hablaría en sueños. No sucede así con mi siervo Moisés; él es el hombre de confianza de toda mi casa. Yo le hablo cara a cara, en visión y no en enigmas; él contempla la imagen de Yahveh."
El libro del Exodo sigue corroborando plenamente este extremo: "Yahveh dijo a Moisés: 'Acudiré a reunirme contigo dentro de una nube espesa, para que el pueblo pueda darse cuenta de cuando hablo contigo y crea aún más en tí.'" Pero Yahveh advierte del peligro que supone aproximarse a su 'nave': "Además, márcale al pueblo un límite alrededor de la montaña y adviérteles: 'Guardáos de subir a la montaña y de tocar su base. Quien toque la montaña morirá.'" Y, efectivamente, Yahveh subió a bordo de la nube para desplazarse hasta Moisés: "Al tercer día, de madrugada, hubo encima de la montaña truenos y rayos y una nube espesa, acompañados de un fuerte resonar de trompeta." (...) "La montaña del Sinaí humeaba toda ella, porque Yahveh había bajado sobre ella con fuego." (...) "Entonces Yahveh llamó a Moisés a la cumbre de la montaña, y Moisés subió." (...) "El pueblo se mantenía lejos, mientras Moisés se acercó a la oscuridad en la cual se hallaba Yahveh." Y ya su estancia prolongada dentro de la nube-nave de Yahveh: "Moisés entonces subió a la montaña. Entonces una nube cubrió la montaña, y la gloria de Yahveh se estableció encima de la montaña del Sinaí. La nube la cubrió durante seis días, y, al séptimo día, Yahveh llamó a Moisés desde el interior de la nube. El aspecto de la gloria de Yahveh era a los ojos de los israelitas como un fuego abrasador en la cima de la montaña. Moisés penetró en medio de la nube y subió a la montaña, y permaneció en la montaña durante cuarenta días y cuarenta noches."

LA PRIMERA ABDUCCION: EL CONTACTADO ELIAS.

El profeta Elias nos brinda en el siglo IX antes de JC la primera narración conocida —dentro de los textos bíblicos— en que el contactado es abducido por un objeto volante no identificado. Pero no hace falta interpretar el texto, sino que una vez más es suficiente con leerlo simplemente tal y como nos lo transmiten las Escrituras:
"Cuando Yahveh quiso hacer subir a Elías al cielo en una turbonada, Elías y Eliseo marcharon hacia Galgala." De Galgala fueron a Bet-El, de aquí a Jericó, y de allí al Jordán. Tanto en Bet-El como en Jericó, los profetas del lugar le dijeron a Eliseo: "¿Sabes que hoy Yahveh quiere llevarse a tu señor por los aires, por encima de tu cabeza?", con lo cual confirmaron que se trataba de un encuentro con abducción previamente anunciada y acordada. La historia termina así, literalmente, junto a la orilla del río Jordán: "Mientras iban caminando y hablando, un carro de fuego con caballos de fuego separó al uno del otro, y Elías ascendió al cielo en la turbonada. Al verlo Eliseo, gritó: '¡Padre mío, padre mío, carro de Israel y su conductor!'."
Ya sé que no encaja lo del carro de fuego con caballos de fuego, pero ¿qué otra forma de describir a un "vehículo" volante que transporta a una persona, tenía un testigo que no tenía la más remota idea de lo que era un aparto volante fabricado por alta tecnología por seres inteligentes, si no era comparándolo con lo que él conocía como medio de transporte: un carro tirado por caballos?
Posiblemente de una forma similar abandonara mucho tiempo antes nuestro planeta uno de los personajes más intrigantes que lo pisaron, cual fue el padre de Matusalén, Henoc. Cuenta el texto bíblico: "Henoc vivía con Dios, y desapareció, porque Dios se lo llevó."

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