Búsqueda personalizada

TRADUCTOR

jueves, 10 de febrero de 2011

Chejov, sobre su narrativa y teatro, 2- época y tendencias

CHEJOV  NARRADOR

1) ÉPOCA Y TENDENCIAS

"|No soporto ya esta calma permanente y esta vida sin objeto! ... |No soporto a nuestras pálidas y descolorídas gentes que se parecen las unas a las otras como dos gotas de agua! ... Todos son entrañables y bondadosos porque viven satisfechos! ...".

De esta manera clama Verochka, la encantadora protagonista del cuento homónimo y su grito sería igualmente auténtico en boca de casi todos los personajes chejovianos. Empantanados en el tedio absurdo de una sociedad conformista, que sofoca toda ilusión, todo impulso hacia un ideal, donde la vida no es más que una lenta muerte, incapaces de actuar y de rebelarse, los hombres y mujeres de Chéjov no pueden hacer otra cosa que gritar su impotencia y soñar con una liberación que nunca llega. ''La verdad y la libertad son actitudes del espíritu", afirma uno de los personajes de "Otras voces, otros ámbitos", la poética novela de Truman Capote. Es esa actitud, esa aspiración hecha voluntad, la que les falta a los personajes de Chéjov. Por eso fracasan, por eso se rinden tan fácilmente cuando la solución parece tan próxima y accesible. Sin embargo, estos eternos indecisos, estos soldados derrotados en batallas que nunca pelearon, no inspiran desprecio, sino piedad.


Allí radica, precisamente, uno de los grandes méritos de Chéjov: el hacernos comprender que esas lastimosas criaturas no son culpables de su suerte, que sólo son víctimas, pobres víctimas de una sociedad que ha hecho de la mediocridad un valor. Cerno Belikov, el extravagante protagonista de “Hombre enfundado”, que aun con buen tiempo lleva abrigo, paraguas y chanclos, que siente repugnancia por la realidad, que sólo cree en reglamentos y prohibiciones y teme cualquier cosa permitida, porque según su lema; “Todo esto será maravilloso, pero pudiera ocurrir que..."; así la sociedad rusa de la época procura inmunizarse contra todo lo que sea auténtico y espontáneo, enfundando los ideales mas elevados, los impulsos más generosos, en estériles apariencias de bienestar y respetabilidad. Dejemos que el propio Chéjov lo diga a través del invalorable testimonio de Gorki; “El hombre ruso es un ser extraño; mientras es joven se apropia con avidez a todo lo que le llega , pero después de los treinta años se deposita en él una especie de légamo grisáceo ¡Para vivir bien, los hombres necesitan trabajar! Trabajar con amor, con fe.Entre nosotros, no saben hacerlo. Un arquitecto, después de haber construido dos o tres casas decorosas, se pone a jugar a las cartas y jugará toda su vida, o bien se radicará en los camarines de un teatro. Un médico, si tiene paciencia, deja de seguir el curso de la ciencia, no lee más que “las novedades de la terapia” y a los cuarenta años está seriamente convencido de que todas las enfermedades provienen del enfriamiento… toda Rusia es un país de gente hambrienta y ávida: todos comen enormes cantidades de comida, beben, duermen de buena gana durante el día y roncan, se casan para tener la casa ordenada, y toman amantes para conquistar prestigio en sociedad”.

Fuente: G. Maertinez - A. Fressia - R. Appratto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario