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martes, 1 de junio de 2010

L U D W I G W I T T G E N S T E I N -2-

ZETTEL

1. W. James sostiene que el pensamiento está ya completo desde el principio de la frase. ¿Cómo puede uno saber eso? -Pero la intención de expresar el pensamiento podría ya existir antes de que se dijera la primera palabra. Pues si se le pregunta a alguien: "¿Sabes lo que quieres decir?", a menudo responderá que sí.

2. Le digo a alguien "Ahora voy a silbarte el tema...", tengo la intención de silbarlo y ya sé lo que voy a silbar. Tengo la intención de silbar este tema: ¿Acaso significa que en algún sentido lo he silbado ya mentalmente?

3. "No sólo digo eso, sino que quiero decir algo con ello." -¿Uno debe preguntar de inmediato "qué"? -En ese caso se responde con otra frase. O bien, no se puede preguntar eso ya que la frase significa algo así: "No lo digo solamente sino que además me conmueve."

4. (Uno de los modos de hablar más contundentes es la pregunta "¿Qué quiero decir con eso?" -En la mayoría de los casos se podría responder: "Nada en absoluto- digo que...")

5. ¿Acaso no puedo referirme con palabras a lo que quiero? -¡Mira la puerta de tu habitación, pronuncia una serie de sonidos al azar y refiérete con ellos a una descripción de esta puerta!

6. "Di 'a b c d' y proponte decir con eso: hace buen tiempo." - ¿Debo decir, entonces, que el expresar una frase en una lengua que nos es familiar es una experiencia absolutamente distinta de la emisión de sonidos que no nos son familiares como frase? Así, si aprendiera el lenguaje en el que "abcd" tiene aquel sentido, -¿obtendría acaso paulatinamente la experiencia que nos es familiar, al pronunciar estas letras? Sí y no. -Una diferencia principalísima entre ambos casos estriba en el hecho de que en el primero no puedo reaccionar. Es como si una de mis articulaciones estuviera en cabestrillo y todavía no me hubiera acostumbrado a él ni conociera los movimientos posibles y, en consecuencia, frecuentemente tropezara.

7. Si tengo dos amigos del mismo nombre y escribo una carta a uno de ellos, ¿en qué estriba el hecho de que no le escriba al otro? ¿En el contenido? Pero éste podría adaptarse a ambos. (Todavía no he escrito la dirección.) Ahora bien, la conexión podría estar en lo que antecede a la carta. Pero en ese caso también podría estar en lo que le sigue. Si alguien me pregunta: "¿A cuál de los dos escribes?" y le doy una respuesta, ¿infiero la respuesta a partir de los antecedentes? ¿Acaso no se la doy, de un modo parecido a cuando digo "tengo dolor de muelas"? - ¿Podría yo dudar de a quién de los dos estoy escribiendo? ¿Y cómo sería un caso de duda así? En verdad, ¿no se podría dar también el caso de una ilusión de esta índole: creo escribirle a uno y le escribo al otro? ¿Y cómo se daría el caso de una ilusión de esta índole?

8. (En ciertas ocasiones uno dice: "¿Qué iba a buscar en este cajón? -¡Ah sí, la fotografía!" Y cuando nos acordamos de esto, nos acordamos nuevamente de la relación de nuestra acción con lo que ocurrió antes. Pero también podría darse el siguiente caso: abro el cajón y lo revuelvo; al fin recapacito y me pregunto "¿por qué estoy escudriñando en este cajón?" Y después viene la respuesta: "Quiero ver la fotografía de. . . " "Quiero", no "Quería". El abrir el cajón, etc., ocurrió, por decirlo así, automáticamente y encontró una interpretación subsecuentemente.)

9. "Con esta observación quería aludir a él." Si oigo eso, puedo imaginarme una situación y una historia a propósito. Me la podría representar en el escenario, transportándome al estado mental en que quiero 'aludir a él'. -Pero, ¿cómo describir este estado mental?, es decir, ¿cómo identificarlo? -Me imagino inmerso en la situación, asumo determinada expresión del rostro y tono de voz, etcétera. ¿Qué conecta mis palabras con él? La situación y mis pensamientos. Y mis pensamientos simplemente como palabras que expreso.

10. Supóngase que quisiera sustituir de una vez todas las palabras de mi lenguaje por otras; ¿cómo sabría yo qué lugar le corresponde a una de las nuevas palabras? ¿Son las imágenes las que conservan los lugares de las palabras?

11. Estoy inclinado a decir: 'Señalo' en diferentes sentidos este cuerpo, su forma, su color, etcétera. -¿Qué significa eso? ¿Qué significa: 'Oigo' en diferente sentido el piano, su sonido, la música, al pianista, su destreza? 'Me caso' en un sentido con una mujer; en otro, con su dinero.

12. La referencia se la representa uno aquí como una suerte de señalar mental, como un indicar.

13. En algunas ceremonias espiritistas es esencial el hecho de que uno piense en determinada persona. Y aquí tenemos la impresión de que 'pensar en él' es, por así decirlo, ensartarlo con mi pensamiento. Pues los pensamientos se apartan una y otra vez un poco de él.

14. "De pronto tuve que pensar en él." Súbitamente su imagen acudió a mi mente. ¿Sabía yo que era la suya la imagen de N? No, me lo dije a mí mismo. ¿En qué estribaba, pues, el hecho de que fuera la suya? Quizá en lo que más tarde dije o hice.

15. Cuando Max dice "El príncipe tiene una preocupación paternal por las tropas", se refiere a Wallenstein. -Supongamos que alguien dijera: no sabemos si se refiere a Wallenstein; en esta frase también podría referirse a algún otro príncipe.

16. "El referirte a tocar el piano consistió en que pensabas en el hecho de tocar el piano." "El referirte en esta carta a este hombre con la palabra 'tú' consistió en el hecho de que le escribías a él." El error está en decir que el referirse a algo consiste en algo.

17. "Cuando decía eso, sólo le quería hacer una insinuación." ¿Cómo puedo saber que lo dije sólo para hacerle una insinuación? Bien, las palabras "cuando lo decía, etcétera", nos describen determinada situación comprensible. ¿Cómo aparece la situación? Para describirla, tengo que describir un contexto.

18. ¿Cómo interviene él en estos acontecimientos?:
lo embestí, le hablé, lo llamé, hablé de él, me lo imaginé, lo estimo.

19. Sería incorrecto decir: Me refería a él, al mirarlo. "El referirse a algo" no designa una actividad que consista total o parcialmente en las 'expresiones' del referirse a eso.

20. De ahí que sería estúpido considerar que el referirse a algo es una 'actividad mental', porque eso favorecería una imagen falsa de la función de la palabra.

21. Digo 'Ten aquí" y apunto en dirección de A. B, que está junto a él, da un paso hacia mí. Yo digo: A es quien debe venir. ¿Debe entenderse eso como si yo participara mi proceso mental? Ciertamente no. -Y, sin embargo, ¿no se podrían sacar de ahí consecuencias acerca de los procesos que han tenido lugar en mí en el momento de emitir la orden "¡Ven aquí!"? Pero, ¿acerca de qué tipo de proceso? ¿No se podría conjeturar que estaba mirando a A, al dar la orden? ¿Que el rumbo de mis pensamientos me llevaba a él? Pero quizá no conozco en absoluto a B; sólo estoy en contacto con A. En ese caso, quien se empeñara en conjeturar mis procesos mentales, podría equivocarse en redondo, y, no obstante, habría comprendido que yo me refería a A y no a B.

22. Señalo con la mano y digo "¡Ven aquí!" A pregunta "¿Te referías a mí?" Digo "No; a B." -¿Qué ocurrió cuando me refería a B (ya que mi señalar permitía una duda respecto a quién me estaba refiriendo )? -Dije estas palabras e hice estos ademanes. ¿Debía ocurrir todavía más, con el objeto de que el juego de lenguaje se pudiera efectuar? ¿Pero no sabía yo de antemano a quién me estaba refiriendo, mientras señalaba? ¿Lo sabía? Desde luego -conforme a los criterios usuales de lo que es saber.

23. "Lo que me proponía con mi explicación era... " Pensaba en este objetivo. En mi mente veía el pasaje del libro al que apuntaba. Describir una intención significa describir lo que ocurrió desde determinado punto de vista, y con un propósito específico. Pinto un retrato particular del acontecimiento.

24. En lugar de decir "Me he referido a él" se puede decir también "He hablado de él" ¿Y cómo se hace eso, cómo habla uno de él, mediante estas palabras? ¿Por qué suena incorrecto decir: "He hablado de él, al señalarlo mediante estas palabras"? "Referirse a él" significa más o menos: hablar de él. Y no: señalarlo. Y si hablo de él, por supuesto se da una conexión entre mi discurso y él, pero esta conexión reside en el empleo del discurso, no en el acto de señalar. El señalar mismo es únicamente un signo y en el juego de lenguaje podría regular la aplicación de los enunciados y, así, indicar lo que quiere decir.

25. Si digo "Vi un sillón en este cuarto", la mayor parte de las veces puedo recordar esa imagen visual sólo de manera aproximada, y en la mayor parte de los casos tampoco eso tiene importancia alguna. El uso que se haga de esta frase pasa por alto esa peculiaridad, Ahora bien, ¿es esto así también cuando digo "Me he referido a N"? ¿Pasa por alto de la misma manera esta frase los aspectos, las peculiaridades del acontecimiento?

26. Cuando aludo a N con una observación podría dejar entreverlo -si se dan determinadas circunstancias- en mi mirada, en mi expresión, etcétera. Puedes mostrar que entiendes la expresión "aludir a N" describiendo ejemplos de alusiones. ¿Qué clase de cosas describirás, pues? Ante todo, las circunstancias. Después, lo que alguien diga. Incluso, pongamos por caso, su mirada, etcétera. Luego, lo que se proponga hacer valiéndose de la alusión. Y si, además, comunico a alguien los sentimientos, ideas, etcétera (que pasaron por mi cabeza) mientras hacía esta observación (mientras hacía esta alusión), entonces esto podría completar la imagen típica de la alusión (o una imagen tal). Pero de ahí no se desprende que la expresión "aludir a N" signifique: conducirse de tal o cual manera, sentir esto, imaginar esto otro, etc. Y aquí algunos dirán: "¡Por supuesto que no! Siempre lo hemos advertido así. A través de todos estos fenómenos debe pasar un hilo rojo. Está, por así decirlo, entretejido con ellos, de ahí que sea difícil hallarlo." -Y esto tampoco es verdad. Pero también sería incorrecto decir que "aludir" designa una familia de acontecimientos mentales y de otro tipo. -Pues si bien se puede preguntar "¿Cuál era tu alusión a N?", "¿cómo diste a entender a otra persona que te referías a N?"; pero no: "¿cómo quisiste decir mediante esta expresión una alusión a N?" "En mi discurso aludí a él." -"¿Con qué palabras?" -"He aludido a él, al hablar de un hombre que... " "Aludí a él" significa más o menos: quería que alguien pensara en él al decir estas palabras. Pero "quería" no es la descripción de un estado mental, y "entender que se refería a N" tampoco lo es.

27. Cuando la situación es ambigua, ¿es entonces dudoso si me refiero a él o no? Al decir que me he referido o que no me he referido a él no juzgo por la situación. Y si no juzgo por la situación, ¿conforme a qué juzgo? En apariencia, conforme a nada. Pues ciertamente recuerdo la situación, pero la interpreto. Podría, por ejemplo, imitar ahora mi mirada de reojo dirigida a él, pero el referirse a él aparece como una atmósfera impalpable y fina del hablar y del actuar. (¡Una imagen sospechosa!)

28. En el curso de una conversación quiero señalar algo; he comenzado un ademán para señalar, pero no lo concluyo. Después digo: "En aquel momento quería señalarlo. Y recuerdo claramente que había levantado ya el dedo." En el transcurso de aquellos acontecimientos, pensamientos y sensaciones, esto era apenas el principio de un gesto para señalar. Y si hubiera hecho el ademán completo y dicho: "Él se encuentra allí", eso no sería ninguna señal, si estas palabras no pertenecieran a un lenguaje.

29. "Hiciste con la mano un movimiento; ¿quisiste decir algo con ello? -Pensé que querías decirme que viniera contigo." En consecuencia, él podría querer decir algo o no querer decir nada. Y si fuera lo primero: ¿entonces quería decir justamente su ademán? ¿O algo distinto? ¿Quiso decir con su expresión algo distinto de ésta o sólo quiso decir esta misma?

30. ¿Podría responderse también: "Con este movimiento quise decir algo que sólo puede expresarse mediante este movimiento"? (Música, pensamiento musical.)

31. ¡Por supuesto, pensaba en él: me lo he imaginado ante mí!" -Pero no lo he reconocido por su apariencia.

32. ¡Piensa en un conocido tuyo! -¡Ahora di quién era! -Algunas veces acude la imagen primero y el nombre después. Pero ¿adivino el nombre por la similitud de la imagen con la persona? -¿Y si el nombre acude después de la imagen, -la idea de aquella persona ya estaba ahí con la imagen o se completó tan sólo con el nombre? Yo no inferí el nombre de la imagen; justamente por eso puedo decir que la idea de ella ya había acompañado a la imagen.

33. Es como si uno experimentara una tendencia, una disposición (James). ¿Y por qué no debo llamarlo así? (Y algunos explicarían lo que ocurre mediante inervaciones de los músculos, propensión a los movimientos e incluso representaciones de éstos.) Sólo que no debes considerar la experiencia de una tendencia como si fuera una experiencia inconclusa. A menudo nos parece como si la mente hiciera leves movimientos rudimentarios, al captar el significado, a semejanza del indeciso que no sabe qué camino debe tomar -de forma que tantea el campo de las aplicaciones posibles.

34. Imagínate un grupo de seres humanos que desde niños emborronan con gran rapidez, al paso que hablan: lo que hablan lo ilustran, por decirlo así. ¿Debo suponer que quien dibuja, describe o imita algo a partir de la representación o del recuerdo, lee su representación en la mente? -¿Qué apoya esa opinión?

35. Adivinar pensamientos. Hay barajasen una mesa. Quiero que otra persona toque una de ellas. Cierro los ojos y pienso en una de esas cartas; la otra persona debe adivinar a cuál me refiero. -A ella también se le ocurre una carta y desearía que coincidiera con la mía. Toca la carta y digo: "sí, ésta era", o bien, no lo era. Una variante de este juego sería que yo mirara hacia determinada carta, de tal manera que la otra persona no advirtiera la dirección de mi mirada, y que tuviera que adivinar la carta que miro. Es importante el hecho de que ésta sea una variante del primer juego. Puede ser importante aquí cómo pienso en la carta, porque podría resultar que de ello dependiera la confiabilidad del acto de adivinar. Pero si digo en la vida cotidiana: "Pensaba justamente en N", entonces no se me pregunta "¿Cómo has pensado en él?"

36. También tiende uno a preguntar: "¿Sería alguien capaz de penetrar en tu mente, de ver allí que tú querías decir precisamente eso?" Supóngase que hubiera escrito mi intención en un papel; entonces alguien más podría leerla allí. ¿Puedo imaginarme que ese alguien pudiera, en cierto modo, enterarse de ella de una manera más segura que ésta? Ciertamente no.

37. (Al principio de una composición aparece: ♪ = 88, escrito allí por el compositor. Pero para que se ejecute correctamente hoy en día, hay que ejecutarlo, 94; ¿cuál es el tempo al que se refería el compositor?)

38. Interrumpe a alguien que esté hablando de manera absolutamente improvisada y fluida. Después pregúntale lo que quería decir. En muchos casos podrá proseguir la oración que había comenzado. -"Para eso ya debía tener una idea de lo que quería decir."- ¿No es, quizá, ese fenómeno la razón de que digamos que de antemano tenía una idea de lo que continuaría diciendo?

39. ¿Pero no es extraño que se dé tal reacción, tal confesión de la intención? ¿No es éste un instrumento del lenguaje excepcionalmente raro? ¿Qué es en realidad lo extraño ahí? Pues bien, -es difícil imaginar cómo aprende el hombre este uso lingüístico. Hasta tal punto es sutil.

40. Sin embargo, ¿es realmente más sutil que el de la frase: "me lo he imaginado", pongamos por caso? En efecto, este tipo de uso del lenguaje es raro, peculiar, si uno se limita a considerar únicamente la descripción de objetos físicos.

41. Si digo: "Entonces quería hacer tal y tal cosa", y mi afirmación estriba en los pensamientos, imágenes, etc., de que me acuerdo, en ese caso otra persona, a quien comunique tales pensamientos, imágenes, etc., podría desprender de ahí, con igual certeza, que yo me proponía hacer tal o cual cosa entonces. Pero a menudo no sería capaz de hacerlo. En efecto, si yo mismo infiriera de esta evidencia mi intención, alguien más podría decir, con todo el derecho del mundo, que tal inferencia es muy insegura.

42. ¿Y cómo aprende [el niño] a emplear la expresión "estaba a punto de arrojar"? ¿Y cómo va uno a afirmar que tal niño realmente estaba en ese estado mental al que yo llamo "estar a punto de... "?

43. ¿Y qué pasaría si un hombre jamás hubiera usado la expresión "estaba a punto de" o "me proponía en ese momento... » ni pudiera aprender su uso? Tal hombre puede pensar muchas cosas, sin pensar justamente ésa. Puede dominar un amplio campo de juegos de lenguaje, sin dominar justamente ése. Pero ¿no es sumamente extraño que a pesar de la gran diversidad de seres humanos, no encontramos hombres con este tipo de defecto? ¿O tales personas se encuentran justo entre los débiles mentales, en cuyo caso no se ha observado suficientemente qué giros son capaces de usar y cuáles no?

44. "Tenía el propósito de..." no expresa el recuerdo de una experiencia. (Como tampoco: "Estaba a punto de... ")

45. El propósito (la intención) no es ni una emoción, ni un estado de ánimo, ni una sensación o una imagen. No es ningún tipo de estado de conciencia. No tiene duración real.

46. "Tengo el propósito de partir mañana." -¿En qué momento tienes el propósito? ¿Todo el tiempo o intermitentemente?

47. Mira el cajón donde crees encontrarlo. El cajón está vacío. Creo que lo has buscado entre las sensaciones. Considera lo que realmente significaría "tener un propósito intermitentemente". Significaría más o menos: tener el propósito, desistir de él, reasumirlo y así sucesivamente.

48. ¿En qué circunstancias se dice: "Este dispositivo es un freno, pero no funciona"? Eso significa: no cumple su finalidad. ¿En qué consiste el hecho de que tenga esta finalidad? Se podría decir también: "El propósito era que esto funcionara como un freno." ¿El propósito de quién? Aquí desaparece por completo el propósito como estado de la mente. ¿No se podría pensar incluso que varias personas hayan tenido un propósito y lo hayan realizado, sin que ninguna de ellas lo tuviera? De este modo, un gobierno puede tener un propósito que ningún hombre tenga.

49. Podría existir un verbo que signifique: formular el propósito en palabras o en cualquier otro tipo de signos, en voz alta, o bien, sólo en el pensamiento. Tal verbo no significaría lo mismo que nuestro "tener la intención de". Podría existir un verbo que significase: actuar de acuerdo con un propósito; tal verbo tampoco significaría lo mismo que nuestro "tener la intención de". Otro más podría significar: meditar acerca de un propósito; o darle vueltas en la cabeza.

50. Se puede interrumpir a alguien cuando piensa, -pero, ¿se puede cuando tiene la intención?- Por supuesto, se puede cuando está planeando algo. También, cuando fija un propósito, es decir, tanto cuando piensa como cuando actúa.

51. Aplicación del imperativo. Compárense estas órdenes: ¡Levanta el brazo! ¡Imagínate... ! ¡Calcula... en la cabeza! ¡Considera... ! ¡Concentra tu atención en...! ¡Ve esta figura como cubo! con estas otras: ¡Ten la intención... ¡Refiérete con estas palabras a.. . ¡Presume que es así! ¡Cree que es de esta manera! ¡Sé de la firme convicción... ¡Recuerda que esto ocurrió! ¡Duda que ocurrió! ¡Ten esperanza en su regreso! ¿Estriba la diferencia en esto: en que las primeras son movimientos voluntarios de la mente, en tanto que las segundas son movimientos involuntarios? Más bien podría decir que los verbos del segundo grupo no designan ningún tipo de acción. (Compárese con esto la orden: "¡Ríe a carcajadas de este chiste!")

52. ¿Puede uno ordenarle a alguien entender una oración? ¿Por que no se puede ordenarle a alguien: "¡Entiende eso!"? ¿No podría yo obedecer la orden "¡Entiende esta oración griega!", por el hecho de que me pusiera a aprender griego? -De igual manera: se puede decir "¡Cáusate dolor!", pero no "¡Ten dolor!" Se dice: "¡Ponte en este estado!", pero no: "¡Está en este estado!"

53. De un momento a otro espero una explosión. Soy incapaz de prestarle toda mi atención a cualquier otra cosa: ojeo un libro, pero sin leerlo. A la pregunta de por qué me muestro distraído o nervioso, contesto diciendo que de un momento a otro espero una explosión. -Ahora bien, ¿cómo ha sido esto? ¿Describía aquella frase justamente esa conducta? Pero, entonces, ¿cómo se distinguiría el acontecimiento de esperar la explosión respecto del acontecimiento de esperar una experiencia del todo distinta, digamos la de unas señales determinadas? ¿Y cómo se distinguiría la espera de una señal respecto de la espera de otra señal ligeramente distinta? O más bien, ¿fue mi comportamiento únicamente el efecto secundario de la espera real, y ésta, a su vez, un proceso mental específico? ¿Y fue tal proceso homogéneo o articulado como una oración (dotada de principio y fin internos)? -Pero, ¿cómo sabe aquel en quien el proceso ocurre, a que suceso corresponde la espera; Pues no parece estar en duda respecto de eso. Desde luego, no se trata de que hipotéticamente compruebe un estado mental o de cualquier otra índole, y haga una conjetura acerca de su causa. Más bien diría algo así: "No sé si es sólo esta espera la que me pone tan inquieto hoy"; pero jamás le oiríamos decir: "Ignoro si el estado mental en que me encuentro ahora es la espera de una explosión o de algo diferente." La aserción: "Espero de un momento a otro una detonación" es una expresión de la espera. Esta reacción verbal es como la indicación del fiel de la balanza que señala el objeto de la espera.

54. Parece como si la espera y el hecho que satisface la espera se acoplaran en cierto modo. Ahora bien, sería preciso describir una espera y un hecho que se acoplen, con el objeto de que se vea en qué consiste tal conformidad. Aquí uno piensa de inmediato en acoplar un cuerpo sólido (forma llena) a un molde correspondiente (forma vacía). Pero si se quiere describir ambos, se ve que en la medida en que se acoplan, una sola descripción es válida para los dos. (Compárese, por el contrario, lo que significa: "Este pantalón no va con esta chaqueta.")

55. Como ocurre con todo lo metafísico, la armonía entre el pensamiento y la realidad ha de encontrarse en la gramática del lenguaje.

56. Mi idea es aquí: si alguien pudiera ver la espera misma -debería ver lo que se espera. (Pero en forma tal que no requiera un método adicional de proyección, o de comparación, para pasar de lo que ve al hecho esperado.) Pero así es en efecto: quien ve la expresión de la espera, ve 'lo que se espera'.

57. La idea de que sólo el hallar nos hace ver lo que hemos buscado, y el cumplimiento del deseo, lo que hemos deseado, significa que uno está juzgando el proceso como el síntoma de la espera o de la búsqueda (observado) en otro. Lo noto intranquilo en su cuarto: va de aquí para allá. En ese momento alguien llega a la puerta, y en el acto se calma y da señales de satisfacción. Y así exclamo: "Evidentemente, ha estado esperando a este hombre."

58. Decimos que la expresión de la espera 'describe' el hecho esperado y consideramos éste como un objeto o complejo, que aparece como satisfacción de la espera. -Pero el objeto esperado no es la satisfacción, sino más bien el hecho de que llegue. El error está profundamente enraizado en nuestro lenguaje: solemos decir "lo espero", "espero su llegada" y "espero que llegue".

59. Nos es difícil librarnos de esta analogía: hace su aparición un hombre -hace su aparición un suceso. Es como si el suceso se configurara de antemano frente a la puerta de la realidad, y después hiciera su aparición en ésta (como se irrumpe en un cuarto).

60. La realidad no es una propiedad que falte a lo que se está esperando, y se añada cuando se empieza a esperar. La realidad tampoco es como la luz del día, que dota de color a las cosas, cuando éstas, en la oscuridad, son incoloras, por así decirlo.

61. Se puede decir, del portador de un nombre, que no existe; y, desde luego, esto no es ningún tipo de actividad, aun cuando se pudiera comparar con alguna y decir: pese a todo, debe hacer acto de presencia, aun si no existe. (Y esto ciertamente ya lo ha escrito alguna vez algún filósofo.)

62. La vaga anticipación del hecho consiste en que podamos pensar ahora que va a ocurrir aquello que todavía ha de ocurrir. O como se dice equívocamente: que podamos pensar aquello (o en aquello) que todavía ha de ocurrir.

63. Tal vez algunos se empeñen en decir: "La espera es un pensamiento." Obviamente, esto corresponde a un uso de la palabra "esperar". Y recordemos solamente que el proceso del pensar puede ser muy variado.

64. Estoy silbando y alguien me pregunta por qué estoy tan alegre. Respondo: "Espero que hoy llegue N." Pero, mientras silbaba, no pensaba en él. Pese a todo, sería erróneo decir: había dejado de esperar, cuando comencé a silbar.

65. Si digo "Espero.. ", -¿es esto la comprobación de que la situación, mis acciones, pensamientos, etcétera, son los de la espera de este suceso; o bien, la palabra "Espero... " pertenece al proceso de la espera? En determinadas circunstancias estas palabras significarán (podrán reemplazarse por) "Creo que tal o cual cosa ocurrirá." Incluso alguna vez (podrían significar): "Cuenta con que... "

66. Las discusiones psicológicas -triviales- acerca de la espera, la asociación, etcétera, siempre omiten lo que es realmente digno de notar y se advierte en ellas una suerte de divagación, sin que se llegue a tocar el punto clave.  

67. Una espera está inserta en una situación de la cual se origina. La espera de una explosión puede originarse, por ejemplo, de una situación en que es de esperarse una explosión. El que la espera, ha oído cuchichear a dos personas: "Mañana a las diez será encendida la mecha." Después piensa: tal vez alguien aquí se proponga hacer saltar una casa por los aires. Hacia las diez se pone inquieto, al menor ruido se sobresalta, y, al fin, responde a la pregunta de por qué está nervioso: "Espero.. . " Esta respuesta, por ejemplo, hará comprensible su comportamiento. También nos pondrá en condición de imaginarnos sus pensamientos y sentimientos.  

68. El cumplimiento de la espera no consiste en que ocurra una tercera cosa que, aparte de "el cumplimiento de esta espera", se pudiera describir además de otro modo, por ejemplo, como un sentimiento de satisfacción, de alegría o de cualquier otra cosa. La espera de que algo ocurrirá es lo mismo que la espera del cumplimiento de esa espera.

69. Sócrates dirigiéndose a Teeteto: "¿Y quien imagina, acaso no ha de imaginar algo?" -Teeteto: "Necesariamente." -Sócrates: "¿Y si se imagina algo, no debe ser algo real?" -Teeteto: "Así parece." Si reemplazamos en este argumento la palabra "imaginar" por la palabra "matar", entonces existe una regla para el uso de esta palabra: no tiene sentido decir "mato algo que no existe". Puedo imaginarme un ciervo en esta pradera, aunque no esté ahí, pero no puedo matar a uno que no esté ahí. Y aquí "imaginarse un ciervo en la pradera" significa: imaginarse que el ciervo está ahí. Pero matar un ciervo no significa: matar eso, etcétera. Pero si alguien afirmara «para poder imaginarse un ciervo, es necesario que exista en algún sentido" -se le
1. W. James sostiene que el pensamiento está ya completo desde el principio de la frase. ¿Cómo puede uno saber eso? -Pero la intención de expresar el pensamiento podría ya existir antes de que se dijera la primera palabra. Pues si se le pregunta a alguien: "¿Sabes lo que quieres decir?", a menudo responderá que sí.

2. Le digo a alguien "Ahora voy a silbarte el tema...", tengo la intención de silbarlo y ya sé lo que voy a silbar. Tengo la intención de silbar este tema: ¿Acaso significa que en algún sentido lo he silbado ya mentalmente?

3. "No sólo digo eso, sino que quiero decir algo con ello." -¿Uno debe preguntar de inmediato "qué"? -En ese caso se responde con otra frase. O bien, no se puede preguntar eso ya que la frase significa algo así: "No lo digo solamente sino que además me conmueve."

4. (Uno de los modos de hablar más contundentes es la pregunta "¿Qué quiero decir con eso?" -En la mayoría de los casos se podría responder: "Nada en absoluto- digo que...")

5. ¿Acaso no puedo referirme con palabras a lo que quiero? -¡Mira la puerta de tu habitación, pronuncia una serie de sonidos al azar y refiérete con ellos a una descripción de esta puerta!

6. "Di 'a b c d' y proponte decir con eso: hace buen tiempo." - ¿Debo decir, entonces, que el expresar una frase en una lengua que nos es familiar es una experiencia absolutamente distinta de la emisión de sonidos que no nos son familiares como frase? Así, si aprendiera el lenguaje en el que "abcd" tiene aquel sentido, -¿obtendría acaso paulatinamente la experiencia que nos es familiar, al pronunciar estas letras? Sí y no. -Una diferencia principalísima entre ambos casos estriba en el hecho de que en el primero no puedo reaccionar. Es como si una de mis articulaciones estuviera en cabestrillo y todavía no me hubiera acostumbrado a él ni conociera los movimientos posibles y, en consecuencia, frecuentemente tropezara.

7. Si tengo dos amigos del mismo nombre y escribo una carta a uno de ellos, ¿en qué estriba el hecho de que no le escriba al otro? ¿En el contenido? Pero éste podría adaptarse a ambos. (Todavía no he escrito la dirección.) Ahora bien, la conexión podría estar en lo que antecede a la carta. Pero en ese caso también podría estar en lo que le sigue. Si alguien me pregunta: "¿A cuál de los dos escribes?" y le doy una respuesta, ¿infiero la respuesta a partir de los antecedentes? ¿Acaso no se la doy, de un modo parecido a cuando digo "tengo dolor de muelas"? - ¿Podría yo dudar de a quién de los dos estoy escribiendo? ¿Y cómo sería un caso de duda así? En verdad, ¿no se podría dar también el caso de una ilusión de esta índole: creo escribirle a uno y le escribo al otro? ¿Y cómo se daría el caso de una ilusión de esta índole?

8. (En ciertas ocasiones uno dice: "¿Qué iba a buscar en este cajón? -¡Ah sí, la fotografía!" Y cuando nos acordamos de esto, nos acordamos nuevamente de la relación de nuestra acción con lo que ocurrió antes. Pero también podría darse el siguiente caso: abro el cajón y lo revuelvo; al fin recapacito y me pregunto "¿por qué estoy escudriñando en este cajón?" Y después viene la respuesta: "Quiero ver la fotografía de. . . " "Quiero", no "Quería". El abrir el cajón, etc., ocurrió, por decirlo así, automáticamente y encontró una interpretación subsecuentemente.)

9. "Con esta observación quería aludir a él." Si oigo eso, puedo imaginarme una situación y una historia a propósito. Me la podría representar en el escenario, transportándome al estado mental en que quiero 'aludir a él'. -Pero, ¿cómo describir este estado mental?, es decir, ¿cómo identificarlo? -Me imagino inmerso en la situación, asumo determinada expresión del rostro y tono de voz, etcétera. ¿Qué conecta mis palabras con él? La situación y mis pensamientos. Y mis pensamientos simplemente como palabras que expreso.

10. Supóngase que quisiera sustituir de una vez todas las palabras de mi lenguaje por otras; ¿cómo sabría yo qué lugar le corresponde a una de las nuevas palabras? ¿Son las imágenes las que conservan los lugares de las palabras?

11. Estoy inclinado a decir: 'Señalo' en diferentes sentidos este cuerpo, su forma, su color, etcétera. -¿Qué significa eso? ¿Qué significa: 'Oigo' en diferente sentido el piano, su sonido, la música, al pianista, su destreza? 'Me caso' en un sentido con una mujer; en otro, con su dinero.

12. La referencia se la representa uno aquí como una suerte de señalar mental, como un indicar.

13. En algunas ceremonias espiritistas es esencial el hecho de que uno piense en determinada persona. Y aquí tenemos la impresión de que 'pensar en él' es, por así decirlo, ensartarlo con mi pensamiento. Pues los pensamientos se apartan una y otra vez un poco de él.

14. "De pronto tuve que pensar en él." Súbitamente su imagen acudió a mi mente. ¿Sabía yo que era la suya la imagen de N? No, me lo dije a mí mismo. ¿En qué estribaba, pues, el hecho de que fuera la suya? Quizá en lo que más tarde dije o hice.

15. Cuando Max dice "El príncipe tiene una preocupación paternal por las tropas", se refiere a Wallenstein. -Supongamos que alguien dijera: no sabemos si se refiere a Wallenstein; en esta frase también podría referirse a algún otro príncipe.

16. "El referirte a tocar el piano consistió en que pensabas en el hecho de tocar el piano." "El referirte en esta carta a este hombre con la palabra 'tú' consistió en el hecho de que le escribías a él." El error está en decir que el referirse a algo consiste en algo.

17. "Cuando decía eso, sólo le quería hacer una insinuación." ¿Cómo puedo saber que lo dije sólo para hacerle una insinuación? Bien, las palabras "cuando lo decía, etcétera", nos describen determinada situación comprensible. ¿Cómo aparece la situación? Para describirla, tengo que describir un contexto.

18. ¿Cómo interviene él en estos acontecimientos?:
lo embestí, le hablé, lo llamé, hablé de él, me lo imaginé, lo estimo.

19. Sería incorrecto decir: Me refería a él, al mirarlo. "El referirse a algo" no designa una actividad que consista total o parcialmente en las 'expresiones' del referirse a eso.

20. De ahí que sería estúpido considerar que el referirse a algo es una 'actividad mental', porque eso favorecería una imagen falsa de la función de la palabra.

21. Digo 'Ten aquí" y apunto en dirección de A. B, que está junto a él, da un paso hacia mí. Yo digo: A es quien debe venir. ¿Debe entenderse eso como si yo participara mi proceso mental? Ciertamente no. -Y, sin embargo, ¿no se podrían sacar de ahí consecuencias acerca de los procesos que han tenido lugar en mí en el momento de emitir la orden "¡Ven aquí!"? Pero, ¿acerca de qué tipo de proceso? ¿No se podría conjeturar que estaba mirando a A, al dar la orden? ¿Que el rumbo de mis pensamientos me llevaba a él? Pero quizá no conozco en absoluto a B; sólo estoy en contacto con A. En ese caso, quien se empeñara en conjeturar mis procesos mentales, podría equivocarse en redondo, y, no obstante, habría comprendido que yo me refería a A y no a B.

22. Señalo con la mano y digo "¡Ven aquí!" A pregunta "¿Te referías a mí?" Digo "No; a B." -¿Qué ocurrió cuando me refería a B (ya que mi señalar permitía una duda respecto a quién me estaba refiriendo )? -Dije estas palabras e hice estos ademanes. ¿Debía ocurrir todavía más, con el objeto de que el juego de lenguaje se pudiera efectuar? ¿Pero no sabía yo de antemano a quién me estaba refiriendo, mientras señalaba? ¿Lo sabía? Desde luego -conforme a los criterios usuales de lo que es saber.

23. "Lo que me proponía con mi explicación era... " Pensaba en este objetivo. En mi mente veía el pasaje del libro al que apuntaba. Describir una intención significa describir lo que ocurrió desde determinado punto de vista, y con un propósito específico. Pinto un retrato particular del acontecimiento.

24. En lugar de decir "Me he referido a él" se puede decir también "He hablado de él" ¿Y cómo se hace eso, cómo habla uno de él, mediante estas palabras? ¿Por qué suena incorrecto decir: "He hablado de él, al señalarlo mediante estas palabras"? "Referirse a él" significa más o menos: hablar de él. Y no: señalarlo. Y si hablo de él, por supuesto se da una conexión entre mi discurso y él, pero esta conexión reside en el empleo del discurso, no en el acto de señalar. El señalar mismo es únicamente un signo y en el juego de lenguaje podría regular la aplicación de los enunciados y, así, indicar lo que quiere decir.

25. Si digo "Vi un sillón en este cuarto", la mayor parte de las veces puedo recordar esa imagen visual sólo de manera aproximada, y en la mayor parte de los casos tampoco eso tiene importancia alguna. El uso que se haga de esta frase pasa por alto esa peculiaridad, Ahora bien, ¿es esto así también cuando digo "Me he referido a N"? ¿Pasa por alto de la misma manera esta frase los aspectos, las peculiaridades del acontecimiento?

26. Cuando aludo a N con una observación podría dejar entreverlo -si se dan determinadas circunstancias- en mi mirada, en mi expresión, etcétera. Puedes mostrar que entiendes la expresión "aludir a N" describiendo ejemplos de alusiones. ¿Qué clase de cosas describirás, pues? Ante todo, las circunstancias. Después, lo que alguien diga. Incluso, pongamos por caso, su mirada, etcétera. Luego, lo que se proponga hacer valiéndose de la alusión. Y si, además, comunico a alguien los sentimientos, ideas, etcétera (que pasaron por mi cabeza) mientras hacía esta observación (mientras hacía esta alusión), entonces esto podría completar la imagen típica de la alusión (o una imagen tal). Pero de ahí no se desprende que la expresión "aludir a N" signifique: conducirse de tal o cual manera, sentir esto, imaginar esto otro, etc. Y aquí algunos dirán: "¡Por supuesto que no! Siempre lo hemos advertido así. A través de todos estos fenómenos debe pasar un hilo rojo. Está, por así decirlo, entretejido con ellos, de ahí que sea difícil hallarlo." -Y esto tampoco es verdad. Pero también sería incorrecto decir que "aludir" designa una familia de acontecimientos mentales y de otro tipo. -Pues si bien se puede preguntar "¿Cuál era tu alusión a N?", "¿cómo diste a entender a otra persona que te referías a N?"; pero no: "¿cómo quisiste decir mediante esta expresión una alusión a N?" "En mi discurso aludí a él." -"¿Con qué palabras?" -"He aludido a él, al hablar de un hombre que... " "Aludí a él" significa más o menos: quería que alguien pensara en él al decir estas palabras. Pero "quería" no es la descripción de un estado mental, y "entender que se refería a N" tampoco lo es.

27. Cuando la situación es ambigua, ¿es entonces dudoso si me refiero a él o no? Al decir que me he referido o que no me he referido a él no juzgo por la situación. Y si no juzgo por la situación, ¿conforme a qué juzgo? En apariencia, conforme a nada. Pues ciertamente recuerdo la situación, pero la interpreto. Podría, por ejemplo, imitar ahora mi mirada de reojo dirigida a él, pero el referirse a él aparece como una atmósfera impalpable y fina del hablar y del actuar. (¡Una imagen sospechosa!)

28. En el curso de una conversación quiero señalar algo; he comenzado un ademán para señalar, pero no lo concluyo. Después digo: "En aquel momento quería señalarlo. Y recuerdo claramente que había levantado ya el dedo." En el transcurso de aquellos acontecimientos, pensamientos y sensaciones, esto era apenas el principio de un gesto para señalar. Y si hubiera hecho el ademán completo y dicho: "Él se encuentra allí", eso no sería ninguna señal, si estas palabras no pertenecieran a un lenguaje.

29. "Hiciste con la mano un movimiento; ¿quisiste decir algo con ello? -Pensé que querías decirme que viniera contigo." En consecuencia, él podría querer decir algo o no querer decir nada. Y si fuera lo primero: ¿entonces quería decir justamente su ademán? ¿O algo distinto? ¿Quiso decir con su expresión algo distinto de ésta o sólo quiso decir esta misma?

30. ¿Podría responderse también: "Con este movimiento quise decir algo que sólo puede expresarse mediante este movimiento"? (Música, pensamiento musical.)

31. ¡Por supuesto, pensaba en él: me lo he imaginado ante mí!" -Pero no lo he reconocido por su apariencia.

32. ¡Piensa en un conocido tuyo! -¡Ahora di quién era! -Algunas veces acude la imagen primero y el nombre después. Pero ¿adivino el nombre por la similitud de la imagen con la persona? -¿Y si el nombre acude después de la imagen, -la idea de aquella persona ya estaba ahí con la imagen o se completó tan sólo con el nombre? Yo no inferí el nombre de la imagen; justamente por eso puedo decir que la idea de ella ya había acompañado a la imagen.

33. Es como si uno experimentara una tendencia, una disposición (James). ¿Y por qué no debo llamarlo así? (Y algunos explicarían lo que ocurre mediante inervaciones de los músculos, propensión a los movimientos e incluso representaciones de éstos.) Sólo que no debes considerar la experiencia de una tendencia como si fuera una experiencia inconclusa. A menudo nos parece como si la mente hiciera leves movimientos rudimentarios, al captar el significado, a semejanza del indeciso que no sabe qué camino debe tomar -de forma que tantea el campo de las aplicaciones posibles.

34. Imagínate un grupo de seres humanos que desde niños emborronan con gran rapidez, al paso que hablan: lo que hablan lo ilustran, por decirlo así. ¿Debo suponer que quien dibuja, describe o imita algo a partir de la representación o del recuerdo, lee su representación en la mente? -¿Qué apoya esa opinión?

35. Adivinar pensamientos. Hay barajasen una mesa. Quiero que otra persona toque una de ellas. Cierro los ojos y pienso en una de esas cartas; la otra persona debe adivinar a cuál me refiero. -A ella también se le ocurre una carta y desearía que coincidiera con la mía. Toca la carta y digo: "sí, ésta era", o bien, no lo era. Una variante de este juego sería que yo mirara hacia determinada carta, de tal manera que la otra persona no advirtiera la dirección de mi mirada, y que tuviera que adivinar la carta que miro. Es importante el hecho de que ésta sea una variante del primer juego. Puede ser importante aquí cómo pienso en la carta, porque podría resultar que de ello dependiera la confiabilidad del acto de adivinar. Pero si digo en la vida cotidiana: "Pensaba justamente en N", entonces no se me pregunta "¿Cómo has pensado en él?"

36. También tiende uno a preguntar: "¿Sería alguien capaz de penetrar en tu mente, de ver allí que tú querías decir precisamente eso?" Supóngase que hubiera escrito mi intención en un papel; entonces alguien más podría leerla allí. ¿Puedo imaginarme que ese alguien pudiera, en cierto modo, enterarse de ella de una manera más segura que ésta? Ciertamente no.

37. (Al principio de una composición aparece: ♪ = 88, escrito allí por el compositor. Pero para que se ejecute correctamente hoy en día, hay que ejecutarlo, 94; ¿cuál es el tempo al que se refería el compositor?)

38. Interrumpe a alguien que esté hablando de manera absolutamente improvisada y fluida. Después pregúntale lo que quería decir. En muchos casos podrá proseguir la oración que había comenzado. -"Para eso ya debía tener una idea de lo que quería decir."- ¿No es, quizá, ese fenómeno la razón de que digamos que de antemano tenía una idea de lo que continuaría diciendo?

39. ¿Pero no es extraño que se dé tal reacción, tal confesión de la intención? ¿No es éste un instrumento del lenguaje excepcionalmente raro? ¿Qué es en realidad lo extraño ahí? Pues bien, -es difícil imaginar cómo aprende el hombre este uso lingüístico. Hasta tal punto es sutil.

40. Sin embargo, ¿es realmente más sutil que el de la frase: "me lo he imaginado", pongamos por caso? En efecto, este tipo de uso del lenguaje es raro, peculiar, si uno se limita a considerar únicamente la descripción de objetos físicos.

41. Si digo: "Entonces quería hacer tal y tal cosa", y mi afirmación estriba en los pensamientos, imágenes, etc., de que me acuerdo, en ese caso otra persona, a quien comunique tales pensamientos, imágenes, etc., podría desprender de ahí, con igual certeza, que yo me proponía hacer tal o cual cosa entonces. Pero a menudo no sería capaz de hacerlo. En efecto, si yo mismo infiriera de esta evidencia mi intención, alguien más podría decir, con todo el derecho del mundo, que tal inferencia es muy insegura.

42. ¿Y cómo aprende [el niño] a emplear la expresión "estaba a punto de arrojar"? ¿Y cómo va uno a afirmar que tal niño realmente estaba en ese estado mental al que yo llamo "estar a punto de... "?

43. ¿Y qué pasaría si un hombre jamás hubiera usado la expresión "estaba a punto de" o "me proponía en ese momento... » ni pudiera aprender su uso? Tal hombre puede pensar muchas cosas, sin pensar justamente ésa. Puede dominar un amplio campo de juegos de lenguaje, sin dominar justamente ése. Pero ¿no es sumamente extraño que a pesar de la gran diversidad de seres humanos, no encontramos hombres con este tipo de defecto? ¿O tales personas se encuentran justo entre los débiles mentales, en cuyo caso no se ha observado suficientemente qué giros son capaces de usar y cuáles no?

44. "Tenía el propósito de..." no expresa el recuerdo de una experiencia. (Como tampoco: "Estaba a punto de... ")

45. El propósito (la intención) no es ni una emoción, ni un estado de ánimo, ni una sensación o una imagen. No es ningún tipo de estado de conciencia. No tiene duración real.

46. "Tengo el propósito de partir mañana." -¿En qué momento tienes el propósito? ¿Todo el tiempo o intermitentemente?

47. Mira el cajón donde crees encontrarlo. El cajón está vacío. Creo que lo has buscado entre las sensaciones. Considera lo que realmente significaría "tener un propósito intermitentemente". Significaría más o menos: tener el propósito, desistir de él, reasumirlo y así sucesivamente.

48. ¿En qué circunstancias se dice: "Este dispositivo es un freno, pero no funciona"? Eso significa: no cumple su finalidad. ¿En qué consiste el hecho de que tenga esta finalidad? Se podría decir también: "El propósito era que esto funcionara como un freno." ¿El propósito de quién? Aquí desaparece por completo el propósito como estado de la mente. ¿No se podría pensar incluso que varias personas hayan tenido un propósito y lo hayan realizado, sin que ninguna de ellas lo tuviera? De este modo, un gobierno puede tener un propósito que ningún hombre tenga.

49. Podría existir un verbo que signifique: formular el propósito en palabras o en cualquier otro tipo de signos, en voz alta, o bien, sólo en el pensamiento. Tal verbo no significaría lo mismo que nuestro "tener la intención de". Podría existir un verbo que significase: actuar de acuerdo con un propósito; tal verbo tampoco significaría lo mismo que nuestro "tener la intención de". Otro más podría significar: meditar acerca de un propósito; o darle vueltas en la cabeza.

50. Se puede interrumpir a alguien cuando piensa, -pero, ¿se puede cuando tiene la intención?- Por supuesto, se puede cuando está planeando algo. También, cuando fija un propósito, es decir, tanto cuando piensa como cuando actúa.

51. Aplicación del imperativo. Compárense estas órdenes: ¡Levanta el brazo! ¡Imagínate... ! ¡Calcula... en la cabeza! ¡Considera... ! ¡Concentra tu atención en...! ¡Ve esta figura como cubo! con estas otras: ¡Ten la intención... ¡Refiérete con estas palabras a.. . ¡Presume que es así! ¡Cree que es de esta manera! ¡Sé de la firme convicción... ¡Recuerda que esto ocurrió! ¡Duda que ocurrió! ¡Ten esperanza en su regreso! ¿Estriba la diferencia en esto: en que las primeras son movimientos voluntarios de la mente, en tanto que las segundas son movimientos involuntarios? Más bien podría decir que los verbos del segundo grupo no designan ningún tipo de acción. (Compárese con esto la orden: "¡Ríe a carcajadas de este chiste!")

52. ¿Puede uno ordenarle a alguien entender una oración? ¿Por que no se puede ordenarle a alguien: "¡Entiende eso!"? ¿No podría yo obedecer la orden "¡Entiende esta oración griega!", por el hecho de que me pusiera a aprender griego? -De igual manera: se puede decir "¡Cáusate dolor!", pero no "¡Ten dolor!" Se dice: "¡Ponte en este estado!", pero no: "¡Está en este estado!"

53. De un momento a otro espero una explosión. Soy incapaz de prestarle toda mi atención a cualquier otra cosa: ojeo un libro, pero sin leerlo. A la pregunta de por qué me muestro distraído o nervioso, contesto diciendo que de un momento a otro espero una explosión. -Ahora bien, ¿cómo ha sido esto? ¿Describía aquella frase justamente esa conducta? Pero, entonces, ¿cómo se distinguiría el acontecimiento de esperar la explosión respecto del acontecimiento de esperar una experiencia del todo distinta, digamos la de unas señales determinadas? ¿Y cómo se distinguiría la espera de una señal respecto de la espera de otra señal ligeramente distinta? O más bien, ¿fue mi comportamiento únicamente el efecto secundario de la espera real, y ésta, a su vez, un proceso mental específico? ¿Y fue tal proceso homogéneo o articulado como una oración (dotada de principio y fin internos)? -Pero, ¿cómo sabe aquel en quien el proceso ocurre, a que suceso corresponde la espera; Pues no parece estar en duda respecto de eso. Desde luego, no se trata de que hipotéticamente compruebe un estado mental o de cualquier otra índole, y haga una conjetura acerca de su causa. Más bien diría algo así: "No sé si es sólo esta espera la que me pone tan inquieto hoy"; pero jamás le oiríamos decir: "Ignoro si el estado mental en que me encuentro ahora es la espera de una explosión o de algo diferente." La aserción: "Espero de un momento a otro una detonación" es una expresión de la espera. Esta reacción verbal es como la indicación del fiel de la balanza que señala el objeto de la espera.

54. Parece como si la espera y el hecho que satisface la espera se acoplaran en cierto modo. Ahora bien, sería preciso describir una espera y un hecho que se acoplen, con el objeto de que se vea en qué consiste tal conformidad. Aquí uno piensa de inmediato en acoplar un cuerpo sólido (forma llena) a un molde correspondiente (forma vacía). Pero si se quiere describir ambos, se ve que en la medida en que se acoplan, una sola descripción es válida para los dos. (Compárese, por el contrario, lo que significa: "Este pantalón no va con esta chaqueta.")

55. Como ocurre con todo lo metafísico, la armonía entre el pensamiento y la realidad ha de encontrarse en la gramática del lenguaje.

56. Mi idea es aquí: si alguien pudiera ver la espera misma -debería ver lo que se espera. (Pero en forma tal que no requiera un método adicional de proyección, o de comparación, para pasar de lo que ve al hecho esperado.) Pero así es en efecto: quien ve la expresión de la espera, ve 'lo que se espera'.

57. La idea de que sólo el hallar nos hace ver lo que hemos buscado, y el cumplimiento del deseo, lo que hemos deseado, significa que uno está juzgando el proceso como el síntoma de la espera o de la búsqueda (observado) en otro. Lo noto intranquilo en su cuarto: va de aquí para allá. En ese momento alguien llega a la puerta, y en el acto se calma y da señales de satisfacción. Y así exclamo: "Evidentemente, ha estado esperando a este hombre."

58. Decimos que la expresión de la espera 'describe' el hecho esperado y consideramos éste como un objeto o complejo, que aparece como satisfacción de la espera. -Pero el objeto esperado no es la satisfacción, sino más bien el hecho de que llegue. El error está profundamente enraizado en nuestro lenguaje: solemos decir "lo espero", "espero su llegada" y "espero que llegue".

59. Nos es difícil librarnos de esta analogía: hace su aparición un hombre -hace su aparición un suceso. Es como si el suceso se configurara de antemano frente a la puerta de la realidad, y después hiciera su aparición en ésta (como se irrumpe en un cuarto).

60. La realidad no es una propiedad que falte a lo que se está esperando, y se añada cuando se empieza a esperar. La realidad tampoco es como la luz del día, que dota de color a las cosas, cuando éstas, en la oscuridad, son incoloras, por así decirlo.

61. Se puede decir, del portador de un nombre, que no existe; y, desde luego, esto no es ningún tipo de actividad, aun cuando se pudiera comparar con alguna y decir: pese a todo, debe hacer acto de presencia, aun si no existe. (Y esto ciertamente ya lo ha escrito alguna vez algún filósofo.)

62. La vaga anticipación del hecho consiste en que podamos pensar ahora que va a ocurrir aquello que todavía ha de ocurrir. O como se dice equívocamente: que podamos pensar aquello (o en aquello) que todavía ha de ocurrir.

63. Tal vez algunos se empeñen en decir: "La espera es un pensamiento." Obviamente, esto corresponde a un uso de la palabra "esperar". Y recordemos solamente que el proceso del pensar puede ser muy variado.

64. Estoy silbando y alguien me pregunta por qué estoy tan alegre. Respondo: "Espero que hoy llegue N." Pero, mientras silbaba, no pensaba en él. Pese a todo, sería erróneo decir: había dejado de esperar, cuando comencé a silbar.

65. Si digo "Espero.. ", -¿es esto la comprobación de que la situación, mis acciones, pensamientos, etcétera, son los de la espera de este suceso; o bien, la palabra "Espero... " pertenece al proceso de la espera? En determinadas circunstancias estas palabras significarán (podrán reemplazarse por) "Creo que tal o cual cosa ocurrirá." Incluso alguna vez (podrían significar): "Cuenta con que... "

66. Las discusiones psicológicas -triviales- acerca de la espera, la asociación, etcétera, siempre omiten lo que es realmente digno de notar y se advierte en ellas una suerte de divagación, sin que se llegue a tocar el punto clave.  

67. Una espera está inserta en una situación de la cual se origina. La espera de una explosión puede originarse, por ejemplo, de una situación en que es de esperarse una explosión. El que la espera, ha oído cuchichear a dos personas: "Mañana a las diez será encendida la mecha." Después piensa: tal vez alguien aquí se proponga hacer saltar una casa por los aires. Hacia las diez se pone inquieto, al menor ruido se sobresalta, y, al fin, responde a la pregunta de por qué está nervioso: "Espero.. . " Esta respuesta, por ejemplo, hará comprensible su comportamiento. También nos pondrá en condición de imaginarnos sus pensamientos y sentimientos.  

68. El cumplimiento de la espera no consiste en que ocurra una tercera cosa que, aparte de "el cumplimiento de esta espera", se pudiera describir además de otro modo, por ejemplo, como un sentimiento de satisfacción, de alegría o de cualquier otra cosa. La espera de que algo ocurrirá es lo mismo que la espera del cumplimiento de esa espera.

69. Sócrates dirigiéndose a Teeteto: "¿Y quien imagina, acaso no ha de imaginar algo?" -Teeteto: "Necesariamente." -Sócrates: "¿Y si se imagina algo, no debe ser algo real?" -Teeteto: "Así parece." Si reemplazamos en este argumento la palabra "imaginar" por la palabra "matar", entonces existe una regla para el uso de esta palabra: no tiene sentido decir "mato algo que no existe". Puedo imaginarme un ciervo en esta pradera, aunque no esté ahí, pero no puedo matar a uno que no esté ahí. Y aquí "imaginarse un ciervo en la pradera" significa: imaginarse que el ciervo está ahí. Pero matar un ciervo no significa: matar eso, etcétera. Pero si alguien afirmara «para poder imaginarse un ciervo, es necesario que exista en algún sentido" -se le

respondería: no, no es necesario que exista en ningún sentido. Y si aún se replicara: "Así y todo, es necesario que exista el color marrón, para que sea capaz de imaginármelo" -entonces habría que decir: "existe el color marrón" no significa absolutamente nada; a no ser el hecho de que existe aquí o allí como coloración de un objeto; y eso no lo requiero para ser capaz de imaginarme un ciervo marrón.

70. Ser capaz de hacer algo parece como la sombra del hacer efectivo, así como el sentido de un enunciado parece la sombra del hecho, o la comprensión de una orden, la sombra de su ejecución correspondiente. En la orden, el hecho, por así decirlo, arroja "su sombra de antemano". Pero esta sombra, sea lo que fuere, no es el acontecimiento.

71. Compárense las aplicaciones de "Tengo dolor desde ayer." "Lo he estado esperando desde ayer." "Lo sabía desde ayer." "Desde ayer sé integrar."

72. La diferencia general de todos los estados de conciencia respecto de las disposiciones, me parece que radica en que uno no puede cerciorarse, mediante alguna comprobación, de que estas últimas continúan.

73. Algunas frases deben leerse varias veces para que se entiendan como tales.

74. Se me da una frase en escritura cifrada junto con su clave; en ese caso por supuesto, se me da en un sentido todo lo que se requiere para la comprensión de la frase. A pesar de todo, yo podría responder a la pregunta "¿comprendes la frase?" de esta manera: no, todavía no; primero debo descifrarla. Y sólo cuando la hubiera transcrito, por ejemplo, al español, diría: "Ahora la comprendo." Si se planteara ahora la pregunta "¿En qué momento de la transcripción comprendo la frase?", se lograría penetrar en la naturaleza de aquello que llamamos "comprender".

75. Puedo prestar atención al curso de mis dolores; pero no al de mis creencias, mi traducción o mis conocimientos.

76. Se puede registrar la duración de un fenómeno mediante la observación ininterrumpida o por medio de pruebas. La observación de la duración puede ser continua o intermitente.

77. ¿Cómo observo mi conocimiento, mis opiniones? ¿Y, por otra parte, una imagen persistente, un dolor? ¿Hay algo así como una observación ininterrumpida de mi capacidad para efectuar la multiplicación...?

78. ¿Es la descripción de un estado mental la frase "Espero "? Un estado mental tiene duración. En consecuencia, "He esperado todo el día... " es una descripción de esta clase. No obstante, supongase que le digo a alguien "Espero que vengas" -¿qué tal él me preguntara: "¿cuánto tiempo llevas esperándolo?"? ¿Se podría responder: "Sólo espero mientras lo digo"? Supóngase que tuviera para esta pregunta cualquier otra respuesta, ¿no sería absolutamente irrelevante para el propósito de la frase "Espero que vengas"?

79. Suele decirse "Espero que vengas", pero no "Creo que espero que vengas"; no obstante, sería perfectamente posible decir: "Creo que todavía espero que él venga."

80. ¿Cuál es el pretérito de 'Tienes, ¿no?"?

81. Donde hay una duración real se puede decir a alguien, "Presta atención e indícame cuándo se altera la imagen, lo que estás presenciando, el ruido, etcétera." Aquí se da algo como prestar atención. Mientras que no se puede seguir con atención el proceso de olvidar lo que se sabe y cosas por el estilo.


82. Piensa en este juego de lenguaje: determina con el cronómetro cuánto dura una impresión. La duración del conocimiento, de la capacidad y de la comprensión no puede determinarse de esta manera.

83. "Pero la diferencia entre el conocer y el oír no estriba en una característica tal como su modo de duración. ¡Son completa y absolutamente distintos!" Por supuesto. Sin embargo, uno no puede decir: Conoce y oye, y así notarás la diferencia!"

84. "El dolor es un estado de la conciencia, el comprender no lo es." -"Ahora bien, lo que pasa es que no siento el comprender." -Pero esta explicación no

sirve de nada. Tampoco sería ninguna explicación decir: lo que uno siente en cierta forma, es un estado de la conciencia. Pues eso significaría solamente: estado de la conciencia = sentimiento o sensación. (En este caso sólo se habría sustituido una palabra por otra.)

85. Rara vez se llega a decir que uno ha creído, comprendido o proyectado algo "ininterrumpidamente" desde ayer. Una interrupción de la creencia correspondería a un periodo de la incredulidad, pero no seria, por ejemplo, la desviación de la atención respecto de lo que se cree, pongamos por caso, durante el sueño.
(La diferencia entre 'knowing' y 'being aware of'.)

86. Lo más importante aquí es esto: existe una diferencia; no advierte que la diferencia 'es de carácter categórico' -sin que sea capaz de decir en qué consiste. Éste es el caso donde suele decirse que uno reconoce la diferencia por introspección.

87. Probablemente éste es el punto en que se dice que uno sería capaz de comunicar a otra persona sólo la forma, pero no el contenido. -De este modo, uno se habla a sí mismo acerca del contenido ¿Pero cómo se 'relacionan' mis palabras con el contenido de que tengo conciencia? ¿Y con qué propósito?

88. Es digno de notar que casi nunca nos interesa lo que ocurre durante el pensar. Es digno de notar, pero no extraño.

89. (Pensamientos, por decirlo así, simples insinuaciones.) ¿No sucede aquí lo mismo que con un calculador prodigio? -Calculó correctamente, si llegó a obtener el resultado correcto. Pero lo que ocurrió en él, quizá ni él mismo pueda decirlo. Y si lo oyéramos, tal vez se ofrecería como una distorsión extraña del cálculo.

90. ¿Qué sé de lo que ocurre en el interior de alguien que lee con atención una frase? ¿Podría describírmelo, una vez que hubiere terminado?; y lo que describiera, ¿sería precisamente el proceso característico de la atención?

91. Pregunta: ¿Qué resultado persigo cuando le digo a alguien: ¡Lee atentamente!"? Digamos, que ponga atención en algo de lo que pueda dar cuenta después. -Asimismo, se podría decir, según creo, que quien lee una frase atentamente, con frecuencia es capaz de dar cuenta de lo que ocurre en su mente, pongamos por caso, de sus imágenes. Pero eso no quiere decir que tales procesos correspondan a lo que llamamos "atención".

92. "¿Pensaste, mientras leías la frase?" -"En efecto, pensé mientras hice la lectura; cada palabra era importante para mí". Esta no es la experiencia habitual. Comúnmente uno no se queda medio pasmado por oírse hablar; no sigue uno con atención sus propias palabras, pues, por lo común, se habla voluntariamente, no involuntariamente.

93. Si un hombre normal estuviera sosteniendo una conversación normal en circunstancias normales, y se me preguntara cómo se distingue, en tal caso, alguien que piensa de alguien que no piensa, -yo mismo no sabría qué responder. Y ciertamente no podría decir si la diferencia radica en algo que ocurre o deja de ocurrir, mientras se habla.

94. La línea divisoria que podría trazarse aquí entre el 'pensar' y el 'no pensar' pasaría entre dos estados que no se distinguirían entre sí por nada semejante a un juego de imágenes. (Pues el juego de imágenes es, en efecto, el modelo conforme al cual uno quisiera representarse el pensar.)

95. Sólo en circunstancias muy especiales surge la pregunta de si se habla pensando o no.

96. En efecto, si se habla de una experiencia del pensar, la experiencia de hablar es tan buena como cualquier otra. Sin embargo, el concepto 'pensar' no es ningún tipo de concepto relativo a la experiencia. Pues los pensamientos no suelen compararse en la misma forma que las experiencias.

97. Lo que se imita es, pongamos por caso, el tono del habla, el gesto, etcétera, y eso nos basta. Lo que prueba que aquí radican los fenómenos concomitantes del habla que más importan.

98. ¿Decimos que cualquiera que se exprese con sentido piensa? ¿Pongamos por caso, el constructor en el juego de lenguaje No. 2?   ¿No nos lo podríamos imaginar construyendo y dando voces, etcétera, en un ámbito en el que no lo relacionáramos ni remotamente con el pensar?

99. (Sobre el juego de lenguaje No. 2   "Asumimos implícitamente que estas personas piensan; que en este aspecto se asemejan a las que conocemos; que aquel juego de lenguaje no lo practican de una manera puramente mecánica. Pues si te los imaginaras haciendo eso, ni siquiera tú mismo podrías llamar a tal cosa el uso de un lenguaje rudimentario." ¿Qué debo responder a esto? Por supuesto, es verdad que la vida de aquellas personas debe parecerse en varios aspectos a la nuestra, y nada he dicho sobre tales similitudes. Pero lo más importante es que su lenguaje, tanto como su pensar, pueden ser rudimentarios, que existe un 'pensar primitivo', el cual tiene que describirse mediante una conducta primitiva. El medio ambiente no es el 'pensamiento concomitante' del lenguaje.

100. Representémonos el caso de alguien que realiza un trabajo que implica comparación, ensayos, opciones. Digamos que produce un objeto de uso corriente con determinados materiales y cierto conjunto de instrumentos. Una y otra vez surge el problema: "¿Debo emplear este trozo de materia? -Se desecha uno y se prueba con otro. Tentativamente se colocan juntos, después se desmontan; se busca uno que encaje, etcétera, etcétera. Me imagino ahora que todo este proceso se ha filmado. El obrero quizá también emite sonidos como "immh!" o "¡ah!". Sonidos, por así decirlo, de titubeo, de súbito hallazgo, de decisión, de satisfacción o de insatisfacción. Pero aquí no se ha pronunciado una sola palabra. Tales sonidos podrían registrarse en el filme. Me exhiben éste y procedo a inventar un monólogo para el obrero, que se ajuste a su manera de trabajar, al ritmo de su trabajo, a su mímica, a sus gestos y a sus sonidos espontáneos, en una palabra, que corresponda a todo eso. En consecuencia, algunas veces le hago decir: "No, este trozo es demasiado largo, quizá otro ajuste mejor." -O bien, "¿Qué debo hacer ahora?" -¡Lo tengo! -O bien, "Esto es más que suficiente", etcétera. Y si el obrero pudiera hablar -¿sería una completa falsificación de lo que realmente hubiera ocurrido, si describiera esto con detalles y dijera algo así: "Entonces pensé: No, eso no va; debo tratarlo de otra manera", etcétera -aun cuando no hubiera hablado durante el trabajo ni se hubiera imaginado tales palabras? Quiero decir: ¿no podría, más tarde, reproducirnos en palabras sus pensamientos? ¿Y en forma tal que, al ver el desarrollo del trabajo, pudiéramos aceptar esa reproducción? -¿Y mucho más si lo hubiéramos visto durante el trabajo no sólo una vez, sino con frecuencia?

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