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martes, 1 de junio de 2010

L U D W I G W I T T G E N S T E I N -3-

ZETTEL


101. Desde luego, no podemos separar su "pensar" de su actividad. El pensar no es ningún aspecto concomitante del trabajo, ni tampoco del hablar reflexivo.

102. Si observáramos, ocupadas en su faena, a determinadas criaturas, cuyo ritmo de trabajo, mímica, etcétera, fuera similar al nuestro, con la salvedad de que no hablaran, entonces, tal vez diríamos que estaban pensando, deliberando, tomando decisiones. Pues se encontraría allí mucho de lo que corresponde al comportamiento de las personas ordinarias. Y no es preciso decidir en qué medida ha de darse una correspondencia cabal, para que, también en este caso, tengamos el derecho de emplear el concepto 'pensar'.

103. ¿Y con qué fin debemos tomar esta decisión? Estableceremos una diferencia importante entre las criaturas que pueden aprender a realizar un trabajo, incluso complicado, de 'manera mecánica' y aquellas que ensayan y comparan durante sus tareas. -Pero lo que ha de considerarse como "ensayar" y "comparar" sólo puedo explicarlo acudiendo a ejemplos que se tomen de nuestra vida o de algo que sea similar a la nuestra.

104. Si alguien ha hecho una combinación jugando, pongamos por caso, o por mera casualidad, y después la aplica como método para realizar esto o aquello, diremos que piensa. -Al reflexionar repasaría mentalmente recursos y tácticas. Pero para tal efecto ya debe tener algunos a su disposición. El pensar le da la posibilidad de Perfeccionar sus métodos. O mejor: él 'piensa' cuando ha llegado, en determinada forma, a perfeccionar su método.


105. Se podría decir también: alguien piensa cuando aprende de un modo específico.

106. Incluso (se podría decir) esto otro: Quien piensa durante su traba o, a menudo incorpora actividades auxiliares. La palabra "pensar" no designa en este caso tales actividades auxiliares, como tampoco pensar es equivalente a hablar. Aun cuando el concepto 'pensar' se forme según el modelo de una actividad auxiliar imaginaria. (Así como podríamos decir que el concepto del cociente diferencial se forma según el modelo de un cociente ideal.)

107. Tales actividades auxiliares no son el pensar; pero uno se representa el pensar como la corriente que debe f luir bajo la superficie de estos recursos auxiliares si no han de ser meras acciones mecánicas.

108. Supóngase que se tratara de cierto tipo de seres (animales antropoides) que empleáramos, compráramos y vendiéramos como esclavos. No podrían aprender a hablar, pero a los más capaces se les podría adiestrar para que desempeñaran uri trabajo algo complicado; algunos, pues, trabajarían 'pensando', en tanto que otros lo harían de una manera puramente mecánica. Así, pagaríamos más por los que fueran capaces de pensar, que por los que fueran hábiles mecánicamente.

109. Si hubiera sólo unas cuantas personas capaces de encontrar respuesta a un problema de aritmética, sin hablar o sin escribir, su existencia no podría tomarse como prueba de que también se puede calcular sin acudir a algún tipo de signo. Ello obedece a que no seria seguro que tales personas siquiera 'calcularan'. De la misma manera, tampoco el testimonio de Ballard (en James) llega a convencer de que sea posible pensar sin hablar. En efecto, ¿con base en qué se puede hablar de 'pensar', cuando no se hace uso alguno del lenguaje? Si se hace tal cosa, eso muestra algo sobre el concepto del pensar.

110. 'Pensar', he ahí un concepto terriblemente ramificado. Un concepto que abarca múltiples manifestaciones de la vida. Los fenómenos del pensar son muy distintos entre sí.

111. No estamos preparados en absoluto para la tarea de describir el uso, pongamos por caso, de la palabra "pensar". (¿Y por qué deberíamos estarlo? ¿Para qué sirve tal descripción?) Y la idea ingenua que uno se forja de aquello en nada corresponde a la realidad. Esperamos ver un contorno liso y regular, y lo que obtenemos es uno fragmentado. Aquí realmente se podría decir que nos formamos una imagen falsa.

112. De esta palabra no se debe esperar que tenga una aplicación homogénea; más bien debe esperarse lo contrario.

113. ¿De dónde sacamos el concepto 'pensar' que queremos examinar aquí? Del lenguaje cotidiano. A lo que se dirige nuestra atención, en primer lugar, es a la palabra "pensar". Pero el uso de esta palabra es confuso. Y no podemos esperar otra cosa. Y eso, desde luego, puede decirse de todos los verbos psicológicos. Su aplicación no es clara ni tan fácil de resumir como ocurre, pongamos por caso, con la de los términos de la mecánica.

114. Uno aprende la palabra "pensar", esto es, su uso, en determinadas circunstancias que, a pesar de todo, no aprende a describir.

115. ¡Pero puedo enseñara una persona el uso de la palabra! Pues para eso no se requiere una descripción de aquellas circunstancias.

116. justamente le enseño la palabra en circunstancias específicas.

117. Probablemente se aprende a aplicar esta palabra sólo a los seres humanos, y respecto de ellos también se aprende a afirmarla o negarla. La pregunta "¿piensa un pez?" no existe entre las aplicaciones lingüísticas de la palabra pensar, no se plantea. (¿Qué puede ser más natural que tal situación y tal uso lingüístico?)

118. "Nadie ha pensado en este caso" -se puede decir. Ciertamente no puedo enumerar las condiciones en que debe usarse la palabra "pensar" - pero si una circunstancia hace dudoso su uso, puedo decirlo y puedo decir también cómo se desvía tal situación de la que es normal.

119. Si hubiera aprendido a realizar determinada actividad en un determinado cuarto (el arreglo del cuarto, pongamos por caso), y dominara esta técnica, de ahí no se desprende que yo debiera estar dispuesto a describir el mobiliario del cuarto; aun cuando notara cualquier alteración inmediatamente y también fuera capaz de describirla en el acto.

120. "No se ha promulgado esta ley en previsión de tales casos." ¿Es, por eso mismo, un sin-sentido?

121. Sería perfectamente concebible que alguien conociera al dedillo una ciudad, esto es, que encontrara con la mayor seguridad el camino más corto para ir de un sitio a otro, -Y que, a pesar de todo, fuera absolutamente incapaz de dibujar un mapa de la misma. Que tan pronto como lo intentara, tan sólo produjera algo completamente falso. (Nuestro concepto de 'instinto'.)

122. Recuérdese que nuestro lenguaje podría poseer gran variedad de palabras: unas para "pensar en voz alta"; otras para pensar mientras uno se habla a sí mismo en la imaginación; unas más para hacer una pausa en la que se nos ocurra algo, después de la cual somos capaces de dar una respuesta con la mayor seguridad. Una palabra para el pensamiento que se expresa en una frase; otra para la idea repentina que más tarde puedo "investir de palabras", una más para trabajar pensando sin articular palabras.

123. "Pensar es una actividad mental" -Pensar no es ninguna actividad corporal. ¿Pero es el pensar una actividad? Pues bien, uno puede ordenar a alguien de este modo: "¡Piensa acerca de esto!" Pero supóngase que, al cumplir tal orden, alguien se habla a sí mismo o bien a otra persona, ¿cumple, por ello, dos actividades?

124. Participar en lo que se habla tiene sus propios signos específicos. También tiene sus consecuencias y sus presupuestos específicos. La participación es algo que se vive. Uno lo afirma de sí mismo, pero no sobre la base de una observación. Tal interés no es ningún aspecto concomitante de lo que se habla. ¿Qué haría del aspecto concomitante de la frase una participación en el contenido de la misma? (Condición lógica.)

125. ¡Compárese el fenómeno del pensar con el fenómeno del arder! ¿Acaso el arder, la flama misma, no podrían parecernos misteriosos? ¿Y por qué la flama más que la mesa? -¿Y cómo aclararías este misterio? ¿Y cómo habría que resolver el misterio del pensar? ¿Justo como el de la flama?

126. ¿Acaso no es misteriosa la flama, porque es impalpable? Bien - pero ¿por qué esto la hace misteriosa? ¿Por qué lo impalpable ha de ser más misterioso que lo palpable? A no ser porque queramos palparlo.-

127. Se afirma que el alma abandona el cuerpo. Entonces, para suprimir cualquier semejanza con el cuerpo, y para que no se piense ni por asomo que con ello se alude a que el alma sea algo gaseoso, se dice que el alma es incorpórea, no-espacial; sin embargo, con la palabra "abandono" ya se ha dicho todo. Muéstrame como usas la palabra "anímico", y entonces veré si el alma es "incorpórea", y qué se entiende por "espíritu".

128. Me inclino a hablar de lo que está sin vida como de un objeto que carece de algo. En sentido estricto, veo la vida como un plus, como algo que se añade a lo que está privado de ella. (Atmósfera psicológica.)

129. No solemos decir de la mesa o de la silla: "ahora está pensando", o "en este momento no está pensando" o `jamás piensa"; tampoco lo decimos de las plantas o de los peces, y a duras penas de los perros; pero sí de los hombres. Aunque tampoco respecto de todos. "Una mesa no piensa" no es equiparable a una expresión como "una mesa no crece". (Ni sabría en absoluto 'cómo sería eso de que' una mesa pensara.) Y aquí, obviamente, se da una transición gradual al caso de los seres humanos.

130. Sólo se habla del 'pensar' en circunstancias muy especiales.

131. ¿Cómo podrían, pues, desplomarse por igual el sentido y la verdad (o la verdad y el sentido) de los enunciados? (¿Se mantienen y caen juntas?)

132. ¿Y no es como si quisieras decir: "Si tal y tal no es el caso, ya no tiene sentido decir cuál es el caso"?

133. Así, por ejemplo: "Si todos los tiros siempre fueran falsos, no tendría ningún sentido hablar de una 'tirada falsa'." Sin embargo, eso sólo es una forma paradójica de expresarlo. La forma no-paradójica sería: "La descripción general... no tiene ningún sentido."

134. En lugar de decir: "no se puede", dígase: "no existe en este juego". En lugar de decir: "no se puede enrocar en el juego de damas" - dígase: "no existe enrocamiento en el juego de damas"; en lugar de "no puedo exhibir mi sensación" -digamos: "en el uso de la palabra 'sensación' no existe forma de exhibir lo que uno siente"; en lugar de "no se puede enumerar todos los números cardinales" -dígase: "no existe ningún tipo de enumeración de todos los miembros".

135. La conversación, la aplicación y la interpretación de las palabras fluye, y sólo en tal flujo la palabra posee su significado. "Se ha marchado." -"¿Por qué?" -¿Qué quisiste decir cuando pronunciaste las palabras "por qué"? ¿En qué estabas pensando?

136. Piénsese en el levantar la mano en la escuela. ¿Es preciso haberse dicho la respuesta para tener derecho a levantar la mano? ¿Y qué tiene que haber ocurrido dentro de uno, para tal fin? -Nada. Pero es importante que por lo general sepa uno la respuesta, cuando levante la mano; y éste es el criterio que se entiende al levantar la mano. Nada tiene que ocurrir en uno; sin embargo, llamaría la atención quien en un caso asi jamas supiera comunicar lo que le ocurre interiormente.

137. Algunas veces, cuando digo "en ese momento pensaba...", puedo informar que me había repetido en voz alta o en silencio justamente estas palabras; o si no éstas, entonces otras, de las que las presentes son una reproducción fiel. ¡Ciertamente eso ocurre algunas veces! Pero también ocurre que mis palabras presentes 'no sean una reproducción de nada'. Pues únicamente son una 'reproducción' si se ajustan a las reglas de proyección.

138. Parece como si en una frase que contiene, por ejemplo, la palabra "bola", ya estuvieran contenidas las sombras de otros usos de tal palabra. Es decir, la posibilidad de construir aquellas otras frases. -¿A quién le parece así? ¿Y en qué circunstancias?

139. No nos libramos de la idea de que el sentido de la frase acompaña a ésta; se encuentra junto a ella.

140. Se quiere decir, pongamos por caso: "Esa negación hace con la proposición lo mismo que la otra -excluye lo que ésta describe." Pero esto sólo es otra manera de expresar una equivalencia de ambas proposiciones negativas (la cual sólo es válida cuando la proposición negada no es, a su vez, una proposición negativa). Una y otra vez surge la idea de que lo que vemos de los signos es tan sólo la cara externa de un interior, donde tienen lugar las operaciones propias del sentido y de la referencia. 

141. Nuestro problema podría plantearse (de manera bien clara) así: Supóngase que tuviéramos dos sistemas para medir la longitud; en ambos, una longitud se expresaría mediante un numeral al que siguiera una palabra que indicara la unidad. Un sistema designa una longitud como "n pies", y pies es una unidad de longitud en un sentido ordinario; en el otro sistema una longitud se designará con "n W" y 1 pie = 1 W. Pero 2 W = 4 pies, 3 W = 9 pies y así sucesivamente. De manera que el enunciado "Este bastón mide 1 W de largo" significa lo mismo que "Este bastón mide 1 pie de largo." Pregunta: ¿En ambos enunciados "W" y "pie" tienen el mismo significado?

142. La pregunta se planteó incorrectamente, lo cual se advierte si expresamos la identidad de significado mediante una ecuación. La pregunta sólo puede formularse así: "¿Es W = pie, o no?" Aquí no se habla de los enunciados en los que ocurren estos signos. -Por supuesto, tampoco se puede preguntar, conforme a esta terminología, si "es" significa lo mismo aquí que "es" allí; pero sí, en cambio, si la cópula significa lo mismo que el signo de igualdad. Ahora bien, lo que dijimos fue esto: 1 pie = 1 W; pero: pie [es no-igual a] W.

143. Se podría decir: en todos los casos, lo que uno entiende por "pensamiento" es lo vivo en una frase; es eso sin lo cual, esta última muere, se reduce a una mera secuencia de sonidos o de figuras escritas. No obstante, si hablara de la misma manera de algo que da significado a una configuración de piezas de ajedrez, es decir, que las distingue de cualquier grupo de simples pedazos de madera -¿no podría referirme con eso a multitud de cosas? Las reglas que hacen de la configuración de las piezas una situación de juego; las experiencias especiales que asociamos a tales posiciones en el juego; la utilidad del juego. ¡O supóngase que habláramos de algo que distinguiera al papel moneda del puro pedazo de papel impreso, algo que le da su significado, su vida!

144. Cómo se ha de entender una palabra, no nos lo dicen las solas palabras. (Teología.)

145. También podría existir un lenguaje en cuyo uso no desempeñara ningún papel la impresión que recibimos de los signos; en el que no se diera algo como entender, en el sentido de tal impresión. Los signos nos son transmitidos, pongamos por caso, en forma escrita, y tenemos la capacidad de memorizarlos. (Es decir, la sola impresión de la que se trata aquí es la figura del signo.) Si éste es una orden, lo convertimos en acción mediante reglas, tablas, etcétera. No llega a adquirir el carácter de una impresión, parecida a la de una imagen; y tampoco se escriben relatos en este lenguaje.

146. En este caso se podría decir: "El signo tiene vida sólo en el sistema."

147. Por supuesto, también es concebible que tuviéramos que traducir, conforme a las reglas, un enunciado propio del lenguaje verbal a una figura dibujada, para obtener de aquél una impresión. (De modo que sólo en este caso la figura tendría un alma.)

148. Sería concebible un lenguaje en que los significados de las palabras cambiaran conforme a reglas específicas, por ejemplo, en la mañana la palabra A significa esto, en la tarde aquello. O un lenguaje en que las palabras se alteraran diariamente, cada día cada letra del día anterior se reemplazaría por la siguiente en el alfabeto (y la z por la a).

149. Imaginemos este lenguaje: su vocabulario y gramática son los del español, pero las palabras ocurren en las frases en un orden inverso. Así, una frase de este lenguaje suena como una frase en español que se lee del punto final al principio. De esta manera, las posibilidades expresivas tienen la misma multiplicidad que en español. Pero lo que conocemos como curva melódica de la frase está anulado.

150. Alguien que no sabe español, que oye, en cierta ocasión, exclamar: "¡Qué maravillosa iluminación!" Alcanza a vislumbrar el sentido y ahora emplea la exclamación, tal como lo hago, sin comprender, a pesar de todo, las tres palabras consideradas por separado. ¿Comprende en este caso la exclamación?

151. A propósito he elegido un ejemplo en que el hombre da expresión a una sensación. Pues en este caso, los sonidos, que no pertenecen a ningún lenguaje, se dice que están cargados de significado.

152. ¿Sería igualmente fácil imaginarse casos análogos a esta frase: "Si el tren no llega a las cinco en punto, perderá el transbordo"? ¿Qué significaría en este caso vislumbrar el sentido?

153. Nos molesta, por así decirlo, el hecho de que el pensamiento de una frase no se presente de manera plena en ningún momento. Se nos antoja como un objeto que engendramos y nunca acabamos de poseer, pues no bien se asoma una parte, cuando ya se desvanece la otra.

154. (Acerca del N° 150.) Fácilmente puede uno imaginarse un lenguaje en el que la gente use una sola palabra para aquella exclamación. ¿Pero qué ocurriría con una palabra para la frase "Si el tren... "? ¿En qué caso diríamos que la palabra representa efectivamente esta frase? Por ejemplo, en esto: La gente emplea inicialmente una frase como la nuestra; sin embargo, después surgen circunstancias en las que la frase tiene que decirse tan frecuentemente, que esa misma gente termina por reducirla a una sola palabra. De esta manera, tales personas son capaces de explicar la palabra mediante la frase. ¿Pero no podría darse también el caso en que la gente cuente sólo con una palabra para ese sentido, es decir, para ese uso? ¿Y por qué no? Sería preciso imaginarse en qué forma aprende alguien el uso de tal palabra, y en qué circunstancias podríamos decir que esa palabra representa efectivamente aquella frase. Pero recuerda esto: alguien dice en nuestro lenguaje "llega a las cinco en punto"; alguien más replica "No, llega a las cinco y diez." ¿Existe también este tipo de conversación en el otro lenguaje? He ahí por qué son vagos los conceptos de sentido y referencia.

155. Las palabras de un poeta tienen la capacidad de calar en nosotros. Y, desde luego, esto está causalmente relacionado con el uso que aquéllas tienen en nuestra vida. Y también está relacionada con el hecho de que, en conformidad con tal uso, permitimos que nuestros pensamientos divaguen en el ámbito familiar de las palabras.

156. ¿Existe una diferencia de significado que se pueda explicar y otra que no aparezca en una explicación?

157. La expresión conmovedora en la música -no puede reconocerse mediante reglas. ¿Y por qué no podríamos imaginarnos que así fuera para otros seres?

158. Si un tema, un giro, de pronto te dice algo, no es menester que seas capaz de explicarlo. Súbitamente este gesto también te es accesible.

159. Así y todo, tú hablas de entender la música. ¡La entiendes mientras la escuchas! ¿Tenemos que decir que esto es una experiencia que acompaña a la audición?

160. El lenguaje de la música. No olvides que un poema, aun cuando se redacte en el lenguaje propio de la información, no se usa en el juego de lenguaje de la información.

161. ¿No podrá uno concebir que alguien, que jamás hubiera oído música, llegara hasta nosotros y oyera a una persona tocar alguna composición expresiva de Chopin, y se convenciera de que aquello es un lenguaje cuyo sentido simplemente se le quiere mantener oculto? En el lenguaje verbal hay un fuerte elemento musical. (Un suspiro, la entonación en una pregunta, en un anuncio, en la expresión de un deseo, todos esos innumerables gestos de la entonación.)

162. Sin embargo, si oigo una melodía comprendiéndola, ¿no ocurre algo especial en mí -algo que no ocurre si la oigo sin comprenderla? ¿Y qué? - No acude ninguna respuesta; o bien, lo que se me ocurre, es soso. En verdad, podría decir: "Ahora la entiendo" y quizá hasta pueda hablar de ella, tocarla, compararla con otra, etcétera. Los signos de que la he entendido podrían acompañar a la audición.

163. Es incorrecto llamar al entender un proceso que acompaña a la audición. (En efecto, su manifestación, su ejecución expresiva, no podría considerarse como un aspecto concomitante de la audición.)

164. Pues, ¿cómo se podría explicar en qué consiste 'la ejecución expresiva'? Seguro que no mediante algo que acompañe a la ejecución. - ¿Qué es, pues, conveniente para ese propósito? Cierta cultura, se podría decir. -Si a alguien se le ha educado en determinada cultura, -y después reacciona de tal o cual modo ante la música, se le puede enseñar el uso de la frase "ejecución expresiva".

165. La comprensión de la música no es una sensación ni una suma de sensaciones. No obstante, es correcto llamarla una experiencia, en la medida en que este concepto de comprensión tiene cierta afinidad con otros conceptos propios de la experiencia. Suele decirse "Esta vez he vivido ese pasaje de manera muy distinta." Pese a todo, tal expresión dice 'lo que ocurrió' sólo a aquel que se siente como en casa en el peculiar mundo conceptual que pertenece a estas situaciones. (Analogía: "he ganado la partida".)

166. Durante la lectura se me ocurre eso. ¿Entonces algo ocurre durante la lectura... ? -Tal pregunta no lleva a ninguna parte.

167. ¿Pero cómo se me puede ocurrir eso? -Ciertamente, no en las dimensiones en que estás pensando.

168. ¿Cómo me doy cuenta de que alguien está fascinado? ¿Cómo aprende uno la expresión lingüística de la fascinación? ¿Con qué se relaciona? ¿Con la expresión de las sensaciones corporales? ¿Preguntamos a alguien qué siente en el pecho y en los músculos faciales, para averiguar si está sintiendo placer?

169. ¿Pero significa eso que no se den sensaciones que a menudo retornan cuando se está disfrutando de la música? En absoluto.

170. Un poema nos produce una impresión durante su lectura. "¿Sientes lo mismo, mientras lo lees, que cuando lees algo indiferente?" -¿Cómo he aprendido a responder a esta pregunta? Quizá diré: "¡Por supuesto que no!" -lo cual es tanto como decir: esto me cautiva y lo otro no. "Con esto experimento algo muy distinto." -¿Y de qué índole es esto? -No puedo responder nada satisfactorio. Pues la respuesta que ofrezca no es lo más importante. -"Pero ¿no disfrutaste durante la lectura?" Desde luego que sí -pues la respuesta contraria podría significar: que yo había disfrutado antes o después; y eso no es lo que quiero decir. Bien, pero durante la lectura evocas sensaciones e imágenes tales que tienen que ver con el disfrute y con la impresión. -Sin embargo, unas y otras han recibido su significación sólo del ámbito que las rodea: de la lectura del poema, de mi familiaridad con el lenguaje, de su metro y de muchas otras relaciones. Desde luego, tienes que preguntarte: ¿cómo hemos aprendido la expresión "¡No es esto soberbio!"? -¡Nadie nos lo explicó acudiendo a las sensaciones, imágenes o pensamientos que acompañan su audición! En efecto, no podríamos dudar de que él hubiera disfrutado, aun si se mostrara incapaz de indicar algún tipo de tal experiencia; pero probablemente sí dudaríamos en el caso en que resultara que no entiende determinadas relaciones.

171. Pero, ¿no se advierte la comprensión, por ejemplo, en la expresión con que alguien lee el poema o canta la melodía? Ciertamente. Pero, ¿cuál es la experiencia durante la lectura? En tal caso se tendría que decir: lo disfruta y entiende aquel que lo oye leer bien o lo siente bien al expresarlo con sus propias cuerdas vocales.

172. El entender una frase musical también podría denominarse la comprensión de un lenguaje.

173. Pienso en una frase musical muy corta que conste de dos compases. Dices "¡Qué cantidad de cosas hay en ella!", pero sólo es, por decirlo así, una ilusión óptica si piensas que lo que se encuentra en ella ocurre durante la audición. ("Depende de quién lo dice.") (Las palabras tienen significado sólo en el curso de los pensamientos y de la vida.)

174. Lo que contiene la ilusión no es esto: "Ahora he entendido" - seguido, tal vez, de una larga explicación de aquello que he entendido.

175. ¿No apunta el tema a algo fuera de sí mismo? ¡Oh, desde luego! Sin embargo, eso significa: -La impresión que me produce tiene que ver con las cosas ubicadas en su ámbito -pongamos por caso, con nuestro lenguaje y su entonación correspondiente; en consecuencia, con el campo total de nuestro juego de lenguaje. Si digo, por ejemplo: es como si aquí se sacara una conclusión, o como si se confirmara algo, o bien, como si esto fuera una respuesta a lo que se ha dicho antes -entonces mi comprensión presupone la familiaridad con las inferencias, con la confirmación y con las respuestas.

176. Las palabras "Gottlob! Noch etwas Weniges hat man geflüchtet -vor den Fingern der Kroaten",  y el tono y mirada que las acompañan, parecen llevar ya consigo cada matiz de su significado. Pero esto obedece únicamente a que las conocemos como parte de determinada escena. Sin embargo, se podría construir una escena completamente distinta en torno de estas palabras (dichas en el mismo tono), para mostrar como su espíritu peculiar reside en la historia a que pertenecen.

177. Si oigo a alguien decir con un gesto de rechazo: "¡Apártate!", experimento' aquí el significado de esta palabra como lo hago en el juego, cuando me la digo a mi mismo, a veces en un sentido y a veces en otro? - Pues, en efecto, ese alguien podría decir "Apártate de mí", y entonces quizá experimente la frase completa con tal o cual sentido; ¿pero también la palabra individual? Quizá eran las palabras complementarias las que me produjeron la impresión.

178. La experiencia particular del significado se caracteriza por el hecho de que reaccionamos con una explicación y empleamos un pretérito: justo como si explicáramos el significado de una palabra obedeciendo a propósitos prácticos.

179. ¡Olvídate, olvídate de que tú mismo tienes estas experiencias!

180. ¿Cómo podría él oír tal palabra con ese significado? ¿Cómo fue posible tal cosa? ¡No lo fue en absoluto! -al menos, no en estas dimensiones.

181. ¿Pero no es verdad, entonces, que ahora la palabra significa eso para mí? ¿Por qué no? Pues este sentido no llega a entrar en conflicto con los usos restantes de la palabra. Alguien dice "¡Dale la noticia de que... y con ello entiende...!" ¿Cuál podría ser el sentido de esta orden?

182. "Cuando pronuncié esa palabra, significaba para mí..." ¿Por qué no sería mero delirio? ¿Acaso porque lo viví yo? Eso no es ninguna razón.

183. Aquel a quien denomino ciego para el significado, podría, a pesar de todo, entender este encargo: "Dile que debe ir al banco -quiero decir, al banco del parque", pero no "Di la palabra banco y da a entender banco del parque." Las formas de defecto mental que se encuentran en los hombres es asunto que no le concierne a esta investigación; pero sí la posibilidad de tales formas. No nos interesa si existen hombres incapaces de un pensamiento del tipo: "En aquel entonces me proponía -sino cómo podría elaborarse el concepto de tal defecto. Si se asume que alguien es incapaz de hacer esto, ¿qué tal de aquello? ¿Acaso tampoco podrá? -¿A dónde nos lleva tal concepto? Pues aquí ciertamente tenemos paradigmas.

184. Distintas personas reaccionan de manera muy diferente frente a los cambios ortográficos en una palabra. Y su sentimiento no sólo es de veneración por un uso antiguo. -Si para alguien la ortografía es una mera cuestión práctica, el sentimiento que le falta no es diferente del que le faltaría a una persona "ciega para el significado". (Goethe, sobre los nombres propios. Los números de los prisioneros.)

185. Esto se parece a la manera en que algunas personas no entienden la pregunta "¿Qué color tiene para ti la vocal a?" -Si alguien no la entendiera, si declarara que es un puro sin-sentido -¿no podríamos decir que no entiende español, o que no entiende el significado de las palabras "color", "vocal", etcétera? Por el contrario: si ha aprendido a entender estas palabras, entonces también podría reaccionar ante aquella pregunta 'con comprensión' o 'sin comprensión'.

186. Malentendido -incomprensión. La comprensión se consigue a través de la explicación; pero también mediante el entrenamiento.

187. ¿Por qué no se le puede enseñar a un gato a traer algo? ¿No comprende lo que uno quiere? ¿Y en qué consiste aquí el comprender y no comprender?

188. "Leo cada palabra con la inflexión adecuada a ella. La palabra 'pero', por ejemplo, con inflexión de oposición -y así sucesivamente." -Y aun cuando eso sea verdad, ¿qué significa propiamente? ¿Cuál es la lógica del concepto 'inflexión de oposición'? -Ciertamente no se convierte en inflexión por el hecho de que lo denomine "inflexión".

189. ¿Es el mentir una experiencia determinada? Bien, ¿entonces puedo decirle a alguien "te mentiré ahora" y hacerlo después?

190. ¿En qué medida soy consciente de la mentira mientras miento? Sólo en la medida en que tomo conciencia de ella, no únicamente después, y, a pesar de todo, más tarde sí sé que he mentido. El ser consciente de la mentira es una capacidad. Eso no contradice el hecho de que se den sentimientos característicos de la mentira.


191. El conocimiento no se traduce en palabras cuando se expresa. Las palabras no son ningún tipo de traducción de otra cosa que ya estaba allí antes que ellas.

192. "Proponerse hacer algo es un proceso específico interno". -¿Pero qué tipo de proceso -aunque pudieras imaginarlo- podría satisfacer aquello que consideramos como requisito del propósito?
193. ¿No sucede exactamente lo mismo con el verbo "entender"? Alguien me indica la ruta que tengo que tomar para dirigirme aquí o allá. Me pregunta: "¿Me has entendido?" Le respondo "Sí, te he entendido." -¿Con ello me propongo comunicarle lo que ocurrió en mí mientras me daba sus indicaciones? -Y a pesar de todo, eso también se le podría comunicar.

194. Imagínate este juego: se me ha leído una lista de palabras pertenecientes a distintos lenguajes y de secuencias de sonidos carentes de sentido. Tengo que decir, conforme me leen cada expresión, si la comprendo o no; también tengo que informar lo que ocurrió en mí durante la comprensión o la incomprensión. -A la palabra "árbol" responderé con un "sí" sin más reflexión (tal vez se me ocurra una imagen); a una combinación de sonidos que jamás he oído, respondo con un "no", igualmente irreflexivo. A las palabras que designan matices cromáticos especiales, a menudo precederá a la respuesta una imagen; a unas palabras no comunes (digamos, "continuo") una consideración; a palabras como el artículo "lo", un simple encogimiento de hombros; las palabras de un idioma extranjero las traduciré algunas veces al español; las imágenes que se me ocurran corresponderán algunas veces a objetos designados por aquellas palabras (de nuevo en infinidad de casos), algunas veces serán imágenes diferentes. Este juego podría completarse con otro en el que alguien menciona los nombres de las actividades y pregunta en cada caso: "¿Puedes hacer eso?" -El sujeto tiene que ofrecer las razones que tenga para responder a la pregunta con un "sí" o un "no".

195. Imaginémonos un tipo de dibujo sorpresa, donde no se trata de encontrar un objeto específico; a primera vista, nos parece como un manojo de líneas sin sentido, y sólo después de algún esfuerzo lo llegamos a ver, digamos, como un paisaje. -¿En qué consiste la diferencia entre la contemplación del cuadro antes y después de la solución? Es patente que en ambas ocasiones lo vemos de manera distinta. ¿Pero en qué medida se puede decir, una vez que se ha dado la solución, que ahora el cuadro nos dice algo, y que antes no nos había dicho nada?

196. También podríamos plantear la cuestión de esta manera: ¿cuál es la característica general de que se ha encontrado la solución?

197. Quiero suponer que tan pronto como se ha resuelto el asunto, hago manifiesta la solución trazando ciertas líneas enérgicamente y tal vez incorporando sombras. Ahora bien, ¿por qué se considera una solución la imagen que has esbozado?

a) Porque es la representación clara de un grupo de objetos espaciales.

b) Porque es la representación de un cuerpo regular.

c) Porque es una figura simétrica.

d) Porque es una figura que me produce una impresión ornamental.

e) Porque es la representación de un cuerpo que me parece familiar.

f) Porque hay una lista de soluciones y esta figura (este cuerpo) está en la lista.

g) Porque representa un tipo de objeto que me es muy familiar; pues me produce la impresión instantánea de la familiaridad, instantáneamente relaciono con él todo tipo de asociaciones; sé cómo se llama; sé que frecuentemente lo he visto; sé para qué se emplea; etc.

h) Porque me parece que conozco el objeto: en el acto se me ocurre una palabra como su nombre (aun cuando tal palabra no pertenezca a ningún lenguaje existente); me digo "Por supuesto, esto es un..." y me doy a mí mismo una explicación disparatada que en ese momento me parece dotada de sentido. (Como en el sueño.)

i) Porque representa un rostro que me parece familiar.

j) Porque representa un rostro que reconozco: es el rostro de mi amigo N; es un rostro que a menudo he visto en varios retratos, etc.

k) Porque representa un objeto que recuerdo haber visto alguna vez.

l) Porque es un ornamento que conozco bien (aun cuando no sepa dónde lo he visto).

m) Porque es un ornamento que conozco bien: conozco su nombre, sé dónde lo he visto.

n) Porque representa un mueble de mi cuarto.

o) Porque trazo instintivamente estas líneas, y ahora me siento tranquilo.

p) Porque me acuerdo de que este objeto ha sido descrito. Y así sucesivamente.
(Quien no comprenda por qué hablamos de estas cosas, debe considerar lo que decimos como un juego vano.)

198. ¿Puedo quitarme la impresión de familiaridad de donde esté; e idearla donde no esté? ¿Y qué significa eso? Por ejemplo, veo el rostro de un amigo y me pregunto: ¿qué aspecto tiene este rostro si lo veo como un rostro extraño (como si ahora lo viera por primera vez)? ¿Qué queda, por así decirlo, de la contemplación del rostro si le quito, si le sustraigo la impresión de familiaridad? -Aquí estoy inclinado a decir: "Es muy difícil separar la familiaridad de la impresión del rostro." Pero siento también que éste es un modo defectuoso de expresarse. Esto es, no sé en absoluto cómo debo tratar de separar estas dos cosas. La expresión "separarlas" no tiene para mi ningún sentido claro. Sé lo que significa esto: "Imagínate esta mesa negra en lugar de marrón." A esto corresponde: 'Pinta esta mesa, pero de negro en lugar de marrón."

199. ¿Y qué tal si se dijera: "¡Imagínate esta mariposa exactamente como es, pero imagínatela fea en lugar de hermosa!"?

200. En este caso nosotros no hemos determinado qué ha de significar el quitar la familiaridad. Podría significar, por ejemplo: acordarse de la impresión que tuve cuando vi el rostro por primera vez.

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